Historias Paralelas: Ojalá que sí, ojalá que no

Octavio César Mendoza

La proyección de lo ideal y lo deseado, de lo real y lo concreto, es un campo minado de emociones, riesgos y contradicciones. Hacia donde se proyecten la razón o el corazón, existen las variables de la duda, siendo el que piensa o siente el factor central de la ecuación analítica o sensible. Finalmente, existir es estar sujeto a lo que ocurre en nuestro entorno, y cómo impacta en nuestro interior.

Errar es de humanos, o sea de todos: gobernantes, estudiosos, trabajadores, empresarios, ciudadanos, creadores, hombres, mujeres, jóvenes, viejos, et al. Errar es comprender que la bifurcación de los senderos que Borges plantea en su cuento son tan terrenales cómo metafísicos.

Por ello en toda apuesta se aplica la única certeza posible: el deseo de que algo sea, o no sea. “Ojalá” es el salvoconducto. El cómo se desencadenan los hechos y cómo se actúa ante los mismos, es lo importante. He aquí una lista de “Ojalá que sí, ojalá que no” que me dispongo a compartir desde una mezcla de sentimientos que a veces obran como presentimientos, y razonamientos que a veces encajan en lo irracional. Dejo al lector la reflexión final, y al destino lo que al caer de la moneda indique “águila o sol”, aunque sea un maniqueismo figurado.

Ojalá que la salida de Tatiana Clouthier de la Secretaría de Economía de Gobierno Federal no sea una advertencia de que no se logró negociar a favor de México la continuidad del tratado de libre comercio entre las dos potencias del norte de América y nuestra patria siempre en vías de desarrollo; sobre todo el aspecto energético, porque no me imagino una supresión de la exportación de gasolina de los EUA a México, y la consecuencia crítica que eso represente para los mexicanos. Ojalá, entonces, que apostemos más por la tecnología autosuficiente y sustentable, que por las comodidades del buen arreglo y el aprovechamiento de lo obsoleto.

Ojalá que la escalada de violencia en México sea como la llama que se apaga, el final del combustible que la alimenta; y ojalá que no sea la puerta hacia un infierno compuesto por una serie de luces y sombras de intermitentes angustias y esperanzas aplazadas. Si es sombra, que sea la noche antes del alba; si es luz, que asome la esperanza como hecho que bañe nuestros rostros.

Ojalá que las revelaciones de la información en manos de quien accede a ella (Guacamaya Leaks, teléfono celular, correo personal) no impidan el tránsito de la última parte del lopezobradorismo hacia la transformación de México. Es necesaria, porque ya somos muchos los que vemos que la pobreza es nuestro mayor lastre, y un golpe de reversa en este momento, una ruptura entre el corpus social y sus instituciones, una contracción democrática, representan un destino indeseable: nuestra incapacidad de reconocer, sanar y revertir las injusticias sociales, a cambio de detentar el poder.

Ojalá que sí, que todo cambio sea para bien; y ojalá que no, que toda confrontación entre posturas, potencias, naciones, ideologías, dogmas y nacionalismos, no conduzcan a la guerra global. Eso acabaría con todo. El planeta entero y su viabilidad no pueden depender de unos cuantos, y menos si esos cuantos están mal de la cabeza y del espíritu.

Ojalá seamos más optimistas; pero sobre todo en nuestro quehacer como personas, en aras de apoyar a los demás. Y ojalá que no sólo veamos por nosotros de forma egoísta, porque eso convierte a la humanidad en un archipiélago compuesto por millones de diminutas islas solitarias.

Ojalá que nos demos tiempo para reflexionar y compartir ideas, para perdonar y sanar, y no concedamos margen de acción y reacción al resentimiento y al oprobio en nombre de la justicia y buscando la venganza. ¿Utopía? Ojalá que así se llame el mundo del futuro.

Ojalá que se integre a más sociedad al poder, y el poder sea visto como herramienta indispensable para construir la paz, la democracia, la tolerancia, la solidaridad. Y que no se anden agitando panderos y cánticos marciales para expresar el aborrecimiento al prójimo que ostenta el mando.

Ojalá que no se toquen los botones rojos -todos los poderosos tienen uno o varios, y los seres humanos en general, también-, y se icen las banderas blancas. La complejidad del presente puede ser imposible de resolver para la generación futura. Son tiempos en que ni la destrucción del enemigo hay que desear, pues no hay quien no los tenga.

Ojalá que sí, que haya mundial de fútbol y gane México. Mejor aún: ojalá que haya entendimiento mundial, nacional, local, familiar, aunque no gane la selección de fútbol de México, pero que de todos modos gane México.

Que le vaya bien a nuestro presidente, que le vaya bien a nuestro gobernador, que le vaya bien a nuestro alcalde, que le vaya bien a nuestro diputado, a nuestro vecino, nuestro amigo, nuestro socio, nuestro pariente, nuestra comunidad. La sociedad es un todo, y no podemos apostar por la desgracia del otro. El tejido social es por demás complejo, y hoy más que nunca se puede demostrar lo que es el “efecto mariposa”.

Ojalá que el espacio entre el presente y el futuro sea de construcción y no de destrucción; y ojalá que esto que pienso y deseo no quede en el vacío; y si así sucede, ojalá que al menos en quien escribe y quien me lee, resulte de mínima utilidad y regale una sonrisa al primero que se encuentre.

Vienen tiempos complejos para todos, y estamos advertidos. De nosotros depende actuar en unidad para que ninguna de las partes integrantes del acuerdo social resulte dañada. La totalidad es innegable, y la racionalidad y la humildad nos son irrenunciables.

Ojalá lleguen más inversiones, más recursos para obra pública, más acciones eficaces para seguir apoyando a la gente. Y ojalá que lleguemos al último trimestre del 2022 pensando que todo será para bien, o estemos preparados para lo contrario; porque así como los soñadores inventaron el vuelo, los pesimistas diseñaron mecanismos para evitar los estragos de la caída. ¿Tenemos paracaídas a la mano?

Comencemos por cuidar lo que hay en casa, por no ensuciar la calle, por escuchar y atender a la comunidad. Que nuestros gobernantes se ocupen de concatenar los eslabones siguientes.

PD: Si no me equivoco, el miércoles de la siguiente semana es el informe de resultados de la presidenta del DIF estatal de San Luis Potosí, la señora Ruth González Silva, y tenemos muy buenas razones para escucharla. Se trata de la reiteración de la postura de nuestro gobernador, Ricardo Gallardo Cardona, de que San Luis es un Potosí de todos.

PS: Descanse en paz, Érika Briones, Alcaldesa de Villa de Reyes. Ejemplo de mujer de trabajo. Condolencias para su familia y amigos.

PF: Se viene algo muy grande para los potosinos. Ojalá nos sumemos todos. No le hace que estemos felices, amargados, enojados o loquitos. Lo único que no se vale, es ser indiferentes.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Nació en San Luis Potosí en 1974. Actualmente es director de Publicaciones y Literatura de la Secretaría de Cultura, y también dirige la Casa del Poeta Ramón López Velarde y la Editorial Ponciano Arriaga. Ganó el Premio Nacional de la Juventud en Artes en 1995 y el Premio 20 de Noviembre en 1998 y 2010. Ha publicado siete libros de poesía y uno de cuento. Fundador de las revistas Caja Curva y CECA, también colaboró en Día Siete, Tierra Adentro, entre otras. Asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, siendo él presidente municipal, gobernador y director de Casa de Moneda de México.

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