Sin señales de cambio, la nueva legislatura

  • Peligrosa, la actitud que han asumido diputados de la coalición Juntos Haremos Historia  

Alejandro Rubín de Celis

La nueva legislatura no ha dado hasta ahora ninguna señal de ser diferente a la anterior ─la número LXI, considerada por muchos la peor legislatura de la historia─: reuniones en lo oscurito de comisiones y de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), acuerdos a espaldas de la ciudadanía, reparto de puestos del Congreso en función de cuotas de partido ─Contraloría para el PRI, Finanzas para el PAN, Oficialía Mayor para Morena─, ausencia de austeridad, y los mismos sueldos de los diputados con relación a sus antecesores.

Antes de tomar posesión, varios diputados, particularmente de Morena y del PT ─dos de los partidos que integran la coalición Juntos Haremos Historia, el otro es el PES─ dijeron que estaban decididos a cambiar la imagen pública del Congreso local, a dignificar la labor del diputado, y a desempeñar su función pública con honestidad y transparencia. Pues en ninguna de esas premisas se observa hasta ahora congruencia  entre el decir y el hacer.

¿Cómo se explica que 25 de los 27 diputados ─Edgardo Hernández, del Verde Ecologista se abstuvo, y Pedro Carrizales, del PT no estuvo presente en la sesión─ hayan aprobado un presupuesto para el año próximo de casi 298 millones de pesos a partir de un documento de dos cuartillas y con la queja previa de varios de ellos por no haber recibido información suficiente y oportuna? El monto del presupuesto aprobado para 2019 es superior en 5.1 millones de pesos al que se autorizó para 2018, pero es casi igual si se toma en cuenta que al de este año la anterior legislatura le aprobó discrecionalmente ampliaciones presupuestales. De cualquier modo, no se nota ningún esfuerzo real de austeridad presupuestal.    

“Yo voy en contra, porque a mí nadie me ha explicado y apenas me voy dando cuenta de estas cantidades, no dicen de dónde salen o en qué se fundamentan, si habrá austeridad, o en qué se basaron para dar esas cantidades”, dijo en tribuna la diputada de Morena, María del Consuelo Carmona… y acabó por votar a favor. Palabras más palabras menos, hicieron lo mismo Oscar Vera, de Conciencia popular, y Eugenio Govea, de Movimiento Ciudadano. Bastó media hora de receso y negociación para que varios legisladores cambiaran de opinión. ¿Qué habrán obtenido a cambio de dar finalmente su voto a favor? Sólo ellos lo saben. Nadie dice que sea necesariamente algo ilegal o ilegítimo, por eso se les pide que lo digan abiertamente, tenemos derecho a saberlo.   

A poco más de un mes de haber iniciado funciones, no ha habido medida alguna de austeridad, menos aún si se trata de la reducción del sueldo de los legisladores. De la intentona de la coalición Juntos Haremos Historia por aprobar, en la sesión del 28 de septiembre, un punto de acuerdo “de urgente y obvia resolución” para que se aprobara la disminución del salario de los congresistas en un 50 por ciento ─que no se aceptó y que se turnó a comisiones─, se pasó al acuerdo, en la Junta de Coordinación Política ─donde están representados todos los partidos─ de esperar a la reforma federal que en esta materia se dará en 2019, justificaron. ¿Y por qué esperar hasta entonces si la reducción de su ingreso puede ser un acto voluntario e inmediato que surja de la decisión personal?

El caso es que los legisladores, todos, ya cobraron sus dos primeras quincenas en razón de 114 mil 54 pesos libres de impuestos, y así lo harán al menos hasta fin de año. ¿Dónde quedaron las protestas que anunció el dirigente estatal de Morena, Sergio Serrano, contra los legisladores, si no se bajaban el sueldo?

Diputados de Morena manifestaron su disposición de donar el 50 por ciento de su sueldo aún cuando la medida no fuera aprobada por la mayoría de sus compañeros de la legislatura. “Entraremos con austeridad, ya que renunciaremos al 50% del salario y ese recurso se destinará a universidades y ayuda pública, ya que seremos verdaderos servidores públicos y al servicio de los ciudadanos”, sostuvo en agosto pasado, como diputada electa, Alejandra Valdez Martínez. ¿Por qué no lo han hecho? ¿Por qué han cobrado dos quincenas íntegras y no han informado a dónde destinaron o habrán de destinar la mitad de su salario de un mes? En un acto de congruencia eso debieron hacer desde que recibieron el primer pago.     

De los legisladores de otras bancadas no es extraño que prefieran seguir recibiendo el mismo ingreso que sus antecesores y hasta mantener e incrementar privilegios ─pues varios de ellos con ese propósito llegaron ahí─, pero sí lo es de una bancada cuyo compromiso desde hace meses fue de austeridad desde el inicio de sus responsabilidades legislativas.

Los diputados de la coalición Juntos Haremos Historia están cayendo, temprana y peligrosamente, en los juegos del poder que manipulan y corrompen con tal de mantener canonjías. Son los que están más obligados a ser consistentes con la verdad, la honestidad y la congruencia, y a evitar caer en las viciadas prácticas legislativas que tanto se han criticado y tanto daño le han hecho a la sociedad, porque, justamente para eso, los eligió la mayoría de los votantes. No pueden defraudar la esperanza depositada en ellos. Si siguen en esa actitud, los electores se los cobrarán en las urnas dentro de tres años.

Y si no logran las mayorías necesarias en las votaciones ─que será muy común pues no alcanzan ni siquiera la mayoría absoluta─,  al menos deben ser coherentes en sus actos como auténticos representantes sociales.

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