Personas indígenas, cada vez más vulnerables ante el crimen organizado

María Ruiz

La desaparición de personas indígenas es una problemática social de la que poco se habla y que, socialmente, debido a la violencia con la que se realiza y los fines con los que se ejerce, podría compararse al nivel de un genocidio mundial, así lo señaló el doctor Anthony LaRose, catedrático de la Universidad de Tampa, Florida, durante su conferencia “Personas desaparecidas y crímenes de lesa humanidad en Norteamérica”.

En esta charla, que se realizó en el marco del evento “La investigación en el combate al crimen de personas desaparecidas” por parte de la Facultad de Derecho “Abogado Ponciano Arriaga Leija”, de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, se explicó que las personas indígenas, sobre todo aquellas que son de pueblos originarios y comunidades indígenas de México, se han vuelto aún más vulnerables ante la presencia de la delincuencia organizada, que busca envolverlas para después convertirlas en víctimas de redes de trata para la explotación sexual y laboral.

LaRose detalló que ante la crisis de desapariciones que actualmente se vive en México y Norteamérica, es muy difícil que la atención se dirija a estos grupos minoritarios, pues a la sociedad e incluso a las autoridades, poco les importan las personas que, por sus contextos sociales, pueden ser aún más vulnerables a la esclavitud, traslado forzoso, violación y, hasta en el peor de los casos, a un exterminio.

Aunque definió que paradójicamente la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio no incorpora el delito de desaparición forzada como tal, sí constituye un tipo de violencia que se iguala a los crímenes de guerra.

En este sentido, el catedrático mencionó que para poder erradicar o combatir esta problemática, se necesitan más que discursos, como acciones para que las personas indígenas no caigan en este tipo de redes que funcionan con una triangulación de diversos poderes.

Aunado a esto, señaló que la desigualdad social, las brechas económicas y la falta de oportunidades laborales, ponen en riesgo a las personas indígenas, pues ante la constante vulnerabilidad y precarización, pueden verse obligadas a migrar y, en medio de su travesía, ser objeto de persecución, privación ilegal de su libertad, hasta el punto de no saber de ellas nunca más.

Por último, LaRose remarcó que debe existir voluntad, ya que la desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad al tratarse de una acción inhumana que constituye violaciones a las convenciones internacionales, que revelan que la esclavitud no se ha eliminado y que la desaparición de personas se ha convertido en un problema mundial en el que incluso la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha intervenido y expresado su preocupación por el aumento de estos incidentes.

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