El Realito y los derechos humanos

Por Victoriano Martínez

En menos de un año, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona pasó de un optimismo extremo que garantizaba el abasto de agua a la ciudad por 125 años tras obligar a la empresa Aquos a una inversión de 150 millones de pesos para arreglar el acueducto de El Realito, a la advertencia de que en menos de 125 días la zona metropolitana se quedará sin agua.

El 30 de junio de 2022 anunció que la empresa que tiene la concesión del acueducto de El Realito, se comprometió a invertir 150 millones de pesos para la compra de un nuevo tubo que se utilizará para reparar el sistema que abastece a la zona metropolitana. Las fallas en el acueducto desaparecerían y automáticamente se garantizaría el abasto por más de 100 años.

El pasado martes 7 de marzo de 2023, Gallardo Cardona advirtió del riesgo de que para mayo la zona metropolitana de la ciudad se quede sin agua, ya no por las fallas en el acueducto, sino porque la cortina de la presa El Realito presenta fugas de agua que este miércoles confirmó al acudir a verificarlas junto con el alcalde Enrique Galindo Ceballos.

Como alternativa de solución, en rueda de prensa frente a la cortina de la presa El Realito en territorio guanajuatense, el combo Gallardo-Galindo planteó una vuelta al pasado: “la rehabilitación y aprovechamiento de todos los pozos de la mancha urbana: los públicos, privados y clandestinos”, expuso en su comunicado el Ayuntamiento.

Una reacción ante una presunta emergencia por la que hay que echar mano de todo lo que esté disponible para extraer el agua del subsuelo, que llega a considerar incluso tomar los dos pozos que explota Aguas del Poniente Potosino para abastecer de agua potable la zona concesionada del servicio, sin ninguna contraprestación a cambio para el Ayuntamiento o Interapas.

Si la construcción de la Presa El Realito fue motivada para “reducir los abatimientos de los acuíferos y evitar el incremento gradual de los hundimientos que afectan a la infraestructura urbana y las viviendas” provocados por la sobreexplotación de los mantos acuíferos, la falla de la presa condena a la ciudad a padecer ese otro perjuicio y pareciera que con más empeño.

Un perjuicio que a largo plazo colocaría a la ciudad en un problema de aún más difícil, o hasta imposible, solución para contar con el abastecimiento de agua ante un eventual abatimiento de los mantos acuíferos… en la medida en que se prolonguen la recuperación del agua de el Realito para más de cien años.

Una recuperación posible si no es descartada por el sólo hecho de formar parte de la herencia maldita, como medida para volver no sólo a permitir la recuperación de los mantos acuíferos, sino con ello lograr abatir los avances en las fallas geológicas que amenazan la viviendas ya construidas.

Por mucho que haya sido afectada la presa por actos de corrupción, existe con una cortina que se construyó con 430 mil metros cúbicos de concreto, para poder captar 50 millones de metros cúbicos, con un área de la cuenca de 3,390 kilómetros cuadrados, un área de embalse de 184 hectáreas para aportar mil litros de agua para abastecer a la zona metropolitana de San Luis Potosí.

Las fallas que presenta no sólo deberán corregirse sino también investigar su origen como lo han señalado ambas autoridades. El modelo del procedimiento para la construcción de la presa El Realito fue innovador y así quedó plasmado en el Libro Blanco del proyecto en el que pudieran considerarse algunos indicios sobre lo que pasó.

En el apartado “Problemática que se enfrentó”, uno de los puntos describe debe buscarse “que el residente de la obra y el personal de las empresas encargadas de la construcción y la supervisión de las obras cumpla con el perfil necesario según el tipo de obra y que logre mantenerse durante toda su realización”.

En las recomendaciones, hacia el final del documento, se menciona que “es importante que se vigile y opere la presa como se establece en los manuales entregados por parte de la empresa que la construyó y que se capacite al personal de la Unidad Administrativa de la Comisión Nacional del Agua que reciba la presa para su operación definitiva”.

Si los problemas se originaron en el momento de la construcción, en algo pudo contribuir la rotación de personal clave. A más de diez años de inaugurada, las fallas en la presa también pueden ser producto de deficiencias en la vigilancia y la operación conforme a los manuales proporcionados.

Independientemente de los efectos de las fallas, tanto en la presa como en el acueducto, y de las alternativas de solución, lo alarmista que resulta la forma en la que se señalan las primeras como en la que se anuncian las segundas contradice la presunta transparencia con la que el dúo Gallardo-Galindo tratan el tema.

El mes de mayo comienza dentro de 53 días. ¿De verdad para entonces ya no habrá agua en la ciudad? Si no informan públicamente con detalles la situación y la explican, ya comenzaron a violar tres derechos humanos de los habitantes de la zona metropolitana: el derecho a saber, el derecho a entender… y, en 53 días, el derecho al acceso al agua de calidad.

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