La felicidad, un sendero interior

 

Ciudad de México (22 de junio de 2016).- Ya sea en soledad o al lado del ser amado, esta emoción positiva y gratificante parte siempre de un lugar muy específico y casi mágico: nuestro cerebro emocional.

Por este motivo debemos tener claro un aspecto esencial: estar junto a alguien que queremos es algo maravilloso pero, en ocasiones, incluso teniendo la mejor pareja del mundo, si no estamos bien con nosotros mismos, la felicidad completa nunca será posible.

El bienestar, el equilibrio y la alegría deben nacer siempre de nuestro interior. La paz de nuestro corazón sintiéndose bien con todo lo que somos y tenemos es el mejor camino hacia la felicidad, ya sea en soledad o en compañía.

En las últimas décadas si hay un tema cada vez más buscado en las librerías es el referente al crecimiento personal o a cómo construir nuestra felicidad en estos tiempos difíciles.

Sin duda, resulta curioso cómo a medida que avanza la sociedad, en cuanto a recursos y tecnologías, más acontece ese sentimiento de vacío interior, de soledad y de tristeza.

Queda claro que cada persona es un mundo, y que todos tenemos nuestros universos personales donde intentar ser felices, pero este tipo de malestar donde, en ocasiones, tenemos la clara sensación de que nunca alcanzaremos la felicidad, es casi un sentimiento constante.

Un presente sin miedo.

A pesar de que esta emoción tenga una utilidad evolutiva imprescindible, la de hacer que evitemos todo aquello que nuestro cerebro procesa como algo peligroso, el miedo viene en ocasiones desde dimensiones un poco más sutiles:

Todo ello son situaciones que, sin duda, nos son muy conocidas. Así pues, el primer paso para construir esa felicidad interior es racionalizar el miedo, comprenderlo y empequeñecerlo.

Una forma de conseguirlo es precisamente fortaleciendo nuestra autoestima y evitando estar tan “apegados” a cosas o personas.

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Aprende a caminar ligero.

Caminar ligero no quiere decir en absoluto que no debamos tener a nadie a nuestro lado. Al contrario. Pocas cosas son tan maravillosas como llevar de la mano a nuestra familia, a nuestra pareja, a esos amigos que son tesoros en nuestro corazón.

Ahora bien, esos compañeros de vida deben permitirnos, a su vez, “caminar ligeros”. Quien gusta de colocarse sobre nuestra espalda para recordarnos nuestros fallos, para susurrarnos por dónde debemos ir y qué senderos evitar no favorece nuestro crecimiento ni nuestra felicidad.

Caminar sin pesos es saber dejar a un lado lo que hace daño, lo que veta nuestra autoestima e identidad.

Avanzar en libertad implica también saber cuáles son nuestras prioridades. Este es un ejercicio de reflexión que te invitamos a llevar a cabo ahora mismo.

El amor propio es una relación que debe durar toda la vida

La felicidad es un estado que viene y va, lo sabemos.

Entendemos también que lo fundamental es disponer de ese equilibrio interno donde los pensamientos armonicen con nuestras emociones y a su vez, con las acciones que llevamos a cabo cada día.

Este mecanismo perfecto donde mente y emociones van de la mano para ser tranquilos creadores de nuestra realidad parte también de un constructo psicológico esencial: el amor propio.

El amor propio es ese vínculo fabuloso que nos une a nosotros mismos y no al lado de nadie. Los demás no son quienes para decirte cuándo debes ser feliz y cuándo no de acuerdo a sus caprichos.

Somos nosotros mismos los que debemos luchar cada día por nuestro bienestar haciendo uso del amor propio.

Cuando una persona está bien consigo misma, cuando apaga sus miedos y siembra de ilusiones su horizonte, entonces la felicidad parte de su interior para abrazar a quienes tiene a su alrededor.

Fuente: El Diario MX.

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