Si Trump lo tuitea, ¿es noticia?

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Desde el día de las elecciones, el presidente electo Donald Trump ha propuesto una vuelta atrás en las relaciones diplomáticas con Cuba, presumió acerca de negociaciones con un gran fabricante, hizo reclamos falsos sobre millones de votos ilegales y dio indicios de que podría acabar con leyes actuales que garantizan la libertad de expresión al prohibir la quema de banderas.

Mientras los medios lidian con la cobertura de un mandatario como ningún otro, la cuenta de Twitter de Trump —plataforma de acoso, arma propagandística e imán de atención, todo en uno— ha surgido rápidamente como un nuevo desafío periodístico y una fuente de debate.

¿Cómo cubrir los pronunciamientos de un presidente cuando son desafiantes y desesperantemente imprecisos? ¿Acaso un tuit publicado por la mañana equivale a un cambio planificado en las políticas estadounidenses? ¿Acaso las fuentes informativas, como argumentan algunos lectores, deberían ignorar los tuits que claramente son falsos, en vez de amplificar más las mentiras?

Editores políticos y reporteros dijeron el martes en entrevistas que por ahora planeaban aplicar el mismo juicio noticioso que aplicarían a cualquier declaración por parte de un líder poderoso, aunque algunos reconocieron que las redes sociales permiten que Trump reduzca asuntos complicados a eslóganes y declaraciones sensacionalistas que son inmediatas y a veces engañosas.

Sin embargo, dijo, los pensamientos de un presidente electo son material noticioso por sí mismos… siempre y cuando los periodistas también brinden a los lectores el contexto adecuado, como la información acerca de si una propuesta es factible o legal, o corrijan una afirmación sin fundamentos.

“Esa es la manera en que se está comunicando con millones y millones de personas, y como periodistas no podemos ignorarlo”, dijo Brown.

Algunos lectores no están de acuerdo. En las redes sociales ha habido un llamado para que los medios boicoteen la cobertura a los tuits de Trump por completo. Los críticos dicen que cualquier cobertura eleva de rango afirmaciones sin fundamento y sugerencias políticas turbias.

“Los medios actuarían con sabiduría al dejar de cubrir tanto los tuits de Trump… distraen, distorsionan y degradan”, dijo Katrina van den Heuvel, editora de The Nation, a través de un post en Twitter el martes.

El historiador Fred Kaplan declaró: “Es hora de ignorar sus tuits”, haciéndose eco de otros que se preguntaban si las declaraciones desafiantes de Trump eran una iniciativa deliberada para distraer a los periodistas.

Parte de la preocupación es que las publicaciones de Trump en Twitter tengan un efecto que se multiplique en el ecosistema de los medios. Los productores de programas matutinos y editores de pauta en los diarios se despiertan con declaraciones llamativas por parte del futuro líder del mundo libre; esos comentarios a veces dominan la cobertura durante horas. Incluso si los periodistas insertan advertencias o etiquetan de manera clara una declaración como falsa, los comentarios llegan a una gran audiencia.

Pero muchos periodistas veteranos argumentan que mantener en la ignorancia al público acerca de los comentarios de su presidente sería un pecado más grave.

“Todo lo que diga un presidente —aunque sea difamatorio o escandaloso— es lo que dice un presidente, y creo que se debe reportar”, dijo Chris Wallace, el conductor de Fox News Sunday que moderó el tercer debate presidencial de este año. “Bajo cualquier definición, es noticia, aunque sea sensato o no, factual o no, productivo o no”.

Wallace recordó que como periodista en Washington reportó comentarios del presidente Ronald Reagan mientras abordaba un helicóptero para ir a Camp David.

“En lo que a mí concierne, esto es como si Donald Trump hiciera un comentario camino al helicóptero”, dijo Wallace acerca de los tuits del presidente electo.

Lidiar con la cuenta de Twitter de Trump ha sido un tema candente en las grandes salas de redacción. Matthew Purdy, director de investigaciones de The New York Times, dijo el martes que los comentarios de Trump tenían que evaluarse uno por uno.

“Claramente, sus tuits son una ventana a las decisiones políticas o a su estado mental”, dijo Purdy. “Solo porque tuitea no significa que eso sea noticia. Pero solo porque tuitea no se convierte en algo frívolo tampoco”.

Steven Ginsberg, editor sénior de política en The Washinton Post, estuvo de acuerdo. “Mi opinión, francamente, es que todos se enfrascan demasiado con el hecho de que está tuiteando”, dijo, y agregó que incluso si Trump “grita algo en una esquina, creo que vale la pena considerarlo según sus propios méritos”.

“En este periodo poselectoral, cualquier cosa que diga de cualquier manera debe considerarse y debe evaluarse si vale la pena escribir un reportaje”, dijo Ginsberg.

En algunas publicaciones, el cálculo tiene más que ver con los recursos disponibles. En Los Angeles Times, cubrir cada tuit de Trump podría impedir que los reporteros se concentraran en otros asuntos políticos, como el futuro de la Ley de Cuidado de la Salud Accesible. “Tenemos un equipo más pequeño que otras empresas, así que estoy seguro de que ha habido algunos que hemos ignorado”, dijo David Lauter, el jefe de oficina del diario en Washington.

“Estos pronunciamientos en Twitter son la única evidencia disponible de lo que él está pensando o de lo que quiere que creamos que está pensando”, dijo Todd Gitlin, un exactivista político que ha criticado la cobertura mediática de Trump.

También está el factor de la novedad. Los presidentes estadounidenses, conscientes de que sus palabras tienen peso y consecuencias en todo el mundo, generalmente se limitan en sus comentarios y optan por hacer declaraciones secas y reservarse propuestas mayores hasta que se establezca un marco legislativo o legal. Trump parece inclinarse por lo opuesto, como lo hizo a lo largo de la campaña.

Jack Shafer, quien escribe sobre medios para Politico, dijo que los periodistas podían servir mejor al público siendo juiciosos en la manera que reportan acerca de los tuits de Trump.

“Creo que el mentiroso se expone cuando se señala que es un mentiroso y que está mintiendo”, dijo Shafer. “No lo ignoren, háganlo responsable cuando sus tuits tengan una intención”.

Algunos han especulado que cuando llegue enero, Trump podría depender menos de Twitter, una vez que se mude a la Casa Blanca y tenga a su disposición la Oficina Oval y el Ala Oeste. Pero cuando se le preguntó acerca de esto el martes, Hope Hicks, una vocera de Trump, emitió una respuesta: no cuenten con eso.

“El presidente electo Trump ha reunido un increíble número de seguidores en las redes sociales y los ha utilizado de manera muy efectiva a lo largo de la campaña para comunicar su mensaje”, dijo Hicks en un correo electrónico. “Tiene la intención de seguir utilizando esta forma moderna de comunicarse, mientras toma en cuenta que su nuevo rol y sus nuevas responsabilidades podrían requerir de un uso distinto”.

Por ahora, Hicks rechazó decir si Trump publicaría en la cuenta de Twitter oficial de la Casa Blanca, @POTUS. Hasta el martes, @POTUS tenía 12,3 millones de seguidores, mientras que @realDonaldTrump contaba con 16,3 millones.

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