Diputados autoproclamados como peores

Por Victoriano Martínez

Si la primera impresión es la que cuenta, el paso del tiempo se encarga de la confirmación o modificación de lo proyectado. Apenas se instalaba la LXII Legislatura, cuando los actuales diputados dieron las primeras señales de que no se distinguirían de sus antecesores.

Hoy, por mayoría, ellos mismos han aprobado lo que equivale a una certificación de que ya son peores que los diputados de la que fue considerada la peor y más corrupta Legislatura de la historia: el dictamen con el que aprobaron el informe de la Auditoría Superior del Estado sobre su propia Cuenta Pública 2018.

Tras la primera (mala) impresión, tardaron 14 meses en ser ellos mismos quienes así lo dictaminaran.

Si ya lograron ser peores, no sorprende que acuerden sin acordar destituciones de funcionarios del Congreso del Estado, mucho menos que en el ánimo de organizaciones ciudadanas surja una necesidad como la planteada por Pedro Torres, del Movimiento Pueblo Libre: “cada semana tenemos que venir a  recordarles nuestras peticiones”.

La LXI Legislatura terminó su periodo con sesiones en las que tenían necesidad de vigilancia extraordinaria. La LXII Legislatura ya sesiona con presencia policíaca en sus accesos, lo que es una señal que la equipara con la anterior. Pero el colmo ha sido que ellos mismos, el 14 de noviembre, votaron a favor un dictamen que da cuenta de que, desde el primer trimestre, resultaron peores.

La Auditoría Superior del Estado, a la que dejaron actuar sin control –por negligencia o por complicidad– en su blanqueo selectivo de cuentas, fue la encargada de la primera versión de la certificación de beatificación para los ex diputados y el señalamiento de que los actuales solaparon irregularidades.

De acuerdo con la ASE, entre el 1 de enero y el 14 de septiembre de 2018, los hoy ex diputados no cometieron falta alguna, en tanto que los actuales diputados, en sus primeros tres meses al frente de la Legislatura, cometieron irregularidades, y no las solventaron, por 90 mil 609 pesos.

En noviembre, 52 mil pesos por no comprobar gastos de apoyo para traslado de diputados y funcionarios, y 38 mil 609 por entregar compensaciones sin autorización de la Junta de coordinación Política… Sí, compensaciones como las que circulan libremente en la ASE. Poquito, pero suficiente para ya ser peores que los anteriores.

En segunda instancia, la Unidad de Evaluación y Control de la Comisión de Vigilancia, con sus dictámenes copiar-pegar, en burdo incumplimiento a los artículos 33 y 35 de la Ley de Fiscalización, provocó que los integrantes de la Comisión enviaran al Pleno su autoproclamación como peores que la Legislatura anterior.

Una cosa es que los diputados señalen falta de tiempo para analizar 115 dictámenes, y otra muy distinta que no se interesen, ni siquiera, en leer las mil 457 palabras de las cuatro páginas del dictamen que calificaban sus primeros tres meses de ejercicio.

Su incapacidad para leer un documento tan pequeño los llevó a aprobar por 16 votos a favor, seis en contra y una abstención, un informe de la ASE que los pone, en blanco y negro, como peores diputados que los anteriores, esos de la Legislatura de la ecuación corrupta.

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