Por: Antonio González Vázquez.
Bien se sabe que siempre hay que sonreír para la foto. Una fotografía es la imagen de un momento que puede o no ser trascendente. Es una imagen que conservará para la posteridad la memoria de un hecho o simplemente de una persona. Hay imágenes míticas como la de la Niña de Napalm, víctima inocente de la guerra de Vietnam. Ella huye de la guerra en un camino y se refleja en su rostro el dolor y el miedo que solo provoca la cercanía de la muerte. Corre desnuda como queriendo aliviarse de las quemaduras que habían horadado su espalda. Hay por supuesto, cientos de fotografías icónicas en el periodismo como las de Robert Capa o bien las de Sebastiao Salgado. Las de ellos han sido imágenes trágicas, dramáticas, horrendas por tratarse de la esclavitud del hombre a manos del hombre o las guerras con millones de muertos. Se comenta que una buena fotografía es aquella que retrata la realidad en toda su aplastante crudeza, que una buena fotografía despierta emociones en quienes la observan; que una buena fotografía se queda congelada en la retina del lector del periódico o de la revista y en la memoria de quienes la contemplan. Pero también hay fotografías insulsas, que de tan banales salen sobrando, que son del todo inútiles, que no dicen nada, que no emocionan a nadie ni llevan mensaje alguno. Hay fotografías que lo único que logran captar es su propio artificio, su falsedad. Esta clase de fotografías estarían prohibidas en la prensa porque contribuyen a desinformar. Una de esas fotografías mañosas por la farsa que representan es ésta. Fue enviada por la oficina de Comunicación Social de Gobierno del Estado, en apoyo de un boletín de prensa acerca de una reunión entre el gobernador Carreras y los diputados federales por San Luis Potosí. Se les puede ver pletóricos, festivos, alegres, hasta parecen camaradas de muchos años. Formados para la foto y sonrientes porque sabían que se publicaría al día siguiente en los periódicos. Ni están todos los que son ni son todos los que están. Parece que a Cándido Ocho Rojas no le interesó estar con su gobernador. Ahí los tiene, bien formaditos, posando como actores o personajes de reality show. Juran que están trabajando por usted amable lector, juran que trabajan por San Luis Potosí y juran también que desde sus curules van a conseguir muchos recursos y apoyos para San Luis Potosí. Promesas tan falsas como sus sonrisas de protocolo en la foto. Por cierto, el 90 por ciento de las iniciativas que en conjunto han presentado los diputados potosinos, son de las fracciones parlamentarias a las que pertenecen. Si son incapaces de promover iniciativas propias, no se ve como vayan a conseguir recursos federales para San Luis. Fotografías como esta tomada en San Lázaro, se presentan cada año y nunca pasa nada, los diputados potosinos ni siquiera participan en las diluciones sobre el presupuesto, solo están para levantar la mano.
PD.- Una foto similar se la tomaron los diputados con el rector de las UASLP a quien le ofrecieron lo mismo que al gobernador.