En 6 años, solo un caso de abuso sexual a menores tiene sentencia en la ZM de SLP

María Ruiz

En el marco del Día del Niño y la Niña, que se conmemora cada 30 de abril en México, la promesa de garantizar una infancia libre de violencia se ve empañada por una realidad alarmante: aunque se han abierto 549 carpetas de investigación por casos de abusos sexual y violación a menores de edad en la capital potosina y Soledad Graciano Sánchez en seis años y tres meses, solo dos se han judicializado y únicamente uno ha derivado en una sentencia condenatoria.

La Fiscalía General del Estado de San Luis Potosí, a través de la Unidad de Justicia para Adolescentes, emitió el oficio con folio UILEJA/219/04/2025 en respuesta a una solicitud de información realizada por Astrolabio Diario Digital con folio 240469825000178, en el que se presentan los datos referentes a las carpetas de investigación iniciadas por estos delitos entre enero del 2019 y marzo del 2025.

En San Luis Potosí capital se han reportado 453 casos de abuso y violación sexual contra menores de edad en ese periodo, con apenas dos judicializaciones y una sola sentencia condenatoria; mientras que, en Soledad de Graciano Sánchez se han documentado 96 casos en el mismo periodo, sin que ninguno haya sido judicializado ni sancionado con una sentencia condenatoria.

Lo anterior apunta que en seis años, solo se han judicializado el 0.44 por ciento de los casos y únicamente se ha obtenido una sentencia para el 0.22 por ciento de éstos.

De acuerdo con los datos entregados por la FGE, el año que más casos se han reportado es el 2024, con un total de 129 en la zona metropolitana de los cuales 105, el 81.3 por ciento, son de la capital potosina, y 24, el 18.6 por ciento, son del municipio soledense.

Mientras que en la capital los casos han aumentado de forma sostenida los últimos seis años, en Soledad hubo un breve decrecimiento en estos casos el año 2021 cuando se registraron tan solo 9 de ellos; tras ese año, de nuevo la tendencia fue al alza hasta alcanzar los 24 casos el año pasado, la cifra más alta en un sexenio.

La información llega en un momento de especial sensibilidad, en donde los discursos oficiales celebran la niñez, pero las cifras oficiales narran otra historia: una de impunidad y desprotección institucional.

Para Urenda Queletzú Navarro Sánchez, especialista en igualdad y erradicación de la violencia, los datos no sorprenden.

“Dos de cada tres niñas menores de 10 años en México han vivido algún tipo de violencia —psicológica, física o sexual— según la ENDIRE”, señala. Una estadística que, lejos de ser un número abstracto, tiene rostros, historias y secuelas.

Así lo revelan por igual los datos de la entidad potosina; en el caso de la capital, la información muestra que año con año el número de casos donde la víctima es una niña siempre es superior a los casos de niños, siendo esta diferencia más marcada en el caso del año 2024, cuando de los 105 casos registrados en el municipio potosino, 84 correspondieron a niñas y 21 a niños.

De acuerdo con o anterior, el año pasado ocho de cada 10 menores víctimas de abuso sexual fueron niñas.

En Soledad de Graciano Sánchez la tendencia es casi similar, con la excepción de que, en el año 2023, se registraron nueve casos donde la víctima fue un niño y siete correspondientes a niñas.

“La mayoría de estos casos ocurren en contextos familiares, o son cometidos por personas cercanas a la familia que asumen el deber de cuidado”, explica Urenda. “También se dan en espacios escolares, donde el tratamiento institucional sigue siendo mínimo”.

Urenda subraya que la invisibilización tiene raíces culturales profundas.

“Muchas veces estos casos no se denuncian porque ocurren dentro de las familias. Si una madre también es víctima de violencia, es probable que la denuncia de su hijo o hija nunca prospere si la suya no es escuchada”.

En el contexto de un año designado como el “Año de la Innovación y el Fortalecimiento Educativo”, Urenda sostiene que la educación sexual integral debe ser prioridad.

“No podemos prevenir la violencia sexual si no hablamos de los derechos sexuales con niñas, niños y adolescentes”, afirma. Este tipo de educación debe comenzar en niveles básicos, involucrando a familias y comunidades escolares.

El 30 de abril, el estado volverá a celebrar a sus niñas y niños, pero para cientos de menores en San Luis Potosí, el festejo se da entre heridas; como dice Urenda, si se quiere honrar verdaderamente la infancia, el primer paso es dejar de mirar hacia otro lado.

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