Zermeño Guerra y sus primeras malas señales

Por Victoriano Martínez

Los grandes pendientes que dejó Villar Rubio en materia de acoso y abuso sexual, transparencia y nepotismo fueron las grandes promesas que en su plan de trabajo incluyó Zermeño Guerra. Son las omisiones en las que, aun hoy que se despide, incurre Villar Rubio y, al hacerlo, les pone el foco como retos sobre los que el nuevo rector deberá actuar cotidianamente.

Ese fue el penúltimo párrafo de la Caja Negra del jueves 20 de abril. De los tres pendientes mencionados (acoso y abuso sexual, transparencia y nepotismo), sobre los dos primeros el rector Alejandro Javier Zermeño Guerra ha dado lo que tendrán que considerarse como primeras malas señales.

Este jueves el Consejo Directivo Universitario ratificó el nombramiento como Abogado General de la UASLP para Martín Joel González de Anda, quien una semana antes fue señalado, junto con Jesús Monsiváis Cerda, quien fue secretario particular del director de la Facultad de Derecho, de obstruir la búsqueda de justicia de una docente víctima de abuso sexual.

“La reacción de ellos fue muy ríspida, muy agresiva, y se caracterizó con los múltiples embates y boicots a todo el trabajo que yo organizaba. Las agresiones que ellos desplegaban eran sumamente violentas”, declaró a Astrolabio Diario Digital Emma N., al referirse a actitudes que enfrentó e incluyen a González de Anda.

Un señalamiento que no sólo quedó plasmado en declaraciones a este medio por parte de la afectada, sino que forman parte de la recomendación 7/2020, emitida el 31 de marzo, todavía dirigida por la Comisión Estatal de Derechos Humanos a Manuel Fermín Villar Rubio.

“La Universidad debe y tiene que ser la casa de todas las libertades, es así que de forma enérgica y categórica, la violencia contra las mujeres nunca más debe ser tolerada, porque la defensa de la dignidad de todas y todos los universitarios, tiene que ser ejemplo para la sociedad”, aseguró Zermeño Guerra en la introducción de su Plan de Trabajo que circuló al ser aspirante a la Rectoría.

¿Qué tanto abona a lograr ese objetivo el que un agresor de una víctima de abuso sexual se convierta en Abogado General de la UASLP?

El pasado 4 de mayo, Zermeño Guerra presentó a Marco Antonio Aranda Martínez como secretario general de la UASLP y destacó que contribuirá a consolidar el trabajo de la Rectoría para la reforma del Estatuto Orgánico con la intención de dar certeza transparencia y democracia a la universidad.

Aranda Martínez tiene entre sus antecedentes un juicio político promovido en su contra desde hace diez años por alternar el cargo de magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado con el de secretario General de Gobierno, a pesar de que la Constitución estatal lo prohíbe. El Congreso del Estado no lo resolvió, pero tampoco lo desechó.

En su cargo más reciente, como secretario general del Ayuntamiento con Ricardo Gallardo Juárez como alcalde, fue uno de los principales funcionarios que justificó la opacidad con que se condujo esa administración municipal.

Era frecuente que en declaraciones a la prensa calificara como legales la supuesta compra de medicamentos por más de 66 millones de pesos a la proveedora fantasma Sandra Sánchez Ruiz.

“(La secretaría general) será además la encargada de la transparencia y rendición de cuentas e información pública y dará seguimiento de los acuerdos institucionales”, estableció Zermeño Guerra en su plan de trabajo. ¿De verdad cree que Aranda Martínez le ayudará a cumplir ese objetivo o qué espera realmente de él?

Si al nombramiento de Aranda Martínez se le suma la ratificación de Isaías Ricardo Martínez Guerra al frente de la Secretaría de Finanzas, se configura una mala señal en materia de transparencia, por lo que –sumado al caso de González de Anda– dos de los grandes pendientes que se pusieron como ejemplo en este espacio sobre los que podría diferenciarse de su antecesor tienen un arranque dudoso.

El nombramiento de Urenda Navarro a cargo de la Defensoría de Derechos Universitarios resultará insuficiente para generar confianza entre las universitarias que se han quejado de acoso y han exhibido tendederos acusadores, si la defensora tendrá como compañero en la oficina del Abogado General al agresor de una de las víctimas.

El acoso y abuso sexual y la falta de transparencia son temas que requieren señales positivas. A una semana al frente de la Rectoría, Zermeño Guerra bien podría estar dilapidando el beneficio de la duda que se le otorga a todo funcionario recién llegado a un cargo… o por lo menos pone cuesta arriba la demostración de que las promesas de su plan de trabajo las hizo en serio.

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