Una nueva oportunidad para el Navismo

Alejandro Rubín de Celis

Sonia Deotto, habitante del mundo, investigadora social de la escuela de Mahatma Gandhi, ha convocado a un grupo de ciudadanas y ciudadanos a rescatar los principios y valores del Navismo a través de la aplicación de programas para la autogestión y la solución de conflictos en colonias y comunidades de la ciudad de San Luis Potosí.

La directora fundadora de OraWorldMandala es egresada de la Universidad Gujarat Vidyapith, fundada por Gandhi en 1920 y  tiene una amplia experiencia internacional en trabajo comunitario de acuerdo a las necesidades de cada lugar, y en la búsqueda de soluciones a conflictos interreligiosos y medioambientales. Todo su trabajo está basado en los principios de paz y no violencia ─el equivalente a la resistencia civil pacífica a la que convocó Salvador Nava Martínez─ promovidos y practicados por Gandhi.

Investigadora y activista de origen italiano, ha trabajado con los huicholes en Real de Catorce. Su labor se ha extendido a 15 puntos del país con el apoyo ─en el campo de la reflexión, la formación y la acción─  de universidades  y centros culturales y de investigación como la Universidad de Guadalajara, el Instituto Sor Juana Inés de la Cruz, en Morelia; la Universidad de la Tierra, en Oaxaca; el Centro Cultural Tijuana, en Baja California, el Instituto Politécnico Nacional, el Colegio de San Ildefonso y el Colegio de San Luis, con los cuales ha logrado una articulación de distintos proyectos.

Sonia Deotto propuso al grupo de navistas presente realizar acciones mediante el rescate de los principios, valores y experiencias del Movimiento Navista ─muy similares a los de Gandhi, por eso llamó al doctor Nava el Gandhi mexicano─ para ponerlos al servicio de los habitantes de colonias y comunidades de la ciudad, a partir de metodologías diseñadas por académicos de la escuela gandhiana.

Les dijo que el proyecto requiere una labor casa por casa para conocer problemas y conflictos que vive la gente a fin de diseñar programas y realizar acciones tendientes a resolverlos, y que esos procesos sirvan para la autogestión y la autonomía de los grupos sociales.

Hizo énfasis en que, de acuerdo a las enseñanzas y experiencia de Gandhi en la India, estos procesos requieren, como condición indispensable, la unidad en cada comunidad, una unidad basada en la diversidad de posiciones y formas de pensar, que implica sentarse con sus oponentes o hasta con quienes consideran sus enemigos, en virtud de que los conflictos afectan a todos sus miembros y, por lo tanto, son responsabilidad de todos.

Los asistentes recibieron positivamente la propuesta y reconocieron que la sociedad potosina está fracturada, y que un proceso de reconciliación ayudará a rescatar las tareas que quedaron pendientes con la muerte del doctor Nava. 

El primer antecedente de la división del Navismo como movimiento se remonta a 1991 cuando el PAN acepto participar en la contienda municipal sin haber condiciones para unas elecciones limpias, y la incorporación de supuestos navistas al gobierno de Mario Leal Campos. Un nuevo rompimiento se dio en 1993 cuando otro grupo de supuestos navistas se incorporó al gobierno del priista Horacio Sánchez Unzueta, lo que fue considerado como una traición al movimiento.

Estas fueron algunas de las expresiones de los asistentes a la reunión con Sonia Deotto:

“Aquí en las luchas políticas de San Luis Potosí, se han dividido muchas familias, ha habido muchas divisiones, ha habido muchos intereses distintos pero se han llevado a diferentes lados y nos han llevado a enemistades, a no entendernos, entonces yo creo que este es el inicio de un entendimiento muy interesante”.

“Nos hemos convertido en intolerantes, cada quien cree que tiene la verdad, tanto política, social, religiosa… Eso es lo difícil de convivir juntos, con las diferentes personas que tienen diferentes ideas, diferentes pensamientos y religiones, porque ahí es donde se han gestado los problemas. Si no hay unidad no puede haber paz. El poder ver al otro como tu hermano, ya no como enemigo, y tratar de incorporarse, escucharlo primero, eso es lo que puede hacer ese cambio hacia la vida”.

“Una de las grandes tareas que tenemos es rescatar ese trabajo que el doctor dejó. En la India ha funcionado porque, se murió Gandhi, lo asesinaron, y el trabajo siguió, y hoy en día existe”.

La tarea de un grupo pequeño como el que asistió a la reunión obliga a ir gradualmente, de menos a más, en la cobertura de grupos y zonas de la ciudad, e ir incorporando más ciudadanas y ciudadanos comprometidos con el proyecto para que se alcancen resultados positivos.

Si uno de los principios que deben seguir en las colonias es trabajar incluso con el oponente y hasta con el enemigo, ¿tendrán los navistas la suficiente madurez y humildad para sentarse con el contrario, con el que traicionó, con el débil que se acogió cómodamente al sistema, y dialogar con serenidad y temple?

Desde una perspectiva más amplia de la cuidad, ¿podrá este grupo de navistas reunirse con quienes fueron sus pares en las luchas navistas y ahora son sus enemigos, con quienes crearon redes de participación ciudadana para el bien común, y trabajar juntos en esta iniciativa?

Sea cual sea el resultado de este interesante proyecto, lo que está claro es que se trata de una nueva oportunidad para hacer resurgir al Navismo como un movimiento social vivo, activo, con reconocimiento ciudadano ─pues según admitieron los presentes no tienen ahora una identidad clara que sea reconocida socialmente─ en alianza con un movimiento histórico como el que impulsó Mahatma Gandhi y que ha perdurado durante un siglo, con el liderazgo en la ciudad de San Luis Potosí de esa habitante del mundo llamada Sonia Deotto.

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