Con familia, educados y de ambos sexos: Así son los yihadistas españoles

 

Madrid, España (13 de julio de 2016).- “En tiempos en que los infieles y los tiranos invaden nuestra Nación [islámica] en todas partes y desde todas las direcciones, la yihad y la lucha armada son la elección y el camino para la liberación de nuestra Nación. No vamos a defendernos de las injusticias con llantos y lágrimas, sino con las armas y la lucha armada. En cuanto nos levantemos en armas, al enemigo le entrará miedo y su sangre será derramada”. Son las palabras que uno de los 124 detenidos en España en los dos últimos años por actividades relacionadas con el Estado Islámico dejó en su perfil de Facebook meses antes de su arresto, y que fueron destacadas en su juicio en la Audiencia Nacional. Así lo recoge el estudio “Estado Islámico en España”, presentado este martes por los investigadores del Real Instituto El cano Fernando Reinares y Carola García-Calvo, que confirma que la irrupción del ISIS ha modificado el paisaje de la movilización yihadista en todo el mundo, y lógicamente también en nuestro país.

Basada en la información disponible sobre estos imputados por su relación con el ISIS, esta radiografía del nuevo yihadismo español rompe con algunos tópicos arraigados sobre la radicalización y el reclutamiento de militantes en suelo europeo. Estos, a menudo, están lejos del estereotipo que los pinta como muchachos desarraigados sin empleo ni educación, víctimas fáciles para las redes de captación. Aunque la juventud sigue siendo un factor destacable, la mayoría de los hombres (más de un 60%) están casados y tienen una media de dos hijos. Y una novedad: cada vez hay más mujeres.

“Hasta 2012 no había ninguna mujer detenida en España por actividades yihadistas. Hoy suponen el 16 por ciento”, señala García-Calvo. Según la investigadora, esto se debe a que el Estado Islámico tiene una exitosa estrategia de movilización diferente para hombres y mujeres. Mientras que anima a los primeros a contraer matrimonio, para ellas el mensaje es diferente: busca mujeres muy jóvenes y solteras, y las insta a “trasladarse al Califato y establecerse allí, para traer al mundo la siguiente generación de yihadistas”. Un patrón consistente con lo observado en otros países, como el Reino Unido.

“Hasta 2012 el movimiento yihadista en España era de carácter exógeno, es decir, los individuos habían nacido fuera de España”, indica García-Calvo: los ciudadanos españoles sólo suponían un 5% del total. “Pero en la movilización específica del Estado Islámico, ya hay tantos españoles como de otra nacionalidad, fundamentalmente marroquíes”, indica. Se trata tanto de inmigrantes de primera generación como de segunda, nacidos o socializados en nuestro país, que suponen un 42,2% del conjunto.

Y mientras más del 86% son musulmanes de nacimiento, un nada desdeñable 13,9% son conversos de otras religiones, si bien apenas uno de cada diez de estos individuos mostró un conocimiento relevante de la religión islámica o la ‘sharía’. Eso no significa que carezcan de educación: un 59% tenía estudios secundarios, y un 10% había terminado la universidad.

Radicalización al viejo estilo.

Y otro dato significativo: “Oímos hablar mucho sobre lo importante que es internet y las redes sociales en el proceso de radicalización. Lo es, y desde luego hay que prestarle atención. Pero lo que los datos nos están indicando es que en más de la mitad de los casos la radicalización y captación es mixta, se produce no solo en redes y entornos ‘online’, sino también en espacios físicos reales y tradicionales ‘offline'”, apunta García-Calvo. Y lo que es más: “El número de aquellos radicalizados solo en espacios físicos supera en diez puntos a aquellos que solo se radicalizan ‘online'”: un 28,9% frente a un 18,4%.

“Si nos referimos a estos entornos reales, destacan los domicilios privados, los lugares de culto y los centros culturales islámicos”, comenta la investigadora. “Estos lugares vulnerables y sensibles, y sobre todo el entorno alrededor de ellos, tal vez no tienen tanta importancia como en otros países, como el Reino Unido. Pero sirven a los captadores a la hora de decidir qué individuos son susceptibles de completar el proceso de radicalización. Entonces, éstos son desplazados a estos domicilios, a un ámbito más privado, apartados de la vigilancia existente en esos otros lugares más públicos, y a través de un agente de radicalización, son expuestos de forma masiva a la propaganda yihadista”, explica. La existencia de estos intermediarios en el proceso de radicalización es fundamental: están presentes en 9 de cada 10 casos. Así, “no podemos decir que la movilización yihadista en nuestro país sea un proceso de autorradicalización, en soledad y sin contacto con otros individuos”, dice.

Tal vez la parte más interesante del estudio sea la referida a las motivaciones de estos militantes. Reinares constata que una constante es “la idea de que el yihad es un imperativo religioso, de que no se puede ser buen musulmán aún cumpliendo con los cinco preceptos del islam sin hacer el yihad, no entendido en el sentido coránico de ‘esfuerzo’, sino como combate físico, con el objetivo de hacer avanzar el islam y la comunidad de creyentes”. Pero más allá de eso, según la investigación, están quienes tienen motivaciones “ideológicas y utilitarias”, aquellos que esperan conseguir algo, aunque sea, como en algunos casos, la redención; aquellos que se mueven por razones “emocionales y afectivas” -hay constatadas incluso radicalizaciones por amor-; y aquellos, en fin, que tienen motivaciones “existenciales e identitarias”.

Pero sobre todo, se extrae una idea de la visión panorámica sobre estos individuos: su peligrosidad. Como señala el propio Reinares, extrayendo la cita de su propio estudio: “Más de una tercera parte del total de detenidos formaba parte de células, grupos o redes con capacidad operativa y voluntad de atentar dentro de España”. Además, la gran mayoría de ellos tenían enlaces organizativos directos con el Estado Islámico en Siria e Irak. Casi siempre, con grupos en Marruecos, pero también, en la mitad de los casos, en Turquía, y a menudo en Francia y Bélgica. “Esto último es de especial relevancia para España, no solo porque formamos parte del mismo entorno, sino también porque 2 de los 124 detenidos en España estaban directamente conectados con elementos importantes de esta red del Estado Islámico en Europa”. La misma que atentó en París y Bruselas.

“Estos datos, desde el punto de vista de una democracia liberal, son suficientes para poner de manifiesto la amenaza que el Estado Islámico supone para España”, ha dicho Reinares. “También en España se ha abierto la brecha entre la población musulmana y no musulmana”, afirma, por lo que es necesario reforzar los planes estatales contra la radicalización, “para evitar que nos divida”.

Fuente: El Confidencial. (Por Daniel Iriarte)
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