UASLP, ilusionismo y autonomía

Por Victoriano Martínez

“Y ahora vamos a esperar un acto de ilusionismo para llegar a el primer minuto del segundo siglo y seguiremos siendo autónomos, porque la Universidad es más grande que las personas”, dijo el rector Alejandro Zermeño Guerra en su breve discurso durante el evento Cuenta regresiva, 100 años de Autonomía, Minuto uno Fest.

Ilusionismo, según la Real Academia Española, es el “arte de producir fenómenos que parecen contradecir los hechos naturales”.

Quienes se encontraban en la Plaza de los Fundadores frente al Edificio Central siempre conocieron a la máxima casa de estudios como la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), sin poner en duda su autonomía porque para todos es su característica natural.

A lo largo de cien años, quizá los embates contra la UASLP por parte de gobiernos caciquiles se hayan enfocado en dar la ilusión de autonomía, cuando en los hechos pretendieron someterla. ¿Sólo los gobiernos caciquiles?

Saturnino Cedillo estuvo detrás de la recuperación de la autonomía perdida temporalmente en 1934, pero más como un acto de descontento ante el modelo educativo propuesto por el presidente Lázaro Cárdenas. Una autonomía como instrumento de los vaivenes de la política, muy lejos de una defensa como la pronunciada por el gobernador Rafael Nieto trece años antes.

Gonzalo N. Santos elevó a rango constitucional la autonomía de la Universidad, pero “no dejó nunca de poner las narices en la institución y los movimientos que se dieron en el interior para que las huestes santistas no tocaran la institución, fueron bastante importantes”, explicó el historiador Tomás Gómez Mata, en entrevista con Astrolabio Diario Digital.

Dos casos en los que el ilusionismo pretendía hacer creer que dos caciques aparentaban apoyar la autonomía universitaria, pero en realidad –señala el historiador– fueron, de cierta forma, una estrategia para maniobrar y manejar los “hilos de la política local”. ¿Sólo esos caciques?

La característica común de esos dos cacicazgos fue tratar de abarcar cada elemento de su presencia pública del estado, como ocurre en la actualidad.

¿Acaso ese fue el sentido de esperar un acto de ilusionismo para llegar a el primer minuto del segundo siglo y seguir siendo autónomos porque la naturaleza mostrada por quien encabeza el gobierno estatal es la de buscar abarcar cada elemento de la vida pública?

“Seguiremos siendo autónomos”, dicho por el rector, podría parecen una advertencia ante los embates desde el gobierno estatal, que no se han limitado a no entregarle el presupuesto comprometido, sino a hacer señalamientos graves sobre la actuación de la UASLP y los personajes que la integran.

“Y vamos a seguir formando cada día más potosinos responsables y buenos ciudadanos, eso es lo que estamos formando, gente buena, gente responsable, gente trabajadora, gente honesta y ética”, fue el complemento para completar el ilusionismo que podría producir la por cien años defendida autonomía para contradecir la naturaleza de un gobierno que todo lo quiere abarcar.

Zermeño Guerra habló apenas 110 segundos una hora antes de la llegada del primer minuto del nuevo siglo de autonomía para la UASLP. Primer minuto en el que se encendió un pebetero al oriente de la parte alta del Edificio Central.

Un acto de ilusionismo que tendrá que completarse con el encendido y permanencia de la llama de la pasión por la autonomía, más allá de una festiva batucada, para que la comunidad universitaria la defienda como tuvo que ser defendida desde el inicio y a lo largo de su historia… paradójicamente por los vaivenes de la política que Rafael Nieto se propuso evitar.

 

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