Estados Unidos (27 de octubre de 2016).- Si el estrés de la vida diaria te hace pensar en escaparte al lugar más remoto sobre la Tierra, te sorprenderá saber que hay varios puntos para escoger.
Pero si no te mareas en alta mar, nada mejor que el más lejano desde cualquier masa de tierra, también conocido como el “polo oceánico de inaccesibilidad”.
Debido a que su nombre oficial parece un trabalenguas, fue apodado como Punto Nemo, en recuerdo del famoso antihéroe marino del escritor Julio Verne.
Y Nemo significa “nadie” en latín, algo que luce apropiado, pues es raramente visitado por los seres humanos.
El Punto Nemo está localizado a más de 1.600 kilómetros equidistante de las costas de tres lejanas islas. Al norte tiene a la Isla Ducie (una de las islas Pitcairn), al noreste a Motu Nui (islote de la Isla de Pascua y lugar más occidental de Chile) y hacia el sur a la Isla Maher (Antártida).
Es un lugar bastante peculiar.
Los científicos habían discutido por mucho tiempo dónde ubicar el “medio del océano”, pero sólo la tecnología moderna pudo ofrecer una solución.
El polo oceánico de inaccesibilidad fue oficialmente señalado en 1992 por el ingeniero croata-canadiense Hrvoje Lukatela, quien calculó sus coordenadas utilizando un programa de computación especializado que incorporó la forma elipsoide de la Tierra para lograr una precisión máxima.
“La localización de tres puntos equiláteros es especialmente singular. No hay tres puntos sobre la superficie de la Tierra que podrían reemplazarlos”, dice Lukatela.
Es posible que mejores mediciones o erosiones costeras cambien su ubicación, “pero solo en el orden de algunos metros”, explica.
Y está tan lejos de tierra, que con frecuencia los astronautas son los humanos que se encuentran más cerca del lugar.
La Estación Espacial Internacional orbita la Tierra a un máximo de 416 km, mientras que la más cercana masa terrestre habitada está a más de 2.700 km.
Cementerio espacial.
De hecho, toda la región alrededor del Punto Nemo es bien conocida por las agencias espaciales, que la llaman oficialmente como “Zona Deshabitada del Pacífico Sur”.
En particular, las agencias espaciales de Rusia, Europa y Japón lo han usado como “cementerio espacial”.
Más de un centenar de objetos espaciales desmantelados ocupan ese vertedero en el que se encuentran, entre otros, fragmentos de satélites y de la estación espacial Mir.
“Como en el caso de los restos de naufragios, crean hábitats colonizados por cualquier cosa y por todo lo que vive en esas profundidades”, apunta la arqueóloga Alice Gorman, de la Universidad Flindres en Adelaide, Australia.
“Sin embargo, excepto en casos de algún derrame de combustible, no deberían representar una amenaza para la vida acuática”.
“Monstruos”.
Por mucho tiempo corrieron rumores sobre el tipo de seres vivos que podrían habitar el Punto Nemo.
A pesar de escribir su obra 66 años antes de que fuese descubierto, el autor H. P. Lovecraft escogió un sitio curiosamente cercano para situar R’lyeh, el hogar de Cthulhu, su legendaria criatura de rostro con tentáculos.
Luego, en 1997, unos oceanógrafos grabaron un sonido misterioso a menos de 2.000 km al este del Punto Nemo.
Eso provocó mucha excitación y también temor.
Bautizado como “El Bloop”, era más fuerte que el emitido por una ballena azul y se especuló que sería producido por un desconocido monstruo marino.
Sin embargo, posteriormente la Administración Nacional Océanica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés) confirmó que se trataba del sonido del hielo.
Cuando los grandes icebergs se agrietan y fracturan generan sonidos poderosos de ultra baja frecuencia. Posteriores grabaciones de sismos glaciares compartieron similitudes con “El Bloop”.
Escasa variedad.
Según el oceanógrafo Steven D’Hondt, de la Universidad de Rhode Island en Narragansett, en el Punto Nemo realmente no están dadas las condiciones para que haya mucha diversidad de especies.
Eso se debe a que está dentro del Giro del Pacífico Sur, una enorme corriente giratoria limitada en el este y oeste por Sudamérica y Australia, en el norte por el ecuador y en el sur por la fuerte Corriente Circumpolar Antártica.
Las aguas dentro del giro son estables con una temperatura en la superficie de 5,8°C en el Punto Nemo, según datos de los satélites de la NASA.
La corriente bloquea la entrada de aguas más frías ricas en nutrientes. Además, como la región está tan aislada de masas de tierra, tampoco el viento transporta mucha materia orgánica.
Como consecuencia, hay poco alimento y, al no haber material que caiga como “nieve marina”, el fondo también está sin vida. D’Hondt la describe como “la región menos biológicamente activa del océano en el mundo”.
Aun así, hay unos pocos lugares excepcionales donde unas criaturas únicas pueden sobrevivir.
El Punto Nemo está cerca del extremo del sur de la Dorsal del Pacífico Oriental, una línea submarina de actividad volcánica que se extiende hasta el golfo de California y que marca el límite de las placas tectónicas del Pacífico y de Nazca.
Magma brota en el hueco entre las placas creando respiraderos hidrotermales que expulsan agua caliente y minerales.
Es un ambiente extremo, pero en el que prosperan bacterias que adquieren su energía de las sustancias químicas liberadas por las erupciones.
A su vez, las bacterias sirven de sustento para criaturas de mayor tamaño que incluyen al “cangrejo yeti”, observado por primera vez en 2005.
Plástico Omnipresente.
Aparte de la ocasional regata alrededor del mundo, al Punto Nemo llegan muy pocos visitantes.
“En un día tranquilo, la superficie marina en el corazón del Giro del Pacífico Sur es simplemente bella -azul aciago transparente con un tono violeta- porque contiene tan pocas partículas y materia viva”, señala D’Hondt.
Verdaderamente idílico, de no ser por la basura.
Cuando la banda virtual británica Gorillaz lanzó en 2010 su álbum Plastic Beach, crearon un trasfondo de ficción: supuestamente la música fue grabada en un estudio construido sobre desperdicios marinos en el Punto Nemo.
Eso no es tan completamente inverosímil como suena. Un estudio publicado en 2013 confirmó que hay un parche de basura en el Giro del Pacífico Sur.
La mayor acumulación estaba en el centro, cerca de 2.500 km al noreste del Punto Nemo. Se trata principalmente de plásticos como poliestireno, sedales y fragmentos provenientes de barcos y de la costa.
Las corrientes giratorias atrapan la basura, desmenuzándola en pedazos mínimos.
Los biólogos creen que esos desechos podría desequilibrar el ecosistema ayudando a que algunas especies proliferen y otras no.
Después de todo, incluso en el lugar más remoto sobre el planeta, parece que no hay forma de escaparse de los derrochadores hábitos de los seres humanos.
Fuente: Zócalo.