Por Victoriano Martínez
De hace unos trienios para acá, a los cargos de elección popular han llegado personajes cargados de tanto ego, que poco espacio les queda para cargar alguna capacidad para encabezar un buen ejercicio de gobierno: en su afán de proyectar lo que no son, responsabilizan al pasado de su evidente incapacidad para resolver los problemas que en campaña eran pan comido.
Una negligencia que, una vez obtenido el cargo por la vía de las urnas, sale a flote a pesar del excesivo maquillaje a cargo de las áreas de comunicación social que, lejos de construir un verdadero ejercicio de comunicación con la sociedad, se dedican a bombardear a la población con publicidad, propaganda y gacetillas para engañarla. El pueblo paga impuestos para que lo engañen.
Una negligencia que en materia de seguridad –lo de más impacto– es incapaz de prevenir los delitos y dar confianza a una sociedad que no deja de vivir con miedo (81.4 por ciento de la población que habita la ciudad, según la más reciente encuesta del INEGI).
Una negligencia que llevó al alcalde Enrique Galindo Ceballos a sellar el centro después de dos fines de semana con hechos violentos que dejaron como saldo dos personas muertas. A pesar de eso, el Ayuntamiento promocionó el operativo como una importante acción prácticamente sin precedente, porque todo tiempo pasado fue peor.
Una negligencia que nuevamente sale a flote por una tragedia que tiene que padecer la población, ahora con la muerte de una niña de 4 años, quien cayó en una alcantarilla abierta desde hace mucho tiempo y que enluta a una familia en el Ejido La Libertad. Una negligencia que mata.
Una negligencia que de manera burda José Enrique Torres López, director de Interapas, trata de ocultar con señalar el total abandono de la infraestructura hidráulica y sanitaria del municipio dejado por administraciones anteriores y que provocó “resultados muy lamentables que hoy nos llenan de indignación”.
Una indignación del negligente con la que busca vacunarse contra la indignación que despierta su incompetente labor, que ha mantenido en total abandono de la infraestructura hidráulica y sanitaria por diez meses sin que le preocupara, sino hasta ahora que su inacción ha enlutado a una familia. Después de muerta una niña de 4 años a tapar las alcantarillas.
Más les valdría hacerlo sin la parafernalia de la promoción de imagen que ya comenzó con sus declaraciones el alcalde Galindo Ceballos, quien también recurre al argumento de que es un tema que tiene muchos años en el abandono, porque –en su afán de dotar el cumplimiento de su obligación de un halo de gran mérito– dijo que hay entre 8 y 10 mil alcantarillas dañadas.
Algo así como 8 y 10 mil posibilidades de que una tragedia como la ocurrida en el Ejido La Libertad vuelva a ocurrir.
Galindo Ceballos calificó como desesperante que se tapan tres alcantarillas y se roban tres. “Es un cuento de nunca acabar hasta que no haya detenciones mayores”, expresó casi en tono de un reclamo que en todo caso no se dio cuenta que se lo hacía a sí mismo, porque también en él recae la obligación de vigilar que no se cometan esos robos.
Tan la actual administración de Interapas y de Galindo Ceballos forman parte de ese tiempo pasado al que responsabilizan de la tragedia ocurrida en el Ejido La Libertad, que hace siete meses, al definir el presupuesto y programa operativo para este año, no contemplaron un plan de reparación de fugas de agua, de fugas de aguas negras y reposición de alcantarillas.
Ahora, tras la tragedia, anuncian que a marchas forzadas la próxima semana darán a conocer el presupuesto que le destinarán y el alcalde se ve obligado a afirmar que “no va a ser de a mentiras, va a ser de a deveras y con un cronograma muy puntual de cómo vamos a trabajar eso”.
Sin duda un anuncio que será acompañado de publicidad, propaganda y gacetillas que le den un giro a la tragedia y pretenda hacerlos aparecer como los héroes que recatarán del abandono la infraestructura hidráulica y sanitaria de la ciudad… a pesar de que eso incluya los diez meses en que ellos mismos la han mantenido abandonada.
