La civilidad gallarda y el pacto vacío

Abelardo Medellín Pérez

Al Pacto de Civilidad promovido por el gobierno del estado, firmado por todas las fuerzas política y presidido por diversas autoridades tuvo un voto de confianza a su favor que poco o nada le ha servido dado que, a poco menos de siete días de haber sido firmado, ya demostró ser una quimérica simulación más de la ­pax gallarda.

Una hora después de haber firmado el pacto, Morena, la principal fuerza política a nivel federal, salió a ventilar públicamente que este ejercicio de conciliación y acuerdo fue una imposición promovida desde el despacho del gobernador.

Morena ventilo una cosa que se sospechaba y se temía al mismo tiempo: nadie participó en la elaboración del pacto de civilidad, todos los actores, dirigentes, consejeros electorales y poderes asistieron a palacio a poner su mejor cara para tomarse una fotografía que escondía su ignorancia de lo que habían firmado.

Con esto, el partido que unos días antes firmó el convenio de coalición a nivel nacional con el PVEM (la franquicia personalísima del gobernador) y el PT (la franquicia estatal del amigo del gobernador), evidenció de cuerpo completo el pobre intento de presumir la sumisión como una virtud política.

Morena no hizo una denuncia desinteresada en favor de la democracia; la dirigencia y los liderazgos estatales del partido saben bien que con los siglados que se han asentado en el convenio de coalición hay espacios por perder y muchas voluntades que transformar del verde al guindo. El terreno que Morena ha perdido en el estado es grande y recuperarlo significa distanciarse del partido en el gobierno a fin de poner en jaque a la gallardía frente a los liderazgos morenistas nacionales.

Otro evento que revela la nula trascendencia del pacto orquestado por Gallardo Cardona ocurrió la tarde de este miércoles 29 de noviembre.

Lejos, como para no ser vistos, viajaron el secretario general de gobierno Guadalupe Torres Sánchez y la presidenta de la mesa directiva del Congreso del Estado, Cinthia Segovia Colunga para entregar los nombramientos de los nuevos integrantes del comité directivo municipal del PVEM en Cedral.

Trascendió sobre este evento que además del evento partidista, el integrante del gabinete estatal y la presidenta del Congreso, llevaron consigo una camioneta con despensas del gobierno estatal que fueron entregadas en la plaza principal de Cedral. Trascendió por igual la presencia de la ex senadora Sonia Mendoza Díaz, quien ha sido múltiples veces nombrada por el gobernador Gallardo Cardona como una potencial candidata del PVEM a algún cargo de elección popular.

Entonces tenemos todos los ingredientes de una afrenta contra los principios de civilidad democrática: un representante del gobierno, un evento proselitista, una potencial candidata y decenas, ¡decenas!, de mal llamadas “becas alimentarias” listas y embolsadas para comprar voluntades.

¿Y la civilidad dónde la dejaron?, porque si alguien se ha cansado de morderse la lengua y verse la nariz crecer ha sido el gobierno estatal que ha jurado y perjurado que no usará los programas sociales para coaccionar el voto y de repente… una potencial candidata, un evento partidista y decenas de lamentables intentos de coacción se hacen presentes en un municipio alejado y difícil de negociar.

¿Esa es la civilidad Gallarda?, ¿es la misma civilidad con la que el gobernador finge arranques de ira contra los espectaculares de pre candidatos, pero calla sobre los espectaculares de la presidenta del DIF, Ruth González Silva, a quien incluso ha promovido para el senado?, ¿esa es la civilidad con la que el gobierno dice que será respetuoso de la oposición, pero utiliza los canales del Estado para difundir información sobre la detención de un alcalde panista?, ¿es la civilidad con la que prometen asegurar un adecuado proceso electoral en 2024, pero sostienen el discurso nefasto de confundir la precariedad del OPLE con austeridad técnica?

En el fondo, el principal problema de este pacto firmado entre la voluntad del gobernador y el temor de sus opositores, es que no solo deja ver una clase política ignorante, sino una ciudadanía ignorada.

Si Morena no participó en la creación de este pacto, poco importa, no es como que el partido de las pre-pre-pre-campañas tenga algo que aportar sobre civilidad. Si los demás partidos y el OPLE aceptaron firmarlo, tampoco es relevante, a estas alturas del juego y con la sumisión a cuestas es obvio que Verónica Rodríguez o Paloma Blanco firmarían una hoja de renuncia al gobernador si él se las pidiera.

El verdadero y preocupante problema es que el gobierno no tuvo ni la más mínima sensibilidad de hacer público este pacto con ciudadanos. En cuanto se firmó, el pacto debió ser subido a internet, publicado en las puertas de palacio, compartido con organizaciones de la sociedad civil, con todos; para que entonces, y solo entonces, todos los votantes y participantes de las elecciones que vienen pudiéramos vigilar el cumplimiento del mismo.

¿Qué dice el pacto?, ¿qué prohíbe y qué permite?, ¿cómo sanciona?, ¿cómo admite denuncias?, ¿es solo la expresión vacía y hueca de un montón de promesas de buen comportamiento?, ¿y eso como protege al ciudadano de la demagogia del PAN, de las peleas internas del PRI, de la falta de representatividad del PRD, del clientelismo de Morena, de la nula propuesta de MC, del rampante cinismo del PVEM?

En teoría, la civilidad es un constructo que se edifica en una estrecha colaboración entre los ciudadanos, sus instituciones, sus representantes y los grupos de interés que se enmarcan en una sociedad.

La civilidad es lo que hace el profesor y la sociedad de alumnos, lo que hace el tendero y sus compradores, lo que ejercen los vecinos organizados, lo que genera una ONG preocupada, lo que surge de un votante primerizo asistiendo a un mitin.

El más cruel de los crímenes cívicos cometidos por los pasados gobiernos y perpetuados por este, es que nos han dicho que la política y la civilidad son actividades exclusivas de un grupo reducido de administradores y abogados que viven del gobierno, pero no por el gobierno. Esa mentira es la verdadera herencia maldita y Gallardo Cardona decide todos los días seguir contándola a la gente y disfrazando sus intereses personales con pactos vacíos y civilidad gallarda.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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