Resignaciones correctivas

Abelardo Medellín Pérez

Cuando un individuo gobierna con la guía de sus intereses y no la de la ley, es fácil perder de vista las limitantes, caer en ilusiones y luego prenderse de ellas con insistencia irracional; para esta terquedad, siempre será buen remedio la resignación.

Desde que, de forma clandestina, comenzaron los trabajos de construcción de la Arena Potosí en la capital potosina, las pretensiones del gobierno eran claras: convertir el recinto en una extensión de la propaganda personalista del gobernador Ricardo Gallardo Cardona.

En octubre del 2022, San Luis Potosí fue seleccionado para recibir, el LXXIX Congreso y Campeonato Nacional Charro 2023; ese día comenzó a gestarse la idea de convertir la anunciada Arena en, además de una obra emblema, un empate entre la eficacia del gobierno y el logro de traer grandes eventos al estado.

El gran evento llegó, pero la eficacia, como en otros casos, no apareció.

Tras meses de obra, con y sin procedimiento de ley, a la fecha la Arena no ha concluido y las expresiones optimistas del gobierno sobre la obra se comenzaban a escuchar insensatas.

Gallardo Cardona afirmó hace unos días que la obra no podía, sino que DEBÍA terminarse, porque no había un plan B. Tan perentoria era la actitud del gobernador, que incluso exploró la peligrosa opción de celebrar en la Arena el Congreso Charro, pero con la obra sin terminar.

Entre la insensatez del discurso oficial, la primera declaración coherente fue la del secretario General, Guadalupe Torres Sánchez, quien, sin que se le preguntara, afirmó que se debían explorar alternativas a la inconclusa Arena Potosí, por motivos de seguridad.

La razón esgrimida por el secretario, la seguridad nunca fue tema del discurso del gobernador; para Gallardo esta promesa era un sí o sí, sin importar la magnitud de la calamidad que podría significar el usar un recinto hecho a las prisas.

El gobernador pronto descubrió que, igual y su palabra pesa, pero no lo suficiente para cumplir sus compromisos. La Arena Potosí está lejos de ser terminada, los estudios para que se considere segura aún tomarán un tiempo y, tras la presión de la afición charra, se aceptó un cambio de sede al Estadio 20 de Noviembre.

Ya con todo esto sobre el tablero, se prestaba la oportunidad para que el gobierno aceptara que la obra no estuvo a tiempo y que se debía privilegiar la seguridad y el recinto. Pero no fue así.

Asesorado por alguien sin memoria o sin principios, el gobernador salió a decir que la Arena ya no sería el recinto de su Congreso y evento personal y que el plan nunca había sido ese.

Los últimos días, Gallardo Cardona ha acusado a los medios de difundir la versión de que la Arena Potosí era una consecuencia del Congreso Charro; pero si eso fue lo que se dijo, es porque él así lo hizo saber.

Antes de este mes, cada que se le preguntaba al gobierno por la Arena, la respuesta automática era decir que iba bien e insistir en que se inauguraría con el evento de charrería.

El gobernador quiere dar un golpe de timón a sus propias declaraciones y afirmar que, quien haya pretendido que la Arena era un sinónimo del Congreso Charro está equivocado; ¿y a quién quiere que empecemos a tachar de errado?, ¿a usted, gobernador?

Queda claro que los errores en el actual gobierno de San Luis Potosí, no se aceptan, sino que se transforman. Si el gobernador mañana promueve un nuevo compromiso, lo infla, le invierte, lo presume, lo vende, lo ensalza, pero después no se logra, al menos ya sabemos que la culpa no será de su gobierno por falta de capacidad, sino de nosotros por haberle creído.

Por ahora la promesa es que este año se celebrara el Congreso Charro 2023 en el 20 de Noviembre y en 2024 se buscará realizar en la, ahora sí terminada, Arena Potosí; importante será darnos cuenta de si el próximo año regresa la fiesta charra y ocupa este nuevo recinto, o será otra más de las resignaciones correctivas que deba tragarse el gobierno.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.

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