Testimonios contradictorios en juicio de “Cayeyo”; piden la nulidad del juicio

Angélica Campillo

Eduardo N., alias Cayeyo Jr, acusado por el delito de homicidio calificado en agravio de Eugenio N, declaró este lunes 13 de mayo en el juicio oral que se lleva en su contra que disparó “en defensa propia” y que tanto el Fiscal General del Estado, Federico Garza Herrera, como el director de la Policía Ministerial, José Guadalupe Castillo Celestino mintieron durante sus sus comparecencias.

Una vez en el estrado, el imputado relató que la madrugada del cinco de mayo del año 2017 se encontraba en la cocina de su domicilio, ubicado en el Fraccionamiento Residencial Campestre, acompañado de Eugenio N., de quien dijo era un conocido suyo y que ambos estaban bebiendo alcohol, sin embargo, en determinado momento comenzaron a discutir.

Afirmó que Eugenio N. le dijo que su familia tenía más dinero que la suya y que había calificado a su padre como “un pinche cuida vacas” y a él como un “mantenido”, a lo que el imputado le reviró que él era un “maniaco y mata perros”. Luego de ello, declaró que Eugenio lo amenazó diciéndole que se cuidara porque anteriormente ya había matado a un trabajador y nunca lo habían encontrado, por lo que a él le podría pasar lo mismo.

Posterior a esto, según el imputado, comenzaron a reñir, movieron la mesa de la cocina y debido a ello un objeto, al parecer un vaso, que cayó al piso. Señaló que enseguida, Eugenio arrancó una de las tapas de un cajón de la cocina integral e intentó golpearlo con ella, pero se apartó y logró evitar el ataque. No obstante, el imputado refirió que Eugenio tomó un cuchillo de su base e intentó herirlo, y fue en ese instante cuando sacó una pistola que traía fajada en su pantalón, cerró los ojos y disparó en contra de la víctima, quedando en shock por lo que acababa de hacer, y sin saber en qué parte del cuerpo había recibido el balazo.

Mencionó que al abrir los ojos vio cómo Eugenio iba cayendo al suelo con los brazos abiertos, y sujetando el cuchillo con su mano derecha.

La defensa lo cuestionó acerca del por qué traía una pistola fajada en el pantalón, a lo que el imputado indicó que antes de la discusión, Eugenio le había pedido que le mostrara una de las armas que se encontraban en el pasillo que se dirigía a su habitación.

Posteriormente, el imputado dijo que se comunicó al sistema de emergencias 911 para señalar que había matado a un hombre en defensa propia, y solicitar ayuda, por lo que luego de colgar tomó un vehículo Ford Raptor, propiedad de su padre, y se dirigió a la casa del entonces Procurador General del Estado, hoy Fiscal General, Federico Garza Herrera, quien también vive en el mencionado Fraccionamiento.

Apuntó que tomó esta decisión porque Garza Herrera siempre fue el abogado de su padre, y además de ser la máxima autoridad en el estado, era su vecino. Agregó que luego de tocar el timbre, salió el funcionario, quien le cuestionó el motivo por el que se presentaba a esas horas en su domicilio, a lo que el imputado le confesó que había matado a Eugenio, su yerno, ya que éste lo había amenazado con un cuchillo; dicho que contradice la declaración del Fiscal General quien, en su oportunidad durante el juicio, aseguró que se enteró de la identidad de la víctima tiempo después.

Indicó que posterior a ello, Garza Herrera se comunicó con el director de la Policía Ministerial, y éste llegó 25 minutos después al domicilio del Fiscal. El imputado afirmó que conocía desde antes a Castillo Celestino debido a reuniones que se habían realizado en la casa del funcionario.

La defensa cuestionó al imputado sobre lo que pasó después de la llegada del director de la Policía Ministerial, a lo que Cayeyo respondió que Castillo Celestino lo llevó directamente al edificio de seguridad de la ahora Fiscalía General del Estado, luego de anunciarle que estaba detenido.

En este contexto, desmintió lo que tanto el Fiscal General como el director de la Policía Ministerial declararon previamente, ya que según el imputado, nunca lo llevaron a su domicilio, donde se encontraba la víctima, y en ningún momento dio permiso para que entraran.

Una vez finalizado el interrogatorio, Eduardo añadió que sus abogados solicitaron los videos de las cámaras de seguridad localizadas en el Fraccionamiento, cerca de su domicilio y de la vivienda del Fiscal, sin embargo, un arquitecto les indicó que se los entregarían posteriormente, situación que no ocurrió, ya que se argumentó que dichas grabaciones dejaron de funcionar justo ese día, entre las cinco y las siete de la mañana.

El imputado rechazo ser interrogado por la Fiscalía, pues argumentó que ya había dicho todo lo que tenía que decir, finalizando su comparecencia luego de 15 minutos.

De acuerdo a la mecánica de hechos presentada por la defensa, la semana pasada, en el juicio, la víctima habría golpeado al imputado en el antebrazo, cerca del codo, para luego dejar la tapa del cajón sobre la repisa y tomar un cuchillo con la mano derecha.

Cabe recordar que el pasado jueves nueve de mayo la defensa de Cayeyo Jr., presentó como última prueba un video, que fue filtrado presuntamente por un Policía Ministerial, en el que podía apreciarse que personal de esta dependencia realizó de manera errónea el procesamiento de la escena del crimen.

En los alegatos finales, la Fiscalía cuestionó la autenticidad del video filtrado la semana pasada, mientras que la defensa señaló diferentes motivos por los que se debía anular el juicio en contra de su cliente, entre los que destaca que los peritos asignados para el levantamiento y procesamiento de evidencias del caso, no cuentan con un título universitario, además de la ingerencia del Fiscal en el caso, ya que conocía a ambos jóvenes.

En etapas anteriores la defensa de Cayeyo Jr., pidió que se reclasificara el delito y quedara como homicidio en riña, así como una sentencia de entre cuatro y ocho años para su cliente, sin embargo, ahora solicitaron la nulidad del juicio debido a que, según ellos, se violaron los derechos humanos del imputado.

Luego de desahogarse las pruebas que presentaron tanto la Fiscalía como la defensa de Eduardo N., así como los alegatos de clausura, los miembros del Tribunal se retiraron a deliberar.

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