Ciudad de México (26 de abril de 2016).- El llamado Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) se irá el 30 de abril, dejando como resultado dos informes, que suman en conjunto más de 1,100 páginas y describen paso a paso la noche de Iguala.
Pero, además, el documento final, presentado el domingo, señala que las autoridades pusieron obstáculos a su trabajo, una afirmación negada por la Procuraduría General de la República (fiscalía).
“Me causa extrañeza el que el GIEI haya señalado obstaculización a su trabajo, ya que ha existido una colaboración cercana”, dijo hoy el subprocurador Eber Betanzos.
Los expertos se van sin haber conseguido, tampoco ellos, la respuesta a dos preguntas claves: qué ocurrió con los estudiantes la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 si la versión oficial de su incineración en un basurero no es correcta y por qué fueron víctimas de policías aliados al grupo criminal Guerreros Unidos.
Cuando los especialistas llegaron a México hace poco más de un año, en medio de la presión de organizaciones de derechos humanos, ya había una “verdad histórica” de lo ocurrido, en palabras del entonces fiscal general Jesús Murillo Karam.
La “verdad” era que los jóvenes, alumnos de la escuela rural de Ayotzinapa para formación de maestros, habían sido asesinados e incinerados después de ser detenidos en la ciudad de Iguala, 200 kilómetros al sur de la capital mexicana, en un complot de policías municipales y un grupo armado.
No había más que decir. Estaban calcinados, hechos ceniza. Sus restos había sido arrojados en bolsas de plástico a un río.
“Hagamos realmente un esfuerzo colectivo para que vayamos hacia adelante y podamos realmente superar este momento de dolor”, dijo el presidente Enrique Peña Nieto. Era diciembre de 2014. Todavía no habían pasado dos meses del caso Ayotzinapa.
Sin embargo, esa versión fue pronto rebatida por los expertos. En su informe final reiteraron que no existen pruebas científicas para afirmar que los estudiantes fueron incinerados en el basurero de Cocula, ciudad vecina a Iguala.
Además, afirmaron que hay indicios de tortura en varios detenidos, pistas no seguidas y una actuación dudosa del Ejército que supo de las detenciones pero no intervino en defensa de los jóvenes, y de policías federales.
Los expertos de la CIDH y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que trabajaron de manera independiente a pedido de las familias descartaron la quema del basurero, por separado, después de analizar la evidencia.
Sólo un pedazo de hueso se identificó con certeza en un laboratorio de Innsbruck, Austria: correspondía a Alexander Mora Venancio, de 21 años. Pero la versión de que ese hueso calcinado salió, efectivamente, de una bolsa lanzada al río es puesta en duda por los peritos independientes.
Los padres siguen sin saber qué pasó y hoy pidieron al presidente Enrique Peña Nieto que los reciba, por tercera vez, para comprometerse a no abandonar el caso.
“Que se aclare quién dio la orden y por qué. ¿Por qué le hicieron esto a nuestros hijos?”, dijo Inés Gallardo, madre de Daniel Solís, uno de los tres estudiantes que fueron asesinados esa noche antes de la desaparición de los demás.
El caso Ayotzinapa sigue vivo en busca de respuestas.
Fuente: Vanguardia.