Insumos chatarra: la dieta gallarda

Abelardo Medellín Pérez

“Eres lo que comes”, versa una máxima de la nutrición-popular. Bajo esa lógica, es obvio y cierto el suponer que, así como el individuo es resultado de lo que ingiere, el gobierno y sus políticas públicas son resultado de sus insumos.

La definición más sucinta del gobierno, explica que las administraciones y los Estados son como una maquina productora que tiene un ingreso (input) y un escape (output); como ciudadanos, nosotros ponemos las exigencias, necesidades, expectativas, datos y peticiones de un lado (del input) y el gobierno, a través de sus compromisos, normativas y proyectos a largo plazo, produce del otro lado (el output) políticas públicas que atienden las problemáticas de sus gobernados.

Este modelo es claro y parece simple, el problema es que los resultados resultan en fracasos cuando aquello que utiliza el gobierno para idear sus políticas públicas está sesgado, incompleto, viciado o simplemente es ignorado.

El gobierno del estado de San Luis Potosí, es el mejor ejemplo de lo que ocurre cuando se pretende hacer mucho sin saber nada.

La gallardía como gobierno, ha sobresalido en su administración por presumir más que nadie la cercanía con la gente y al mismo tiempo empecinarse en hacer oídos sordos cada que se tienen que elegir insumos para producir políticas públicas.

Al iniciar el sexenio, la gallardía tenía la obligación de realizar una consulta pública a las personas con discapacidad para poder elaborar con inclusión el Plan Estatal de Desarrollo 2021-2027; pero al gobernador no le importaba hacer bien el Plan Estatal de Desarrollo, ni integrar a grupos históricamente relegados de las políticas públicas, no, al gobernador le urgía iniciar la remodelación del Parque Tangamanga y comenzar a regalar cosas. Al final un juez resolvió, por vía de un amparo, que se repusiera la consulta a personas con discapacidad dadas las múltiples omisiones.
El gobierno hizo mal su trabajo, al grado de violar la ley, porque no le importaba.

En consecuencia, prácticamente han transcurrido tres años de gobierno en lo que la administración no ha tenido insumos emanados de las personas con discapacidad. Imagínense como están las políticas públicas en esa materia.

Otro ejemplo son las mediciones que utiliza el gobierno para su estrategia de seguridad. La tarde de este jueves 18 de abril, el gobierno del estado a través de sus canales oficiales difundió un comunicado en el cual interpretaron a modo los datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). En ella, se afirma que la percepción de inseguridad se ha reducido en 7.6 por ciento en la ciudad capital.

Este sencillo y aislado dato, fue instrumentalizado por el gobierno y su Dirección de Propaganda Simplona para presumir lo siguiente:

“La contratación de más policías, la capacitación, la adquisición de vehículos de patrullaje y operativos de seguridad sectoriales son algunos de los factores que han abonado a mantener la paz y la tranquilidad en la capital y todas las regiones del Estado”.

¿Todas las regiones?, una exageración lamentable. ¿Con estos resultados el gobernador ya sabe si la gente de Venado puede salir tranquila a la calle?, ¿con estos datos el gobernador tiene certeza de si se puede viajar en carreteras en la Huasteca sin sentir miedo?, ¿estos datos alegres aseguran que cesarán los secuestros de migrantes en el altiplano?, ¿cómo un decremento del 7.6 por ciento en la percepción de seguridad capitalina resuelve el déficit de elementos en el resto de los municipios?

La estrategia de seguridad del gobernador, como su desesperado boletín confirma, se basa en decir cada mañana: “¿crisis de seguridad?, claro que no, ¿acaso no has visto cuántas patrullas he comprado?, ¿no has visto cuántas veces he cambiado a quienes dirigen estas políticas?, ¿no te da confianza que cada vez es más obvia la relación entre crimen organizado y autoridades?”.

Otra cosa que el comunicado en materia de seguridad confirma, es que el gobernador, cuando se trata de insumos para hacer políticas públicas, no sondea los hechos, sino que se guía por las percepciones.

Gallardo no impulsa una agenda a favor del derecho a la movilidad, porque el viaja en camioneta suburban y su equipo detiene el tráfico a donde sea que él va, entonces para él la ciudad no necesita soluciones para los diversos problemas de movilidad. Gallardo no cuestiona sus pretensiones de invertir en espectáculos y shows, porque cada que va a una escuela solo habla de eso, como consecuencia los alumnos ven en el gobernador a una empresa de conciertos, no un mandatario y por eso le dan por su lado. Gallardo no ha ofrecido soluciones trascendentales ni relevantes para el tema de la contaminación del aire, porque simplemente ninguno de sus asesores ni cercanos sabe leer una medición de calidad del aire y tienen tantos compromisos políticos, que ignoran las responsabilidades ambientales que requieren sentarse con expertos y técnicos.

El gobernador es una maquina de producir políticas públicas superficiales y asistencialistas, en parte porque tiene profundos intereses electorales puestos sobre cada acción de gobierno, pero también porque no tiene insumos completos para esbozar una solución real y lógica.

La máxima autoridad política del estado necesita más expertos y menos lambiscones, necesita escuchar más y proponer menos, necesita urgentemente frenar su gobierno frenético de ocurrencias y permitirse, aunque sea por un año, hacer eso que ha fingido desde hace tres años: consultar a todos, pero a todos, no solo a las acarreadas masas que abarrotan los obscenos eventos públicos del gobierno.

Afortunadamente existen momento, aunque son pocos, en los que el gobernador, más que un baño de pueblo, se da un baño de realidad.

Este jueves 18 de abril, durante una gira en Catorce, el gobernador se presentó ante una multitud de jóvenes estudiantes que soportaron el infumable evento propagandístico del gobierno y los comentarios flagrantemente ilegales del gobernador a favor del candidato del Partido Verde Ecologista de México en la localidad.

Como ya es costumbre, el gobernador utilizó la interacción con su público para intentar justificar sus propios desvaríos, sin embargo, cuando preguntó a los jóvenes qué necesitaba su comunidad, éstos respondieron a gritos y al unísono: ¡agua!

Sorprendido por la respuesta, el gobernador tuvo el atrevimiento de corregir a los estudiantes y aventarse una incómoda maroma para justificar que su gobierno se limitaría a remodelar una explanada turística. Entendamos esto en su dimensión: el gobernador viajó hasta Catorce, reunió jóvenes de la comunidad (probablemente obligados), les preguntó directamente qué necesitaban y… decidió ignorarlos y defender su pequeño elefante blanco.

¿De qué le va a servir a esos niños que mejores la imagen del municipio, si no habrá agua para mantener limpia esa imagen?, ¿qué ganan los pobladores de Catorce quienes, desde jóvenes, piden agua y el ignorante gobierno les da concreto?, ¿cómo puede, una genérica atracción más que solo alimenta los bolsillos de los caciques del turismo, estar por encima del urgente llamado que hacen los jóvenes víctimas de la crisis hídrica?

Ese es el riesgo de no tener insumos o preferir ignorarlos.

Igual que la alimentación propia; si tus insumos para hacer política están viciados, los consumes irregularmente, aceptas los insumos chatarra (de tus aduladores) o simplemente no los consumes, terminas con una administración anémica, raquítica, desnutrida de propuestas y carente del alimento básico que son las exigencias ciudadanas.

El gobierno del estado lleva tres años ingiriendo basura, y si uno es lo que come, de esa calidad han sido sus soluciones a los problemas más preocupantes.

Caray, todo el gobierno en contra del mal trato animal y tienen mal nutrido al pollo.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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