Estela Ambriz Delgado
La reciente temporada de lluvias ha dejado grandes estragos en diversas zonas de la ciudad, aunque se destaca la zona poniente con la glorieta de Lomas del Tecnológico, lo cual tiene su origen de fondo en urbanización de áreas de recarga hídrica en la Sierra de San Miguelito, así como la falta de obligación a los fraccionadores de realizar obras para la separación del agua pluvial y la del drenaje, de acuerdo con expertos del Consejo Hídrico Estatal.
El doctor en Arquitectura Sustentable, Edgar Piña Hernández, consideró que las inundaciones suceden en primer lugar porque no hay un diseño que separe el drenaje de las aguas pluviales, por lo que toda el agua se mezcla y rebasa la capacidad del sistema.
Explicó que en el valle de San Luis las lluvias son atípicas, en el sentido de que normalmente llueve un gran volumen en un periodo corto de tiempo, a diferencia de otras regiones climáticas en donde puede llover constantemente, pero con volúmenes más pequeños, por lo que en la zona metropolitana en poco tiempo se sobrepasa la capacidad de los sistemas de drenaje, saturándose y desbordándose.
Agregó que tampoco existe una reglamentación que sea obligatoria o vinculante para fraccionadores de separar el agua de pluvial del drenaje, por lo que todavía es una práctica común que, cuando se construyen viviendas o fraccionamientos, dejen que se mezcle toda el agua, contribuyendo a la problemática.
Piña Hernández subrayó que a esto se le suma la impermeabilización de la Sierra de San Miguelito, pues las construcciones que se realizaron en los últimos años han agravado el fenómeno, porque cada vez es menos el agua que se queda en la sierra, es más la que escurre y con mayor velocidad.
“Las zonas que son tradicionalmente inundables se inundan con más intensidad, y algunas que no lo eran comienzan a tener problemas de inundación, porque el agua ya no se absorbe y escurre a las partes bajas del valle”.
El investigador apuntó que la omisión en separar el agua pluvial del drenaje también es un problema para las plantas tratadoras, porque las pocas que están en operación se saturan en esta época del año y pierden eficiencia en los procesos de tratamiento.
De igual forma, desde el CHE se ha reiterado a la población que las lluvias no son el problema, sino que son vida y parte del ecosistema. Lo que realmente es el problema de fondo es cómo se ha transformado el territorio, a lo que se suma el manejo irresponsable de desechos, que bloquean el flujo de agua y lo agravan.
“Las causas de fondo están en la urbanización de áreas de recarga hídrica, cuerpos de agua como ríos, lagunas y escorrentías, así como zonas naturalmente inundables. A esto se suma la falta de mantenimiento y modernización en las redes obsoletas y deterioradas de agua potable y drenaje, que en muchos casos ya no responden a las necesidades actuales de la ciudad”.