Por Victoriano Martínez
Entre noviembre y los primeros días de marzo las condiciones climáticas y atmosféricas de una ciudad como San Luis Potosí provocan que se tenga la peor calidad del aire, con los riesgos que esto implica para la salud de sus habitantes, sobre todo porque no se cuenta con los sistemas de información que prevé la Ley Ambiental.
Esa norma cuenta con un capítulo titulado Del Derecho a la Información Ambiental que, de entrada, en el artículo 134 ordena a la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (SEGAM) desarrollar un Sistema de Información Ambiental que, entre la información que debe contener, se encuentran los resultados del monitoreo de la calidad del aire.
El artículo 74 de esa misma ley señala que el Estado y los municipios deben establecer y operar sistemas de monitoreo de la calidad del aire.
Un par de disposiciones que combinadas constituyen una medida preventiva para ayudar a evitar los riesgos para la salud de la población pero que, al no cumplirse ninguna de las dos en las condiciones que la situación ambiental requiere, son un inequívoco ejemplo de un caso en el que la irresponsabilidad de la autoridad afecta a todos, en este caso en el derecho a la salud.
Desde principios de siglo, la ciudad cuenta con cuatro estaciones de monitoreo de la calidad del aire. Especialistas ambientales consideran insuficiente ese número, pero además señalan que se trata de un monitoreo incompleto y deficiente.
“La ciudad requiere al menos seis estaciones de monitoreo”, expuso en junio Valter Barrera López, investigador de la Coordinación para la Innovación y Aplicación de la Ciencia y la Tecnología en la UASLP (CIACYT-UASLP), “presentan un faltante importante porque no monitorean todas las partículas atmosféricas y en los elementos que lo hacen tienen apenas un 50 por ciento de eficiencia”.
Desde finales del sexenio de Juan Manuel Carreras López, la SEGAM puso a disposición del público la aplicación AireSLP, disponible para dispositivos móviles con sistemas operativos IOS y Android, en el que es posible consultar la calidad del aire y recomendaciones ante cada situación que se registra… siempre que no haya fallas en las estaciones o se encuentren en mantenimiento, lo que resulta frecuente.
El pasado 26 de mayo, el Congreso del Estado aprobó dos puntos de acuerdo para exhortar a la SEGAM a evaluar los equipos de monitoreo y considerar su actualización y para que promueva el uso de la app AireSLP como medio alternativo para dar a conocer la calidad del aire.
Una revisión sobre la operación de las estaciones en lo que va del año en cuanto al monitoreo de Monóxido de Carbono, que es uno de los componentes a los que las cuatro existentes le dan seguimiento arrojó los siguientes datos:
La estación de monitoreo ubicada en el DIF municipal no ha generado un solo reporte en todo el año, la de la Escuela Primaria 1º de Mayo sólo ha generado el 5.01 por ciento de los reportes previstos, la estación Biblioteca en la Industrial Aviación el 25.24 por ciento, y la que mejor ha operado es la ubicada en IPAC con el 90.04 por ciento de los reportes.
Si de por sí no se monitorean todos los elementos necesarios para una correcta evaluación de la calidad del aire, que se den esos huecos de información vuelven aun menos confiable la información que aparece en la app.
Algo a lo que se tiene que agregar la inexistencia de una verdadera estrategia de comunicación para que la población se entere efectiva y oportunamente sobre la calidad del aire que respira y sobre las medidas que tiene que tomar para evitar los riesgos.
La organización ecologista Cambio de Ruta ha dado un seguimiento en los últimos días al contraste entre las visibles condiciones ambientales y los reporte que da la app AireSLP sobre la calidad del aire.
“La criminal @SEGAM_SLP del @GobEdoSLP de @RGC_Mx reporta buena calidad del aire en este momento… pero la evidencia a simple vista demuestra otra cosa… La herencia maldita ecológica juega con la salud de los potosinos!!!”, advirtió Luis González Lozano, de Cambio de Ruta, en un tuit al que acompañó dos imágenes.
Por si las constantes fallas de los equipos y la omisión de monitorear todos los elementos necesarios para tener certeza sobre la calidad del aire no fueran suficiente riesgo para la población, que se sume falsear la información convierten la simulación de la SEGAM en un auténtico peligro para la salud de los potosinos.
