La pachanga es primero

Por Victoriano Martínez

La prioridad del actual gobierno es demasiado clara: La pachanga es primero.

Los incidentes que se registraron este 15 de septiembre en la Plaza de Armas y frente al Palacio de Gobierno estuvieron muy lejos de representar medidas para salvaguardar la tradicional ceremonia del grito de independencia.

Estuvieron muy lejos de simbolizar acciones que se enfocaran en priorizar una representación para dejar claro que la patria es primero y mucho más cerca de degradar a la patria a ser pretexto para la verdadera prioridad: La pachanga es primero.

Con el retiro de las cruces, los símbolos y las consignas que se encontraban en torno al antimonumento Memorial por Mujeres Víctimas de Feminicidio, el gobierno encabezado por Ricardo Gallardo Cardona expone el lugar que para él ocupa la demanda de justicia por parte de los familiares de las víctimas.

La pachanga es primero, y las demandas de justicia –o lo que las represente como en este caso– tienen que ser arrinconadas para que no se vean, igual que como están arrinconadas las carpetas de investigación y todo aquello que tenga que ver con la atención a las víctimas.

Para eso hasta este gobierno cuenta con un subsecretario que encabezó la Comisión Estatal de Derechos Humanos y la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas en tiempos de la herencia maldita, para que las víctimas no sientan que hay diferencia en el maltrato y con una novedad: más vale pedir perdón que pensar que las víctimas cuentan.

“Les ofrezco una disculpa por no haberlo comentado con ustedes hasta ahorita que nos estamos contactando a través de estos medios”, les dijo a las víctimas el subsecretario Jorge Vega Arroyo después de que ya habían retirado cruces, símbolos y consignas del entorno al antimonumento.

Las quitaron porque les estorbaban para el lucimiento máximo de la pachanga. No era necesario que los asistentes a una ceremonia cívica pudieran observar la existencia de reclamos de justicia que exhibía la falta de compromiso, no sólo de las autoridades anteriores, sino también de las actuales.

Una falta de compromiso que se refleja en que el caso más emblemático y que originó el antimonumento, el del feminicidio de Karla Pontigo Lucciotto como parte de las medidas de reparación, que incluyen que la Fiscalía General de la República atrajo el caso porque José Luis Ruiz Contreras, fiscal estatal, está impedido por tener conflicto de interés.

No les estorban los reclamos, les estorba la exhibición de lo que pretenden ocultar: su falta de voluntad para procurar justicia, pero también su vocación por no respetar los derechos humanos y laborales de sus propios empleados.

El aparatoso y abusivo operativo con innumerables elementos de la Guardia Civil Estatal para impedir la protesta de burócratas despedidos injustificadamente es la respuesta del gobierno gallardista al ejercicio del derecho humano a la manifestación y a la exigencia de derechos laborales, con una agravante. Las acciones contra los manifestantes las iniciaron elementos vestidos de civil.

En el video se observa a los delincuentes mientras son conducidos por una multitud de policías a una patrulla incurren en una reincidente flagrancia con una insistente consigna: “Págame mi salario Ricardo Gallardo Cardona”, repetía uno de los detenidos. Seis palabras que constituían la grave falta que justificó tal movilización policiaca.

Era difícil imaginar a un Gallardo Cardona en el balcón de Palacio de Gobierno lanzando vivas de manera indirecta a sus dádivas con disfraz de programas sociales (alguien dijo: “le faltó gritar Vivan las Madres Solteras”) mientras abajo estuvieran los trabajadores con su protesta por los despidos injustificados.

Otra vez no se trataba de salvaguardar un acto cívico, sino de vaciarlo de todo valor cívico, presente en las razones del antimonumento –y el reclamo oportuno de familiares de las víctimas de feminicidio– y en los reclamos de derechos de los trabajadores. La pachanga exigía otro tipo de huracanes… y los trajeron del norte.

En la primera ceremonia del Grito de Independencia de Gallardo Cardona, por mucho que la presentación de los Huracanes del Norte haya sido el principal atractivo, la mayor aportación simbólica la aportó la reacción ante el antimonumento y la protesta de los burócratas porque lo definió tal cual: además de un gobierno siempre simulador, esta será el sexenio de la pachanga.

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