La fórmula ambientalista

Carlos Rubio

Aunque al día de hoy Corcovada no es una victoria contundente y sin frentes abiertos, sí vale la pena destacar la batalla ganada hasta el momento.

Aún existen artimañas legales y otro tipo de procesos mediante los que las empresas vinculadas con Grupo Salinas van a intentar adueñarse de 426 hectáreas de Corcovada, como sigue ocurriendo en la Sierra de San Miguelito, por lo que esto apenas comienza.

Lo que ocurrió en Corcovada no pudo ser posible sin el respaldo de los Guardianes de la Sierra de San Miguelito y el gobierno federal.

Ante cualquier otro gobierno, la lucha por Corcovada hubiera derivado en una persecución política y la victoria del proyecto extractivista. Pero bien dicen que quien no conoce su historia está condenado a repetirla y San Luis Potosí la conoce muy bien. Hace años ocurrió en Cerro de San Pedro, que ante la persecución política que se vivió a manos del exgobernador Marcelo de los Santos Fraga y los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, el activista Enrique Rivera Sierra vivió exiliado en Canadá.

Pero hoy la historia fue diferente.

No hubo activistas perseguidos, sino reconocidos.

En lugar de esconderse, el pueblo de Corcovada ahora viste símbolos de lucha y tiene guardado un lugar frente a la presidenta de México.

Lo que ocurrió en cuestión de semanas fue una formula ensayada durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y puesta en acción de manera efectiva con Claudia Sheinbaum.

Con el acompañamiento, empuje y asesoría de los Guardianes de la Sierra de San Miguelito, la Sierra de San Miguelito fue declarada como Área Natural Protegida, después de años de presiones, amenazas, extorsiones y un casi resbalón que por poco mutilaba el decreto.

Hoy Corcovada fue testigo de años de experiencia en luchas ambientales que no siempre fueron exitosas, pero que dejaron un granito de aprendizaje que se consolidó en un rápido accionar que en cuestión de días protegió a un pueblo entero.

Aunque discretas, las gestiones de los Guardianes de la Sierra de San Miguelito tuvieron todo que ver para que las cosas pasaran de esta forma.

La afirmación sobre la falta de permisos por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum en su conferencia de prensa matutina, a pregunta expresa del periodista Julio Hernández López, fue la primera acción que posteriormente derivó en la intervención de autoridades federales en la asamblea en la que planeaban enajenar las 426 hectáreas del ejido, a favor de la empresa CEMAT Construction.

Vale la pena también remarcar el ímpetu del procurador agrario, Víctor Suárez Carrera, a quien se le observa la convicción de un férreo defensor de la tierra y las acciones que ha emprendido tanto en la Sierra de San Miguelito, como en Corcovada.

Ni las más de diez patrullas de la Guardia Civil Estatal que llegaron a aquella asamblea en Corcovada, lograron pasar por encima del gobierno federal que ya tenía la intención de frenar cualquier acto ilegal que estaba por llevarse a cabo.

Aquel día el gobierno estatal finalmente exhibió de qué lado está (aunque ya lo sabíamos), del negocio, de los depredadores, de quienes buscan aprovecharse de quien menos tienen.

El golpe siguiente lo dio la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, cuando arribó a Corcovada y clausuró las obras de exploración que ilegalmente se hicieron para saber qué minerales esconde el suelo.

En los últimos días se reveló que son hasta cuatro kilómetros de afectaciones que se hicieron a través de barrenaciones y caminos no autorizados.

El broche de oro lo dio la presidenta al arribar a Villa Hidalgo el fin de semana, municipio donde se encuentra el ejido Corcovada.

No hizo falta que hiciera mención del caso en su discurso, el mensaje ya estaba dado con el solo anuncio de su visita y el lugar especial que les guardaron a los ejidatarios en el evento, quienes le entregaron solicitudes de protección ante el grave riesgo que enfrentan al haber frenado de manera momentánea los planes de Grupo Salinas.

Aun así, al ser cuestionada, Claudia Sheinbaum fue enfática: no hay ni habrá permisos para ningún proyecto extractivista en Corcovada.

Mientras en la capital los políticos se pelean por ver quién instala unas boyas, en los ejidos se libran verdaderas batallas por salvar el estado y a su gente.

Un aplauso para los valientes ejidatarios que sin importar el peligro han alzado la voz por su pueblo.

La historia de Cerro de San Pedro no se repetirá.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente director editorial de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.