María Ruiz
Colectivos ecologistas, comuneros y familias potosinas realizaron el pasado 21 de septiembre una jornada de reforestación en el tramo conocido como Las Huertas–Las Margaritas, dentro de la Cañada del Lobo, zona que forma parte de la Sierra de San Miguelito.
El evento, cargado de simbolismo y memoria, también sirvió como espacio de denuncia: habitantes y defensores del territorio señalaron que persiste el acoso de inmobiliarias y fraccionadores que buscan apropiarse de tierras comunales, incluso mediante presiones para la venta forzada de terrenos.
Durante la jornada, se reveló que en ciertas áreas de la cañada ya se han detectado nuevas construcciones, no necesariamente en forma de grandes fraccionamientos, pero sí como casas particulares de lujo y alto costo, muchas de ellas presuntamente sin permisos.
Ante estos señalamientos, el alcalde de San Luis Potosí, Enrique Galindo Ceballos, fue cuestionado sobre la situación. En entrevista, respondió no tener conocimiento de la situación.
“No estoy enterado, y vaya que he ido este año más de cinco veces a la cañada. No he visto ningún desarrollo formal. No he visto ni un fraccionamiento”.
Galindo reconoció que existen construcciones aisladas, pero las atribuyó a conflictos internos entre particulares.
“Habrá algunas casas que más bien a veces son problemas entre ellos, de compras y ventas que no sé si sean legales. Seguramente no tienen permisos ni licencias de construcción, porque es una zona ejidal y comunal, y está protegida. Ahí no se puede construir más que los propios dueños de los ejidos”, aseguró.
Sobre la vigilancia y control de estas edificaciones, el alcalde enfatizó que la intervención municipal depende de la denuncia ciudadana.
“¿Cómo vigilar esto? Nos lo tienen que avisar, porque nosotros podemos intervenir si nos avisan a tiempo, pero yo no he visto algo nuevo. Eso es lo que quiero decir; he visto ya cosas que tienen años ahí, incluso a la orilla de la presa. Pero ya tienen años, nada nuevo”.
La Cañada del Lobo, ubicada dentro de la Sierra de San Miguelito, fue declarada Área Natural Protegida en diciembre de 2021. Su defensa ha sido encabezada por familias comuneras desde hace décadas para resistir los intentos de urbanización que amenazan el equilibrio ecológico y el derecho humano al agua.
A pesar de las declaraciones de Galindo, quienes habitan y defienden el tramo de Las Huertas–Las Margaritas en la Cañada del Lobo aseguran que sí han detectado construcciones recientes, con apenas uno o dos años de antigüedad, muchas de ellas de alto costo y destinadas a uso privado. Algunas intentaron incluso habilitar estacionamientos en zonas de cerro, desgajando el terreno y alterando el ecosistema.
Ante la falta de claridad sobre quién otorga estos permisos —si es que existen—, las familias han tenido que intervenir directamente, no sólo en labores de restauración ambiental, sino también en el paro físico de obras. Su presión comunitaria ha sido clave para frenar el avance de estas edificaciones, en defensa de un territorio que consideran sagrado, histórico y colectivo.
