Un abuelo universitario. Rescatado de un futuro sin futuro

Segunda parte

Eduardo Delgado

Este lunes, don Ricardo Reyes Báez cumplió su primer día de clases no presenciales en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Hace 44 años fue redimido “de un futuro sin futuro”. Hoy, maestro jubilado, su aspiración es abogar sin lucrar, por pobres y víctimas de injusticias.

“Cuando uno estudia lo hace en busca de un modus vivendi para el resto de su vida. Yo podría decir que mi vida ya está resuelta, porque tengo una pensión generosa, comparada con las de los obreros, y eso (el interés económico) sería lo de menos”, añadió el hombre de 63 años de edad en entrevista con Astrolabio Diario Digital.

Luego de abandonar la casa de sus padres a los 11 años, de andar de “pandiloco y de cursar la secundaria, un día llegó a la colonia “Tierra y Libertad”, en Monterrey, Nuevo León, Amina Madera Lauterio, entonces directora y cuyo nombre lleva a la fecha la “Normal del Desierto”, localizada en Cedral, municipio de San Luis Potosí.

Con un nudo en la garganta, a punto del llanto, Don Ricardo recordó que en aquel tiempo él era un lumpem. Entre los proletarios, “de los más pobres entre los pobres”, explicó. Por ejemplo un franelero, un limosnero, un vago u ratero, acotó. “Yo era un vago, sin oficio ni beneficio”, dijo.

“Sería la suerte, el destino o quien sabe, ahí me conoció la maestra Amina”, a quien le causó compunción su situación. “En los primeros meses de 1976 llegó a la colonia; yo creo que me vio muy jodido y empezó a preguntarme sobre mi vida”.

“Le conté y le conmovió mucho. Me dijo que sí me animaba a estudiar, ella me reservaba un lugar. Le dije que no tenía ni siquiera para el pasaje”.

“Le había dicho que mi padre, con una pensión muy raquítica, muy apenas podía darnos estudio, el que de hecho nosotros mismos nos lo estábamos pagando y que todos mis hermanos estábamos en las mismas circunstancias”, abundó.

Ella le ofreció: “El día que te decidas ir a Cedral te voy a apoyar”. Ese plantel es exclusivo para hijos de productores ixtleros. Él tenía 19 años, sin ningún antecedente campesino.

“Se hizo una coperacha entre todos los camaradas y llegué a Cedral con 14 pesos en el bolsillo… en agosto de 1976. Llené una encuesta socio económica, cuyos datos se encargaban de corroborar los del consejo estudiantil, quienes iban a visitar a los aspirantes a los diferentes ejidos de cinco estados ixtleros, del sur de Nuevo León, del norte de San Luis Potosí, Tamaulipas, Zacatecas y Coahuila”.

Verificaban que los aspirantes fuesen “bien pobres; lo que hizo Amina fue que mi ficha y mi encuesta no se la dio a nadie sino que simplemente les dijo que me aceptaran”.

En ese plantel impartían clases “unos maestros de Monterrey que también me apoyaron. Mientras se daba todo el proceso (de inscripción e ingreso) me dieron la oportunidad de quedarme en su casa”.

Por esa razón, dice don Ricardo, “le guardo mucho agradecimiento a la maestra Amina, porque me rescató de un futuro sin futuro”. Egresó de la segunda generación y se fue a Tamanzunchale, donde comenzó una trayectoria de 31 años en las aulas.

La “Normal del Desierto” fue creada para formar docentes, durante el sexenio que corrió del año 1970 al 1976, del ya fallecido ex presidente de México Luis Echeverría Álvarez.

Los alumnos combinan estudio y trabajo; siembran y cosechan productos agrícolas. “Amina había oído que en la colonia ´Tierra y Libertad´ en Monterrey vivía gente muy pobre. Fue a ponerse de acuerdo con los líderes, para enviar la producción a la colonia”.

“Dar un poco a aquellos de los que tanto hemos recibido”, es el lema convertido en mística en ese centro de estudios. “Cuando comenzamos a trabajar como docentes apoyamos a la gente, con cuestiones sociales o con orientación en sus problemas agrarios”.

“Eso fue lo que mi hizo que a la larga me decidiera estudiar Derecho, para ayudar a la gente sin recursos y que están enfrentando una injusticia”, añadió. “Quiero ser abogado, ya no para hacer negocios y mantenerme, pues mi vida esta media solucionada pero me queda el gusanito de apoyar”.

Dice ser una persona a la que siempre, en los ámbitos en que “me he movido, no le gusta la injusticia”. Intenta, abundó, ser bueno. “A pesar de tener muchos defectos trato de labrar la piedra bruta y seguir adelante para apoyar a la gente”, remató.

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