Fincas abandonadas en SLP: del deterioro urbano a la inseguridad

Experto de la Facultad del Hábitat advierte que una sola casa en abandono puede transformar la vida de un barrio entero.

María Ruiz

El reciente debate sobre la intervención de fincas privadas en San Luis Potosí, como la ubicada en la avenida Venustiano Carranza, ha puesto sobre la mesa un problema más profundo que trata el impacto que tienen los inmuebles en abandono sobre la seguridad, la salud y la imagen urbana de la capital.

De acuerdo con el maestro Víctor Manuel Rangel García, docente de la carrera de Diseño Urbano y del Paisaje en la Facultad del Hábitat de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), la explicación a este fenómeno puede encontrarse en la llamada teoría de las ventanas rotas.

“Estos fenómenos están ligados al ámbito de la imagen urbana y forman parte de paisajes no muy positivos para la ciudad”, señaló. “Si un inmueble empieza a deteriorarse en zonas como el centro histórico, lo primero que atrae es basura y escombro, y después se generan focos de delincuencia”.

Rangel explicó que la teoría, aplicada al contexto urbano, muestra cómo un espacio deteriorado envía señales de desatención y abandono que incentivan comportamientos negativos.

“Algunas fincas o inmuebles deshabitados terminan siendo ocupados por personas en situación de calle. De inicio, ellos buscan un espacio de resguardo, pero esto conlleva también acumulación de basura, incendios para generar calor en invierno y, en algunos casos, hasta riesgos en salud pública”, detalló.

Este deterioro afecta de manera especial a fincas con valor histórico, pues han sido dañadas e incluso incendiadas.

“Se han registrado casos en los que, por mantener fuego al interior, las casas han sufrido daños graves. Y a ello se suma la proliferación de fauna nociva o acumulación de escombros, lo cual impacta directamente en la vida de los vecinos”, apuntó.

El académico recordó que el Centro Histórico de San Luis Potosí es Patrimonio Mundial de la Humanidad, lo que vuelve más delicado el abandono de inmuebles en la zona.

“Hay que reconocer que nuestro Centro Histórico forma parte de un perímetro principal, el perímetro A, que está más conservado. Sin embargo, en las periferias del polígono —barrios como Montecillo, San Miguelito, San Sebastián o San Juan de Guadalupe— sí se identifican viviendas en estado de abandono que generan problemas serios de inseguridad”, afirmó.

Por ello, insistió en que las autoridades deben mantener campañas permanentes de conservación.

“Sería interesante exhortar a las autoridades a dar mantenimiento a los inmuebles abandonados porque, mal o bien, forman parte de la imagen urbana de todo el Centro Histórico”, dijo.

Sin embargo, el problema no se limita solo al Centro Histórico, pues el especialista explicó que también existen zonas consideradas como puntos rojos en colonias periféricas.

“Esto ocurre principalmente en los patios del ferrocarril, hacia la zona norte, arriba del Montecillo y cerca de avenida México. Son espacios que después de las ocho de la noche quedan en completo abandono y se convierten en focos de delincuencia”, expuso.

Recordó que la ciudad de San Luis tuvo gran importancia ferroviaria en el siglo XIX, lo que dejó infraestructura, viviendas y equipamiento que ahora están deshabitados.

“Lo vemos en la propia Alameda Central, donde había hoteles para los viajeros. Hoy muchos de esos inmuebles están deteriorados y requieren programas de conservación”, señaló.

Una finca puede cambiar la vida de un barrio

Si bien una sola finca abandonada puede parecer un problema menor, su impacto es inmediato en la vida cotidiana de los vecinos.

“Ellos son los primeros en reportar olores, ruidos o quemas dentro de estos espacios. La mayoría de las veces se trata de incendios provocados por personas en situación de calle que queman plásticos o llantas para calentarse. Eso genera una alerta constante entre los habitantes, porque saben que algo está pasando y que incluso se pueden estar cometiendo delitos dentro del inmueble”, advirtió.

Para Rangel, la clave está en generar programas de intervención que, aunque no regeneren por completo los inmuebles, al menos los mantengan en condiciones dignas.

“El darle un mantenimiento, aunque sea de pintura y limpieza, cambia el contexto de seguridad. Ver presencia municipal o servicios públicos en la zona genera otra percepción social”, aseguró.

Incluso, consideró que estas medidas pueden prevenir el desplazamiento de focos de inseguridad hacia otras áreas.

“Una vialidad bien iluminada y limpia puede desplazar las conductas negativas que ocurren en espacios oscuros o baldíos. Algo tan simple como podar maleza ya cambia la perspectiva de los vecinos”, explicó.

El especialista destacó que la regeneración de barrios no depende solo de las autoridades, sino también de los propios vecinos.

“La participación ciudadana es fundamental. Desde sembrar un árbol hasta aprovechar programas de equipamiento urbano para instalar juegos o aparatos de ejercicio. Esa apropiación del espacio es la que puede transformar un barrio”, subrayó.

Finalmente, Rangel reiteró la necesidad de proteger y dar vida al Centro Histórico de San Luis Potosí.

“Nuestro Centro Histórico es patrimonio mundial y debe mantenerse a la altura de ese reconocimiento. Hay otros estados que han sabido regenerar sus centros históricos, pero San Luis no le pide nada a nadie. Tenemos que conservarlo y mantenerlo para seguir siendo la ciudad de los jardines”, concluyó.