Óscar G. Chávez
El año que viene, ya en menos de 24 horas, no tiene trazas de ser promisorio para el estado de San Luis Potosí y los potosinos que en él habitan. La muestra perfecta que es este año está por acabar y no creo que alguien, salvo el gobernador y su gabinete, puedan decir que tuvo algún resultado positivo para la administración pública y la política estatales.
Dentro del aparato gubernamental este año estuvieron más presentes que en el anterior, de que sólo fueron tres meses, la inexperiencia, la falta de conocimiento y de voluntad, la desorganización y la incompetencia; aunque lo haga, no es necesario remarcar lo ineficiente que continúa siendo la burocracia estatal, dentro de una administración que se promocionó, prometió y afirma ser distinta y mejor que cualquier otra que le hubiera antecedido.
Pero desde cualquier ángulo que se le quiera ver siguen presentes el autoritarismo unipersonal del gobernador, la falta de transparencia, el muy cuestionable manejo de los recursos públicos, la falta de coordinación entre el gobernador y sus subalternos, por lo que siempre acaban diciendo lo que Dios les da a entender; y si esos son los problemas de forma, de los de fondo habrá mucho más que enumerar.
Se mantiene en primer lugar la inseguridad que, según se dijo, desaparecería casi en cuanto comenzara a operar la Guardia Civil; obras públicas que mucho dejan (pero no a la ciudadanía) y poco avanzan; un sistema operativo de la secretaría de Finanzas más ineficiente que el anterior donde la entrega de placas y expedición de licencias continúan siendo un problema, y desde luego los enormes boquetes que “por órdenes superiores” se hacen un día sí y al otro también en esa secretaría.
Mucho de esto deriva de la inoperancia de una oposición ya no sabemos si aletargada, de vacaciones desde el diciembre pasado o simplemente inexistente; poderes, organismos e instituciones se han sometido a los caprichos, sacrificando dignidades.
Una honrosa excepción es la Universidad Autónoma que hasta el momento ha soportado los embates y chantajes del berrinchudo gobernante, quien si bien piensa que controla los recursos, no ha reparado en que su carácter atrabiliario no siempre le alcanzará para controlar voluntades. Por temporada la totalidad de la comunidad universitaria anda de celebraciones, pero no estaría por demás una marcha de toda ella sin distingo para dejar en claro la solidaridad, alcances e importancia de la institución y sus integrantes.
No está por demás recordar que si una institución, de manera frontal y limpia, ha sabido enfrentarse a gobernantes autoritarios, ésta ha sido la UASLP. Esto no sé si el gobernador lo ignore, o simplemente los límites de su entendimiento no le permiten considerarlo.
Por otro lado está siempre presente el encubrimiento a las actitudes delictivas de algunos funcionarios y exfuncionarios gallardistas, de los que nada se dice, pero su saqueo al erario en menos de un año, ha resultado más grave que el realizado durante la administración anterior. Desde luego, el efectuado en la secretaría de Salud se cuece aparte.
En ese sentido otra muestra es la impunidad que se ha permitido que mantengan algunos exfuncionarios de aquella administración, como la propia secretaria de Salud; casos en los que se ha comprobado que mientras entreguen una cantidad absurda por encima de la mesa y otra más jugosa por debajo de la mesa, los delitos por graves que hubieran sido no son materia de sanción.
No se trata de hacerle al pitoniso, ni ver más allá de la semana inmediata, mucho menos al 2024 que será año electoral y la arbitrariedad se afianzará, pero si las cosas continúan de esta forma sin nadie que evidencie y actúe como oposición real frente a una gavilla de delincuentes y facinerosos, las cosas serán peor de como pintan hasta ahora.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.