Constancia de mayoría: dos candidatos a prueba

Por Victoriano Martínez

Si algo se les dificulta a los protagonistas principales de la elección de gobernador es lograr una total coherencia entre su discurso y sus acciones.

El sábado, previo a la entrega de la constancia de mayoría a Ricardo Gallardo Cardona como gobernador electo, Octavio Pedroza Gaitán se despidió con una autoproclamación como auténtico demócrata.

“Precisamente por ser un genuino demócrata, es mi deber acatar los resultados pero, también es imperativo denunciar que éstos provinieron de un proceso que careció de transparencia y confiabilidad. Un proceso manchado con actas sin folio, urnas embarazadas y sistemas caídos”, expresó.

Tras la entrega de la constancia de mayoría, Pedroza Gaitán enfrenta la verdadera prueba para su genuina vocación democrática: informar ampliamente a los “400 mil potosinas y potosinos que creyeron en su propuesta” sobre las acciones legales anunciadas para una defensa real y efectiva del voto.

Como genuino demócrata tendrá que rendirles cuentas con total transparencia sobre la forma exacta en que jurídicamente trata de limpiar un proceso que aseguró que careció confiabilidad por “actas sin folio, urnas embarazadas y sistemas caídos”. No hacerlo lo colocaría en la misma situación que señala contra el desarrollo de la elección.

El llamado de Ricardo Gallardo Cardona a iniciar una nueva etapa para el Estado se inscribe más en una inercia de la campaña que le cuesta mucho trabajo abandonar, al grado de insistir en poner fin a presuntas campañas negras, como si con ello quedaran resueltos todos los expedientes abiertos desde hace seis años en instancias de procuración de justicia federales.

¿Y si en lugar de tratar de cerrar ese extenso expediente con una descalificación tan simplona le aclara de manera pública y fehaciente a la Fiscalía General de la República y a la Unidad de Inteligencia Financiera punto por punto la investigación de la UIF que por distintas vías se ha conocido que concluyó desde el año pasado?

Pedir a la FGR y a la UIF abrir el expediente y aclarar las presuntas irregularidades de manera pública no sólo lo liberaría de la sospecha que para muchos son certezas, sino que demostraría que efectivamente se trató de campañas negras para desprestigiarlo. Si fueron campañas negras desde hace seis años, es mucho lo que le daría a ganar un proceso así.

Gallardo Cardona tiene en sus manos abrir efectivamente el camino por un nuevo San Luis Potosí, en el que lo de menos son las etiquetas de fifís, chairos o gallardistas, porque una renovación auténtica los volvería innecesarios, pero requiere coherencia entre el discurso y las actitudes que lo acompañan.

De poco sirve que se pronuncie por “una transición que no violente el estado de derecho”, si lo hace en el contexto de un acto en el que avasalló al Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (CEEPAC), que por primera vez no entrega la constancia de mayoría en su salón de sesiones, sino en un escenario que fue una prolongación de los actos de campaña del ganador.

Los emblemas del CEEPAC en el acto de mayor trascendencia que le toca protagonizar fueron relegados por los colores del partido del candidato electo y su eslogan “trabajaremos por un mejor San Luis”. A todas luces se trató de un acto de Gallardo Cardona y no del CEEPAC, que como autoridad, exhibió sumisión.

El de Gallardo Cardona resulta un discurso conciliador en el que se cuelan indicios de la persistencia de actitudes que van más allá de la inercia de la campaña. Al hablar de su relación con Enrique Galindo Ceballos como alcalde, además de señalar que siempre ha tenido “un buen entendimiento” con él, la prioridad que marcó soltó un tufillo a revancha: recuperar Interapas.

“Él (Galindo Ceballos) solo no va a poder con el tema del agua, se va a colapsar el Interapas, está a punto de colapsar después de los grandes fraudes que hizo el pasado presidente (sic), y hoy es importante que me siente con él para recuperar el organismo del agua”, expresó Gallardo Cardona.

Aunque no hay duda de que al señalar al “pasado presidente” intentó referirse a Xavier Nava Palacios, lo cierto es que éste aún no es el “pasado presidente”, sino que lo es su padre, Ricardo Gallardo Juárez, quien enfrenta una denuncia ante la FGR por un gran fraude en Interapas a través de la empresa Axioma Kusuri S. A. de C. V..

Pedroza Gaitán enfrenta a partir de hoy su prueba como genuino demócrata que superará en tanto demuestre una auténtica y efectiva defensa de la voluntad popular ante un “proceso manchado con actas sin folio, urnas embarazadas y sistemas caídos”.

Gallardo Cardona enfrenta la gran dificultad de empatar su discurso conciliador con acciones y actitudes –que incluso se cuelan en sus declaraciones– que lo contradicen. No es lo mismo conciliar que pretender un borrón y cuenta nueva. El pasado define actitudes que no cambian en automático con una constancia de mayoría.

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