Estudiantes y maestros de arte en SLP denuncian abusos del SEER

Desiree Madrid

Estudiantes y maestros de las escuelas estatales de arte, entre ellas la Escuela Estatal de Danza del Sistema Educativo Estatal Regular (SEER), denunciaron públicamente el abandono institucional, el deterioro de las instalaciones y la explotación laboral y física a la que son sometidos con fines de promoción política por parte del Gobierno del Estado que encabeza Ricardo Gallardo Cardona.

Las denuncias, difundidas principalmente a través de redes sociales, señalan que los alumnos trabajan y ensayan en condiciones peligrosas debido al mal estado de los salones.

Los pisos presentan desniveles, clavos y astillas, lo que ha ocasionado lesiones severas como esguinces, fracturas y rupturas de ligamentos. Una de las estudiantes afectadas relató que sufrió una luxación de tobillo y ruptura de tres ligamentos, lesiones que requirieron cirugía con tornillos, derivadas directamente del mal estado de las instalaciones.

Estudiantes y docentes sostienen que el SEER no ha brindado apoyo ante las lesiones ni ha atendido las peticiones para mejorar la infraestructura. Aunque los reportes se han hecho llegar por los canales institucionales y por el propio director del plantel, siguen sin obtener respuesta.

A esta falta de atención se suman deficiencias estructurales: insuficiencia de maestros, escasez de recursos para materiales y fallas constantes en servicios básicos como el agua.

El malestar se agrava por la contradicción entre el abandono de la educación artística y el gasto público en eventos masivos. Mientras sus escuelas carecen de condiciones mínimas para operar, denuncian que el Gobierno del Estado destina recursos a espectáculos y festivales que utilizan la imagen del arte local, sin invertir en quienes lo producen.

“El talento potosino se usa para llenar escenarios, pero no se apoya para crecer”, expresaron los estudiantes.

Otro eje de las denuncias apunta a la explotación de las y los estudiantes en eventos oficiales, como las presentaciones del Xantolo, donde se exige su participación sin proporcionar vestuarios, utilería o apoyo económico.

A pesar de que los gastos corren por cuenta de los propios estudiantes, las presentaciones son utilizadas como parte de la imagen institucional del gobierno y del SEER. Afirman que su trabajo artístico se presenta como logro oficial, sin reconocimiento ni retribución.

Los inconformes aseguran que en la práctica la educación artística se ha convertido en una obligación política más que en un proceso académico. Denuncian que su participación en actos públicos influye incluso en sus evaluaciones, lo que consideran una violación al derecho a la educación libre y equitativa.

“Nos tratan como si fuéramos parte de una campaña, no de una escuela”, expresaron algunos de los jóvenes.

Advierten que, de mantenerse estas condiciones, muchos estudiantes podrían abandonar sus carreras debido a lesiones físicas o falta de apoyo, lo que pondría en riesgo la continuidad de la formación artística estatal.

Exigen condiciones dignas, seguridad, transparencia en el manejo de recursos y respeto a su trabajo, para que el arte potosino deje de ser “solo un escaparate para la propaganda” y vuelva a ser un espacio de creación, libertad y dignidad.