Leonel Serrato y el arte de caer parado

Por Victoriano Martínez

De todos los funcionarios del gabinete de Ricardo Gallardo Cardona, seguramente Leonel Serrato Sánchez, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes ha sido el más consistente… en generar conflictos.

No es novedad. Su carácter y su trayectoria plagada de actitudes contrapuestas e incongruentes los carga desde los años 90 del siglo pasado, y es consciente de ello. Su interés primero, la congruencia … bien gracias.

No son pocos quienes recuerdan a un Leonel Serrato trepado en la tribuna de las movilizaciones navistas que desembocaron en las protestas contra la elección de Horacio Sánchez Unzueta como gobernador en 1993.

No sólo convocaba a la población a señalar con dedo flamígero a Sánchez Unzueta como un gobernador espurio e ilegítimo, sino que amenazaba con hacerlo él mismo cada que se lo encontrara.

Unos meses después, frente a la puerta del despacho del gobernador, en la parte alta del Palacio de Gobierno, él mismo describió aquel momento: “Nadie creería que estoy aquí para la entrevista para conseguir el fiat de una notaría”. Sánchez Unzueta, el espurio e ilegítimo, lo hizo notario.

Un bandazo que superó hace dos años cuando, después de que en 2018 señaló a los Gallardo como “delincuentes que matan, extorsionan, levantan, atosigan y cercan las libertades”, en 2021 se sumó a las filas del PVEM para ser candidato a alcalde, para terminar en el gabinete de Gallardo Cardona como titular de la SCT. Los delincuentes de la gallardía lo sumaron a su gabinete.

En el ínter, un protagonismo apasionado para confrontar a figuras públicas como el inmarcesible Marcelo de los Santos, desde la cima de un banquito, hasta pasar por los excesos de expresiones que lo comenzaron a ubicar públicamente como un misógino agresivo, condenado por su afrenta verbal en contra de la entonces diputada Rebeca Terán.

Como servidor público exhibió su poco respeto para mujeres adultas mayores al callar y castigar mientras encabezaba la entrega de pensiones del bienestar.

Varias reporteras tuvieron que enfrentar la agresividad de Leonel Serrato ya como titular de la SCT hasta llegar a las ofensivas expresiones en contra de la entonces presidenta del Supremo Tribunal de Justicia. La vertiente misógina de la agresividad del funcionario.

Su anecdotario pendenciero no para ahí, sino que también se manifiesta en las gestiones que debe encabezar como titular de la SCT.

Quedó el registro de cuando acusó al rector Alejandro Zermeño Guerra como un estorbo para el programa de la tarjeta para camiones gratuitos para los estudiantes porque protegía los datos personales de los universitarios. Llegó incluso a calificarlo como ojete.

Las confrontaciones con el gremio de los taxistas fueron escalando, al grado de que su actitud de imponerles los proyectos para ese sector lo llevó a callarlos cuando pretendieron manifestar alguna duda: “siéntese y si no, váyase”, dijo a un taxista que pretendió planteare una pregunta en una reunión.

Una actitud recurrente con la que poco a poco fue perdiendo la confianza de los sectores con los que tiene que tratar como funcionario, especialmente el gremio de taxistas, que ya no lo pueden ver como interlocutor.

El pasado 2 de febrero, un grupo de taxistas acudió al Congreso del Estado para solicitar reformas a la Ley de Transporte relacionadas con plataformas como Uber, y se hicieron acompañar por Darío González Castillo, director de la SCT, a quien propusieron como nuevo secretario tras pedir la destitución de Leonel Serrato.

Hace tres semanas, un grupo de taxistas denominado El Consejo amenazó con bloqueos que provocarían un gran caos vial en la ciudad y un día antes de la fecha prevista, José Guadalupe Torres Sánchez, secretario de Gobierno, fue quien tuvo que negociar para evitar el caos.

Este lunes volvieron a salir taxistas para protestar por la falta de acciones en contra del pirataje en el servicio de vehículos de alquiler y una vez más Leonel Serrato fue descartado como interlocutor, porque lo consideran parte del problema y pidieron su destitución.

Cada que ha habido protestas, Leonel Serrato las ha minimizado y no ha faltado el apoyo de Gabino Morales, el superdelegado, quien lo defiende con el desgastado argumento de que se trata de una campaña negra.

En enero, en el Semáforo Estatal de Rendimiento, Leonel Serrato fue calificado con naranja y para febrero mejoró a amarillo. La publicación del indicador se ha retrasado este mes.

Un hecho es que en 18 meses ha sido el funcionario con mayor protagonismo conflictivo y durante todo ese periodo, por alguna razón que sólo él y su jefe entienden, por muchas vueltas que dé, cae parado.

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