Por Victoriano Martínez
No fue un borrón y cuenta nueva, así haya declarado la diputada Marite Hernández Correa que se iba a reponer el proceso de selección de la titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) y su consejo ciudadano. “Tenemos que tomar una decisión responsable”, dijo en vano.
Tampoco se trata de un dejavú, aunque el riesgo existe desde el momento en el que la reposición del proceso consistió burdamente en tomarse más tiempo –¿acaso no les alcanzaron tres días para la negociación?– y limitarse a publicar otra Gaceta Parlamentaria con exactamente los mismos dictámenes, aunque con fecha diferente y número de sesión plenaria 94.
“Nuevamente compañeras diputadas y diputados. Nos hemos reunido la comisión de Derechos Humanos Igualdad y género y hemos decidido retirar los dos dictámenes propuestos a este pleno, el de la titularidad de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos y los consejeros, es cuanto, muchas gracias”, fueron las 46 palabras que usó Hernández Correa para retirar el dictamen.
“Derivado de la petición expresa de la Comisión de Derechos Humanos, Igualdad y Género se retiran los dictámenes números cinco y seis, por tanto, se les devuelven para los efectos que la misma comisión determine”, fue el acuerdo pronunciado por la presidenta, Vianey Montes Colunga, para que el efecto determinado por la Comisión fuera simplemente volver a enviar los dictámenes.
Si son exactamente iguales, ¿qué cambió para que hayan dejado de prevalecer las razones por las que dos días antes fueran retirados? Si son los mismos dictámenes, ¿se volverán a votar en 23 ocasiones? Si el resultado es diferente sólo puede ser producto de los acuerdos (negociaciones) entre los legisladores… y la inevitable sospecha de la intervención de otros actores.
El daño ya está hecho y lo que viene no deja de ser una prolongación de los agravios en contra de las nueve participantes. ¿Cómo justificarán que las seis candidatas descartadas en sus 23 vergonzosas votaciones ahora vuelven a participar? ¿Qué razones argumentarán para que las tres sobrevivientes a su juego perverso del pasado jueves deban competir de nuevo con las demás?
Ya sólo falta que les ocurra lo que le pasó al Congreso del Estado de Michoacán en diciembre de 2019, justamente en la elección de presidenta de la CEDH de aquella entidad: lograron la mayoría calificada, salvo que en el recuento de votos se percataron de que sumaban 44, cuando la Legislatura tiene 40 integrantes. Desde entonces la CEDH de allá opera con un encargado del despacho.
Tratar de enmendar los agravios contra las candidatas a la presidencia de la CEDH puede resultar no sólo contraproducente, sino patético, como ocurrió con la aclaración que la diputada Sonia Mendoza Díaz a una publicación de Código San Luis sobre presuntas negociaciones que involucraban el proceso de nombramiento en curso y otros por venir.
“Yo cuando estaba en la bancada del PAN aguantaba los embates y las traiciones y las embestidas y la fuga de información queriéndonos descalificar como bancada, a algunos integrantes, ya no estoy dispuesta a estarlo permitiendo y sé que esa nota fue pagada por un diputado del PAN, no tengo porque callarme”, dijo.
¿Habrá sido consciente de los alcances de tan grave confesión en la que, para colmo, mencionó sus 15 años como legisladora en distintas Cámaras?
Además de pasar por alto las mejores prácticas para nombramientos como el de la CEDH, ordenadas por la propia Ley que rige a ese organismo, ignoraron su propio anuncio de reponer el proceso y la carta abierta de 91 personas y 27 organizaciones activistas en derechos humanos… para agraviar a toda la sociedad con su cándida determinación de un si no nos salió, lo hacemos de nuevo.
A ese paso, la primera recomendación sobre la que tendrá que trabajar quien resulte electa presidenta de la CEDH tendrá que ser sobre las violaciones a sus propios derechos como aspirante, a los derechos de todas las víctimas y a los de la sociedad en general por parte de los integrantes del Congreso del Estado, incapaces de asumir su responsabilidad como representantes.
