Por Victoriano Martínez
Se podría decir que este jueves fue un día de definiciones entre personajes de los partidos políticos con miras a las elecciones de 2027, pero se tendría que hacer con una precisión: absolutamente todos exhiben su vocación politiquera que, enfocada en la próxima elección, mantiene abandonadas sus obligaciones no con la próxima generación, sino con la actual.
A unos días de pretender ocultar su incapacidad para gestionar la construcción de la tan anunciada Presa las Escobas con la afirmación de que era mejor proyecto traer el agua desde Villa Hidalgo, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona ahora prefiere que la atención se enfoque en sus desgastados prematuros destapes sobre candidatos a la alcaldía.
Y destapa a los mismos y argumenta lo mismo: trabajan para sacar del Ayuntamiento de San Luis Potosí a la maldita herencia. “No vamos a escatimar esfuerzos con tal de sacar ya a la maldita herencia y que San Luis Potosí siga cambiando”, afirmó como quien dice que ahora sí va la buena y no se repetirá el fracaso que tuvieron el año pasado.
Y como cantaleta, vuelve a repetir que el Partido Verde tiene una lista amplia de aspirantes, como cinco para la alcaldía y otras cinco o seis que suenan para la gubernatura.
Que suene la politiquería, pues, y que se acalle cualquier explicación sobre el incumplimiento de su compromiso, ya con presupuesto federal, para contribuir a resolver el abastecimiento de agua potable a la ciudad. ¿Sobre cuántos otros asuntos opta por no rendir cuentas a la población?
“Tenemos cuadros suficientes y con formación política. No queremos chapulines de último minuto. Si alguien se quiere sumar a Morena es ahora, no es en el momento de la repartidera de candidaturas”, se sumó a la misma cantaleta el presidente del Consejo Estatal de Morena, Carlos Arreola Mallol.
¿Por qué iban a quedarse atrás si el terreno de la competencia es por la politiquería y no por cumplir de la mejor manera sus obligaciones en los cargos para los que fueron elegidos? Están por cumplirse tres semanas de que debió desaparecer la CEGAIP y los diputados no sólo ha incumplido con ese mandato, sino que mantienen a ese organismo incompleto.
“Hoy sí es el día del borrón y cuenta nueva, y saben a qué me refiero”, expresó el alcalde Enrique Galindo Ceballos ante los panistas reunidos para la toma de protesta de Verónica Rodríguez Hernández como dirigente estatal. Más adelante dijo que el PRI ya “quedó atrás”.
Galindo Ceballos hizo malabares verbales para justificar su nueva condición de politiquero en proceso de conversión.
“Soy un convencido panista en ciernes del proceso con la invitación de Jorge Romero y de Verónica y que hoy yo sólo quiero decirle a Jorge estamos listos para tu banderazo”. “Estoy listo para competir electoralmente en lo que viene”, dijo más tarde en entrevista.
El alcalde-precandidato desde hace cuatro años y que hasta ahora lo reconoce formalmente dijo sobre su paso por el PRI que “hoy hay que guardar ese pasado difícil en un cajón”, y a pregunta expresa señaló que aún no es tiempo de convocar a sus excompañeros priístas a abandonar ese partido.
Tres actos de política con superficialidad o ligereza y con un cierto toque de intrigas y bajezas, que son los términos que utiliza la Real Academia Española para definir politiquería.
Una politiquería que desincentiva la intervención del ciudadano en los asuntos públicos, no sólo porque la fastidian en periodos electorales con ofensivas campañas para las que desde ahora los ven como votos y no como ciudadanos, sino también porque derrochan grandes cantidades de dinero público para manipularlos.
“Con la ley que se expide, se reduce el periodo de campañas y precampañas con el propósito de contrarrestar el abstencionismo provocado por el agotamiento de la población ante los excesivos tiempos destinados para este fin”, así quedó plasmada en la exposición de motivos de la Ley Electoral del Estado la necesidad de limitar la politiquería.
Pero la adicción de los politiqueros a promocionarse tiene otra interpretación: el cargo para el que fueron electos es para promover su imagen por encima de cualquier cumplimiento de sus funciones, porque desde que lo asumen trabajan para la siguiente elección… y que la población se las arregle con lo que alcance a hacer la burocracia.