Por Victoriano Martínez
¿Qué tipo de fantasma será esa “persona que se involucra en ejidos en todo el estado” que a pesar de sus intenciones “no le está funcionando”, pero que es capaz de obstruir proyectos sobre los que el gobernador Ricardo Gallardo Cardona está tan interesado que sale a calificarlo como su enemigo con el mote de “maldita herencia”?
De acuerdo con el Registro Agrario Nacional, en el estado existen mil 282 ejidos y 165 comunidades. No obstante, lo que ha ocurrido en las últimas semanas en tres ejidos (Corcovada, El Peyote y La Tapona) ha encendido una extraña alarma en el Palacio de Gobierno.
“No es ninguna minera, ya por ahí mucha gente ha querido agarrar esa bandera para tratar de, pues de tener alguna bandera porque no tienen banderas ya, y muchos de esos que agarran la bandera pues son los mismos que permitieron lo de Cerro de San Pedro”, repitió Gallardo Cardona la postura de las empresas que pretenden despojar tierras ejidales en Corcovada.
Tan desesperado y mal intencionado el gobernador, que a pesar de que quienes apoyan a los ejidatarios de Corcovada vienen del Frente Amplio Opositor (FAO) a la Minera San Xavier, opta por acusarlos de haber permitido la destrucción del Cerro de San Pedro.
Ya sólo falta que convoque a Vicente Fox y a Marcelo de los Santos para que le ayuden a lograr en Corcovada un resultado similar, o peor, al que impulsaron en Cerro de San Pedro.
A esa postura de Gallardo Cardona, Francisco Reyes Novelo, director de la Junta Estatal de Caminos (JEC), hoy la extiende hacia otro proyecto de mucho interés para el gobernador: el último tramo de la autopista de cuota hacia Matehuala.
El funcionario se encarga de personalizar los intereses que logran obstruir el paso de la carretera por tierras ejidales en una “persona que se involucra en ejidos en todo el estado”, pero omite mencionar el nombre.
De entrada, tanto Gallardo Cardona con su discurso sobre quienes toman banderas por no tener otras, hasta la acusación a un personaje anónimo (¿fantasma?), muestra el menosprecio que tienen para con los ejidatarios, a quienes no les reconocen ninguna dignidad ni capacidad para defender sus derechos y su patrimonio.
Quienes han apoyado a los ejidatarios de esos tres ejidos han sido los integrantes de Guardianes de la Sierra de San Miguelito, provenientes del FAO, cuyo movimiento no contó con la fuerza suficiente para frenar a la Minera San Xavier a pesar de que tenían la razón jurídica, y se movilizaba con escasos recursos.
La fragilidad por la poca fuerza y los escasos recursos de los Guardianes los vuelve vulnerables ante el poder avasallador del gobierno estatal, salvo que en esta ocasión la fuerza de la razón jurídica ha contado más que cuando se enfrentaron a la Minera San Xavier respaldada por Fox y De los Santos.
La reacción del gobierno federal ante las denuncias de los ejidatarios, acompañadas por los activistas de los Guardianes, marcó la diferencia.
Lo que han pasado por alto desde el Palacio de Gobierno es que al pronunciar su discurso de señalamientos y descalificaciones en contra de los Guardianes, también lo hacen en contra de las acciones emprendidas por el gobierno federal al frenar el despojo de tierras en Corcovada y clausurar las obras de las empresas de Ricardo Salinas Pliego por daños ecológicos.
¿Acaso Gallardo Cardona, el presunto aliado de la Cuarta Transformación, ha comenzado un distanciamiento público de ese movimiento para comenzar a mostrarse más cercano a los intereses de grupos empresariales como, en este caso, el de Salinas Pliego?
La visita de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo este sábado parece estar cargada de simbolismos en torno a esa circunstancia. Por lo pronto, se maneja el dato de que es posible que visite el municipio de Villa Hidalgo, aunque no directamente el ejido de Corcovada.
Si algo han mostrado los casos de los ejidos Corcovada, El Peyote y La Tapona es que la defensa del territorio y de sus derechos como ejidatarios ha comenzado a tener eco como nunca: primero con el respaldo de activistas ambientales, y después con una respuesta consecuente desde el gobierno federal.
Así pues, un fantasma recorre ejidos y comunidades: el fantasma de la defensa del territorio y de la dignidad de los ejidatarios.