Por Victoriano Martínez
No hay alcalde que no haya modernizado la ciudad… al menos en sus actos de propaganda y proyección de imagen.
Desde que se privilegió elaborar en cada Ayuntamiento una imagen corporativa cual si se tratara de un gran negocio (¿así lo verán?) contar con un Reglamento sobre el Uso del Escudo de Armas de la Ciudad como Emblema Oficial del Municipio se volvió uno más de esos aspectos accesorios para aparentar respeto hacia la institución.
Tan menospreciado está ese reglamento que no aparece en la normatividad que se presenta en la página de internet del Ayuntamiento, y quien lo quiera consultar en la dirección electrónica que aparece en la Plataforma Estatal de Transparencia, se encontrará con una pantalla que reporta “Error 404”.
Tan por encima está la proyección de una imagen que identifique a la administración municipal en turno, que se suele estilizar el escudo de armas cada trienio. En el actual le brota una estela cuadriculada en la esquina superior derecha.
Desde el emblema con el que se promueve la imagen de la administración en turno se comienza a suplantar lo que efectivamente deben ser, para sustituirlo por lo que la mercadotecnia pervertidamente aplicada a la administración pública les dicta en atención a sus afanes politiqueros.
Así, los programas, obras o acciones se convierten en instrumentos para generar simpatía y reconocimiento por parte de la ciudadanía con denominaciones que, antes que describirlos, los pretenden proyectar como innovadores al grado de que merecerían perpetuarse en el cargo.
Es una lástima que eso no sea posible, pero una fortuna que puedan continuar con su servicio a la población desde otros cargos. ¡Bendito chapulineo que guía las acciones de los servidores públicos de elección popular!
¿Cuántos quedaron impresionados en su momento con la Ciudad Digital que comenzó a construir Mario García Valdez? ¿Quién disfruta hoy de la Ciudad Digital?
¿En qué quedó el Centro de Control y Monitoreo del sistema de alumbrado con tecnología de vanguardia, que permitiría monitorear de manera permanente el correcto funcionamiento en todas las luminarias de la ciudad, detectar fallas y realizar en poco tiempo las correcciones necesarias, instalado en el trienio pasado, con Xavier Nava Palacios?
¿Cuántas esperanzas despertó el Centro de Control Vial y Videovigilancia que inició operaciones el 25 de septiembre y ofrecía agilizar el tráfico en la ciudad, evitar accidentes y hasta monitorias la entrega de agua potable por pipas?
“Este será el cerebro de todos los semáforos de la ciudad, que en total son mil 030 semáforos nuevos que están instalados para que esta ciudad fluya diferente”, aseguró el alcalde Enrique Galindo Ceballos el 25 de septiembre, cuando se puso en marcha el Centro de Control Vial y Videovigilancia.
Conocer el costo de un sistema que ofrecía tantas bondades es además una de tantas cuestiones que resultan poco accesibles. Conforme a la licitación MSLP-54-2022, que pudiera tener relación con ese Centro, una primera cifra es de 115 millones 997 mil 214.61 pesos, según la descripción de lo adquirido:
“Suministro e instalación de un Sistema Avanzado de Gestión de Tránsito, para el mejoramiento de la movilidad de la Zona Metropolitana de San Luis Potosí, SLP, y que incluye: equipamiento semafórico, infraestructura de detección vehicular e ingeniería para 207 intersecciones semaforizadas, y su debida puesta en marcha”.
Se encuentra el proceso de licitación MSLP-40-2023 para el Suministro e instalación del sistema de videovigilancia urbana, que seguramente es complementario de los requerimientos del Centro.
A dos meses de que se puso en operación, el Centro de Control Vial y Videovigilancia ha estado la mayor parte del tiempo apagado, si no es que permanentemente. ¿Acaso la inversión de casi 116 millones de pesos cumplió su objetivo con el propagandístico acto protocolario de iniciar operaciones?
Con propaganda no se corrigen los problemas del tráfico en la ciudad, como ocurre con muchos otros problemas que enfrenta el municipio. Por mucho que se insista en que San Luis Potosí es la Ciudad del Sí, habrá que estar atentos a que por mucho que la propaganda diga que sí, ninguna ciudad se moderniza con slogans y mucho menos se resuelven sus problemas.
