La batalla por la educación en Oaxaca; el golpe a la Sección 22

 

Oaxaca, México (21 de julio de 2016).- Hoy se cumple un año de que el gobierno estatal terminó con la relación de 23 años que mantuvo con la dirigencia de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), a la cual le arrebató las facultades extraordinarias para intervenir en la política educativa pública y para designar cargos de dirección y mandos medios en la estructura administrativa del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO).

El martes 21 de julio de 2015, alrededor de las ocho de la mañana, el gobernador Gabino Cué presentó el decreto que reformó el acuerdo que en 1992 dio origen a la transformación administrativa de un renovado organismo descentralizado de la administración pública estatal.

El anunció fue en un salón cerrado a la prensa, en el complejo de oficinas de la Ciudad Administrativa Benemérito de las Américas, donde Cué estuvo acompañado por Emilio Chuayffet y Rosario Robles, entonces  titulares de las secretarías de Educación Pública y Desarrollo Social.

Su presencia reveló que se trataba de un acuerdo de alto nivel entre el gobierno federal y el de Oaxaca.

Cué expuso la nueva figura administrativa, garante de  la aplicación plena de los principios educativos consagrados en los artículos 3 y 73 de la Constitución, y para “darle cauce al proceso de implementación en la entidad de la Reforma Educativa”, a la cual se opone la Sección 22,
adherida a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).

De hecho, la transformación del IEEPO fue interpretada como un golpe a la 22.

La fecha de publicación del decreto coincidió con el Primer Lunes del Cerro, en el festejo de la Guelaguetza,  cuando la atención de la mayoría de los oaxaqueños está centrada en el festejo regional.

En los hechos, el decreto  quitó a la Sección 22 la facultad de nombrar  y tener el control de  16 cargos de los 26 que había en el IEEPO.

Sirvió para purgar la nómina e identificar a profesores “comisionados” o autorizados por el sindicato para realizar tareas ajenas a su perfil y los regresó  a dar clases.

Ese mismo día, Cué ratificó a Moisés Robles Cruz como director del nuevo IEEPO y lo reconoció como “el artífice de la reingeniería jurídico administrativa de la entidad”.

Una de las primeras ocupaciones del director fue la revisión del estatus de más de  300 trabajadores basificados que tenían doble trabajo y que sólo se presentaban a cobrar quincenalmente.

En la madrugada, cientos de elementos de la Policía Federal y estatal se apostaron afuera del IEEPO, a un costado de la carretera federal 190, Cristóbal Colón, al oriente de la capital, provistos de equipo antimotines, en previsión de una ofensiva de la 22.

La prensa fue invitada con sigilo esa madrugada del 21 julio. Los oaxaqueños se enteraron por la transmisión simultánea en radio y televisión, mientras el impacto se lo llevó la estructura de la gremial del magisterio disidente.

A la dirigencia de la  Sección 22 el anuncio le llegó de madrugada y en plena resaca tras un día de mezcal consumido sin control en medio de la celebración de la Guelaguetza Magisterial y Popular. Resaca de la que esa dirigencia no se ha recuperado.

Autocrítica.

Si bien es cierto que se incurrió en prácticas de corrupción y de charrismo en la estructura burocrática y de la dirigencia de la Sección 22, no se justifica “el golpe” a la lucha del magisterio oaxaqueño para “supuestamente transformar la educación”, aseguró Rogelio Vargas Garfias, líder histórico de la Unión de Trabajadores de la Educación.

Sostuvo que los gobiernos federal y estatal optaron por una medida equivocada, porque el cambio, dijo, “no llevará como añadidura el mejoramiento de la calidad de la educación”.

A un año del decreto con el cual el gobierno estatal recuperó la rectoría educativa, agregó: “No espero nada nuevo ni de la transformación del IEEPO ni de la Ley Estatal de Educación. La razón es que no está acompañada de una propuesta educativa ni han mostrado interés de sentarse a discutir algún  proyecto con el magisterio”.

Sin embargo, aceptó que la dirigencia de la Sección 22 se apartó de sus causas de origen al asumir puestos en direcciones y jefaturas de los 11 niveles educativos en la antigua estructura del instituto.

 “El movimiento magisterial empezó a caer en las prácticas que en la teoría se pretendía combatir y así volvió a sentar sus reales el amiguismo, el favoritismo y el compadrazgo”, señaló.

Reconoció que los funcionarios designados por la gremial en la estructura del IEEPO no entendieron la responsabilidad asumida de apartarse del charrismo y del aparato burocrático oficial.

Consideró también que  “el marchómetro” como principal requisito para cambios, ascensos y préstamos, entre otros beneficios para los docentes oaxaqueños, “fue sin duda una desviación” en el movimiento magisterial.

Destacó que el “marchómetro” desalentó el trabajo  de muchos profesores comprometidos con sus escuelas y con padres de familia.

“La participación sindical debió ser uno de cuatro o cinco requisitos conjugados para determinar quiénes eran estimulados o promovidos. Fue una de las cosas más reprobables e indignantes porque con un discurso revolucionario se brincaban los derechos de otros para privilegiar a amigos o compañeros de afinidad ideológica”, refirió.

No obstante, descartó la desaparición de la Sección 22: “No vamos a permitir que el gobierno nos vea despedazados, de ninguna manera. Vamos a renovar al Comité Ejecutivo Seccional, el próximo mes de octubre, cerraremos filas porque no estamos derrotados y de forma interna solucionaremos nuestros problemas”.

Reinventarse.

La sección 22 no puede eludir su responsabilidad en la “descomposición de los funcionarios” que nombraba en el IEEPO, aseguró a su vez el exsecretario general de gremial, Luis Fernando Canseco Girón.

“La estructura burocrática, de la Sección 22 lo convirtió en un órgano ineficiente y corrupto”, asentó.

También, demandó a la dirigencia y las bases no caer en la provocación de responder con acciones que conduzcan “a un escenario de violencia” que ponga en riesgo la integridad de las bases y del pueblo”.

 “La sección 22 se reinventará y va a superar esta prueba en sus 35 años de lucha”, concluyó.

Del No al Sí.

“La transformación de la institución es una realidad, hemos pasado del tiempo de los no hay clases, no a evaluaciones a docentes, no a la rendición de cuentas, a los sí”, dijo por su parte el ahora exdirector del IEEPO, Moisés Robles.

“Sí a la evaluación con más de tres mil docentes  que presentaron sus evidencias y evaluaciones; sí a las clases empezando por primera vez en tiempo y forma el calendario escolar y descontando más de 70 millones de pesos a aquellos docentes faltistas sin causa justificada”, añadió.

Destacó que la educación es una de las más altas responsabilidades públicas que competen no sólo a las autoridades y defendió la  transformación educativa, pero observó:  “No es anual ni  sexenal, sino generacional, por lo que no se debe defraudar la confianza ciudadana”.

El lunes, Robles fue relevado al frente del IEEPO. A su lugar llegó Germán Cervantes.

Fuente: Excélsior. (Por Patricia Briseño)

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