Orlando, Florida (14 de junio de 2016).- Omar Siddique Mateen, un estadounidense de origen afgano de 29 años que la madrugada del domingo mató a 49 personas en una discoteca gay, vivía en Fort Pierce (Florida), un municipio costero a 200 kilómetros al sureste de Orlando, un barrio tranquilo, con muchas familias latinas, con sencillas casas bajas con jardín, palmeras y banderas estadounidenses en los porches.
La mexicana Angélica Ortiz de 30 años que lleva 10 años en Fort Pierce, vive en una casa situada al lado de la entrada al complejo de apartamentos Woodland en que vivía Mateen. “Por aquí pasaba regularmente, jamás nos imaginamos que nuestro vecino estuviera planeando eso detrás de nuestra casa”, dice. “Juegan nuestros hijos afuera. Toda las gentes que vivimos aquí nos conocemos”.
El asesino condujo las dos horas que separan este municipio idílico de 43 mil habitantes, ritmos pausados y frente al océano Atlántico, de la discoteca Pulse en Orlando. Por qué lo hizo exactamente sigue siendo un misterio, más allá de que juró lealtad al Estado Islámico (EI), justo antes de perpetrar el crimen sin razón.
Sin embargo, en información de El País, sobresalen algunas pistas que permiten construir un perfil más completo y contradictorio del asesino, que murió abatido por la policía.
El padre y algunos conocidos de Mateen aseguran que había manifestado su odio hacia los homosexuales. Pero otros conocidos dijeron este lunes a varios medios de comunicación estadounidenses que el tirador había acudido al club gay Pulse al menos una decena de veces y había utilizado una aplicación online de citas entre personas homosexuales.
Además, un hombre, que se viste de drag queen, aseguró que hasta hace unos años se quedaba con Mateen y que nunca le pareció homófobo. Y su esposa dijo que podría ser que fuera gay y que lo ocultara por vergüenza.
Mateen acudió de manera regular de ambiente gay antes de perpetrar el atentado, que también dejó 53 heridos.
“Venía y se ponía a beber solo en una esquina, y a veces estaba tan borracho que se ponía a gritar y muy beligerante”, según Ty Smith, quien ha añadido al diario que Mateen fue al bar Pulse “al menos una docena de veces”.
La prensa local subraya que al menos cuatro clientes habituales del club recuerdan las visitas de Omar Mateen, aunque esta información no ha sido corroborada por la policía de Orlando. Chris Callen, que trabajó en el Pulse, contó que en los últimos tres años el asesino iba al menos dos veces al mes al bar. “Se le veía muy cómodo”, asegura.
Por su lado, otro cliente del Pulse, Kevin West, ha contado que Mateen contactó con él en varias ocasiones a través de una aplicación para contactos entre personas de la comunidad gay. West ha añadido que vio a Mateen entrar en el club nocturno donde este perpetró el atentado una hora antes de que comenzara el tiroteo. Otros clientes del bar han coincidido en afirmar a la cadena MSNBC que el terrorista era un usuario habitual de la aplicación Grinder.
Las investigaciones prosiguen para tratar de aclarar todos los extremos de la matanza, la mayor en Estados Unidos desde los ataques del 11-S. La principal hipótesis es que Mateen es un terrorista aislado (lobo solitario), inspirado en el ISIS (este grupo terrorista ha reclamado para sí el atentado) y radicalizado a través de las redes sociales.
Fuente: La Silla Rota.