Ciudadana logró evitar la tala de un álamo de 35 años en SLP

María Ruiz

En una gesta épica de defensa ambiental, Guisela García, residente del fraccionamiento Torres de México en San Luis Potosí, ha logrado la victoria al proteger un árbol de más de tres décadas de historia en su comunidad.

La denuncia pública de Guisela contra la Dirección de Servicios Municipales, que buscaba talar el venerable álamo, ha sido el catalizador de un movilización sin precedentes en la capital.

Después de realizar protestas simbólicas y enfrentarse a la inminente llegada de maquinaria pesada, Guisela decidió buscar el apoyo de expertos en la materia, pues pese a su petición ciudadana, las autoridades capitalinas estaban decididas en realizar la tala del árbol.

Irma Esther Montenegro Herrera y Pedro Nájera Quezada, miembros destacados de Consultora de Asesores Socioambientales, Agrícolas y Asociados de México (ASAAM), Guardianes de los Jardines y Guardianes de la Sierra de San Miguelito, se unieron a la causa para garantizar la permanencia del árbol.

El dictamen arbóreo emitido como resultado de esta intervención destaca la importancia vital de la vegetación urbana en el ecosistema de la capital. Este álamo, un populus fremontii de más de 35 años de edad, ubicado en una zona común del fraccionamiento, ha sido reconocido como un elemento esencial para la biodiversidad local y el bienestar de la comunidad.

El informe subraya que, a pesar de su proximidad a edificaciones, el árbol no representa ningún peligro para los residentes ni para las estructuras circundantes.

Por el contrario, su presencia ofrece beneficios significativos, como la reducción del ruido, la provisión de sombra y aire limpio, así como la contribución a la armonía del paisaje urbano; aspectos que árboles más jóvenes no podrían proporcionar.

Ante la contundencia del dictamen, las autoridades capitalinas han acatado las recomendaciones presentadas. Se han propuesto medidas de conservación, incluida la creación de una zanja para limitar el crecimiento de las raíces y proteger el árbol, así como las estructuras circundantes.

Para Guisela, esta batalla ha sido más que una lucha por un árbol; ha representado la defensa de un elemento vital para la existencia humana. Su dedicación y perseverancia, a pesar de ser madre y trabajadora a tiempo completo, han sido inspiradoras para la comunidad.

El árbol en cuestión no solo es un refugio para la mariposa monarca en su viaje migratorio, sino también para una variedad de especies locales, como el gavilán pecho canela, el colibrí pico ancho norteño, el colibrí garganta azul, la tortolita cola largo, la paloma alas blancas, el pinzón mexicano, el jilguerito dominico, la golondrina tijereta, la calandria cejas naranjas, la paloma doméstica, entre otros.

Su preservación es crucial para mantener el equilibrio ecológico en el entorno urbano.

En un mundo donde la urbanización avanza implacablemente, historias como la de Guisela García recuerdan la importancia de proteger y valorar la naturaleza. Su victoria es un recordatorio de que, a través del esfuerzo y la determinación, se puede marcar la diferencia y preservar el patrimonio natural para las generaciones venideras.

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