El erario en manos politiqueras

Por Victoriano Martínez

Cuando un personaje metido a la política opta por su autopromoción con la vista puesta en la próxima elección, no sólo degrada su ejercicio a una mera politiquería, sino que desvirtúa de tal manera la administración, tanto del erario como de sus facultades para definir acciones, que suele enfocarse en aparentar ser aquello para lo que no muestra una voluntad suficiente.

Si ese personaje politiquero acapara con su camarilla el manejo de un partido político y, además, la búsqueda de conseguir sus intereses particulares le requiere actitudes de chapulín, no sólo para saltar de un cargo a otro sino también para saltar de un partido a otro, el ejercicio de la política se pervierte desde los órganos de acceso a los cargos públicos.

En el segundo informe del alcalde Xavier Nava Palacios, de acuerdo con lo que anunció su secretario técnico, será posible encontrar elementos sobre la forma en que se desvirtúa la administración pública. El resultado de la auditoría practicada a la directiva gallardista del PRD muestra a qué grado personajes como Ricardo Gallardo Cardona han pervertido a esos institutos políticos.

“Entre lo que será informado por el Presidente Municipal, puntualizó Jorge Arias que son las tres grandes obras que se han ejecutado en convenio con el Gobierno del Estado en la Agenda Metropolitana:

“Los pasos superiores vehiculares del Bulevar Rocha Cordero; el mejoramiento del alumbrado público con el cambio de luminarias en todo el territorio del Municipio, y la recuperación de espacios públicos para la instalación de Centros de Desarrollo Comunitarios y Unidades Deportivas”, describe el comunicado del fin de semana que anuncia el informe.

“Tres grandes obras” que han sido el material de una campaña permanente de promoción, con planas enteras pagadas en los diarios, spots de radio y de televisión, y videos promocionales de avances en redes sociales, que por momentos hacen pensar que se realizan más por presumirlas que por buscar un beneficio para la población.

Una presunción anunciada que demerita el valor que tienen en sí mismas las obras. Son innegables, por ejemplo, los beneficios del cambio total de las luminarias, pero ¿cuál es el beneficio de un bombardeo propagandístico sobre esa obra cuya ventaja será necesariamente notoria para todos los habitantes del municipio? Se vuelve alabanza en boca propia… ¡y con recursos públicos!

Hasta muy buenas acciones se pueden desvirtuar cuando se les pretende usar para aparentar de más lo que ni siquiera tienen necesidad de aparentar.

Si eso ocurre con lo que Jorge Arias anticipa, actos como la puesta en marcha del programa integral de seguridad vecinal quedan expuestos como acciones de último momento para incluirlas en el catálogo de presunciones en que se convierten los informes, y el segundo de Nava Palacios no da muestras de que será la excepción.

¿Acaso los programas de desarrollo urbano que se rumoró serían aprobados la semana pasada formaban parte de esas acciones de último momento para presumir dentro del segundo informe? No hay que olvidar que el regidor Alfredo Lujambio Cataño tuiteó que ya cuentan con los documentos con la presuntuosa expresión “19 meses de trabajo para recuperar 17 años de atraso”.

En ese afán de aparentar, se suelen confundir los indicadores. Un indicador de avance en el tema de seguridad no puede ser que se cuenta con 210 patrullas más, o que aumentaron el número de cámaras de vigilancia, o se puso en marcha del programa integral de seguridad vecinal.

El indicador de avance en el tema de seguridad tendría que ser la reducción de la criminalidad, lo que mes a mes Semáforo Delictivo exhibe que no ocurre.

Ricardo Gallardo Cardona y su grupo, denominado la gallardía, aporta el ejemplo de la forma en que se pervierte la política desde los partidos: apropiarse de las dirigencias de esas organizaciones de acceso a los cargos públicos para convertir el financiamiento que reciben en un capital chapulín que salta para donde brinca su politiquero chapulín.

Revelador resulta el resultado de la auditoría practicada a la dirigencia gallardista del PRD: irregularidades por más de 15 millones de pesos, de los cuales una parte fue para promoción personal de Gallardo Cardona y otra para promover la afiliación al PVEM, a donde el chapulinazgo gallardista dio el salto.

“Pudiéramos tener 15 calles nuevas de un millón de pesos”, pudo haber dicho un indignado Gallardo Cardona… pero en este caso no aplica por tratarse de recursos de un partido político pero, principalmente, porque aunque con el manejo irregular no se pavimentaron calles, sí se utilizaron para pavimentar sus aspiraciones políticas.

Dos claros efectos que se dan cuando un personaje metido a la política opta por su autopromoción con la vista puesta en la próxima elección… y dispone de recursos públicos.

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