Texto: Marcela Del Muro
Fotografías: Alitzel Zavala
Un joven alto, vestido de negro y con lentes oscuros llegó a la Plaza de Armas cargando una bolsa de basura y un ramo de flores. Fue directamente al kiosco y preguntó a un grupo de hombres en situación de calle si lo podían ayudar a colocar unas cosas en las puertas de la Catedral Metropolitana.
Dos hombres lo acompañaron y, en menos de cinco minutos, dejaron una cabeza de res ensangrentada, enmarcada por lirios amarillos y espigas secas sobre una tela satinada color roja con la leyenda “NSANO” en la parte superior.
El joven se despidió de los dos hombres y entró tranquilamente a la iglesia. No corrió ni se inmutó, simplemente caminó, perdiéndose entre la multitud de feligreses que escuchaban la homilía de aquel domingo 10 de agosto.
Mientras tanto, los transeúntes, desconcertados, comenzaban a agruparse alrededor del hallazgo. La policía municipal, que se encontraba a unos pocos metros del lugar, fueron alertados por la multitud, acordonando la zona y tapando la cabeza con la misma manta roja.
Ha pasado un mes del incidente, que se suma a la larga lista de anécdotas que han impactado a la sociedad potosina, y sigue siendo un tema de conversación habitual por el misterio que lo envuelve: ¿Quién lo hizo y por qué?
La instalación fue atribuida a los fanáticos de Marilyn Manson, que se presentó unas horas después en el teatro del pueblo de la Fenapo, una protesta por las acciones católicas contra la presentación del polémico rockero. Se llegó a decir que fue un ritual satánico o, incluso, que fueron los mismos católicos para causar controversia.
El esbozo de los culpables de este acto que causó una “impresión escalofriante” lo dio la iglesia: cuatro hombres con la cara cubierta fueron detectados por sus cámaras de seguridad. Quizá hubiera sido más rápido y preciso preguntar a la vendedora de recortes de hostias, porque el dicho no se aproxima ni un poco a la realidad. Cubrirse el rostro nunca fue parte del plan del misterioso hombre de negro.

La iglesia aseguró que fue una ofensa a un lugar sagrado. “Basta la violencia, basta todo tipo de agresión, somos parte de una sociedad en la que no todos pensamos igual, pero que haya capacidad de respetar”, expresó el vocero de la Arquidiócesis, Tomas Cruz Perales, y señaló la necesidad de reforzar la seguridad.
“En parte, lo hice para que viéramos que cualquier persona puede dejar algo en un lugar tan público y en la nariz de los policías, y no pasa nada”, explica Nsano, el misterioso hombre de negro, un artista urbano cuyo trabajo aborda algunas de las problemáticas sociales que nos atraviesan, como la desaparición de personas, incomodando directamente a los poderosos y buscando que la sociedad se cuestione y, de esta forma, accione.
¿Por qué una cabeza de vaca afuera de la iglesia?
Nsano comenzó a planear la acción desde los primeros días de julio, cuando un grupo de católicos convocó a 40 días de ayuno y oración contra el concierto de Manson.
La Arquidiócesis se deslindó del evento de “resistencia espiritual”. Sin embargo, sí hubo un acercamiento del arzobispo Jorge Alberto Cavazos Arizpe con el gobierno estatal para intentar evitar la presentación. “He mandado una carta al gobernador, pidiendo que, en bien de la sociedad y no solo de los cristianos porque hemos visto temas de su historia que nos preocupan”, expresó ante medios.
La instalación afuera de la Catedral señala a la iglesia católica y a su fuerza social y de opinión que, para Nsano, “intentó censurar un expresión artística contraria a su dogma”, pero, a la vez, son omisos en accionar o invitar a la sociedad a reflexionar o empatizar con las víctimas de graves problemáticas sociales, como la pederastia, la inseguridad, los abusos de autoridad, la desaparición de personas, los homicidios de jóvenes o los feminicidios.

No hemos visto que las autoridades eclesiásticas o los fieles de la iglesia manden cartas, hagan una vigilia de oración o se articulen para reunir 6 mil firmas contra los múltiples actos violatorios a derechos humanos que suceden en la entidad, como lo hizo el concierto de un controvertido rockero, que ha sido denunciado de múltiples abusos contra sus parejas sentimentales.
La acción no pretendía que la iglesia fuera la única señalada, también se buscó apuntar la falta de seguridad por parte de Gobierno del Estado de San Luis Potosí y el Ayuntamiento capitalino. “Teniendo a la Guardia Civil y la Policía Municipal enfrente y a un lado de la Catedral pude, a mis anchas, ofrendar el cráneo enorme de una res”, dice Nsano.
Una crítica sobre la política cultural y el presupuesto estatal
La cabeza de vaca afuera de la Catedral fue noticia en varios medios estatales, nacionales e, incluso, internacionales. Nsano no se imaginó que la acción se hiciera tan viral y causara tanta reacciones. Para él es claro que está controversia entre la iglesia y el gobierno estatal solo fue una oportunidad para que cada uno ganara simpatía, likes y, en el caso del Estado, votos.
“Mis únicos objetivos para hacerlo era que lo vieran el Gobierno del Estado y la Arquidiócesis. Pero, tampoco me quise quedar así, nada más con el hecho de que estos dos quieren subir sus números haciendo su circo. Fue la presentación de Manson y la iglesia hizo su trabajo y al gobierno le pusieron las estrellitas: ‘gracias, gobernador, por traerlo’”, dice Nsano.
El joven artista urbano ha visto de cerca cómo la cultura en el estado se ha deteriorado y la política cultural se ha enfocado en la espectacularización con fines electorales, “solo se gasta en puro pan y circo”, piensa Nsano; dejando de lado el presupuesto para mejoras ciudadanas necesarias, sobre todo en las colonias populares.
“Aunque se quiere justificar de que la feria se hace [con lo aportado] por los comerciantes, terminan dándole vuelta al dinero nada más para traer esos artistas que le van a dar renombre a él, [a Gallardo], y van a hacer su feria como la más chida de México. Pero, ¿qué pasa acá con la infraestructura o las obras? O sea, hace como dos, tres meses el agua se nos metió a todas nuestras casa. No hay un sistema de alcantarillado, por ejemplo, o la cuestión de la seguridad, que es donde se debería de invertir el recurso, pero no se hace”, señala Nsano.
Aunque la cabeza de res dejada en el atrio de la Catedral Metropolitana se redujo a una simple manifestación por un concierto, ahora podemos resignificar la acción disruptiva de Nsano a una crítica política y directa de la inacción, o la acción por conveniencia, de la Iglesia y el Estado.