El equilibrio de Nash

Frater Ignatius

John Nash era un buen jugador de Go. Le encantaban los juegos. En su juventud se aficionó al billar y le gustaba el ajedrez. Inventó el Hex y se sentía atraído por cierto juego de cartas. Su mundo estaba sumergido en las matemáticas de alto nivel pero consideraba que el juego en general representaba fielmente la realidad. En el año de 1994 este genial matemático recibió el premio Nobel de Economía. Su trabajo por el que fue galardonado apareció casi medio siglo antes en su tesis doctoral de apenas 27 páginas, la cual redactó a la corta edad de 21 años, casi igual que Galois

Llamado el equilibrio del miedo y más certeramente el equilibrio de Cournot y Nash (como el juego del Hex inventado en forma independiente con Piet Hein), en teoría de juegos, se relaciona con los juegos en los que participan dos o más jugadores y en los que ningún jugador mejora sus ganancias si decide cambiar de estrategia de manera egoísta. Si cada jugador unilateralmente elige cómo jugar, solo; y ningún jugador puede beneficiarse cambiándola mientras las estrategias del resto de los jugadores permanecen sin cambio, se dice que el conjunto de estrategias elegidas están en equilibrio de Cournot y Nash. Los principios del equilibrio son simples:

Cada jugador conoce y ha adoptado su mejor estrategia. Además, todos conocen las estrategias de todos. En el año de 1950 Nash fue el primero en demostrar que los equilibrios de Cournot y Nash para estrategias mixtas deben existir en todos los juegos finitos con un número x de jugadores.

Neumann y Morgenstern desarrollaron teorías alrededor de los juegos de suma cero, en los cuales los intereses de dos jugadores eran estrictamente opuestos. En el mundo de hoy la teoría de juegos analiza los conflictos humanos y la negociación en varias esferas. Por otro lado, en el caso del comportamiento de la población animal, estas técnicas se aplican con mucha frecuencia para maximizar ciertas variables. Así, se tiene amplia repercusión en varias ramas de la ciencia.

John Nash fue un matemático excepcional al que al final de la década de los cincuenta se le diagnosticó esquizofrenia. Creía hablar con extraterrestres y se sentía el rey de la Antártida. También alucinaba. Hasta que en la década de los noventa su cerebro se estabilizó y pudo seguir progresando en distintos campos como teoría de juegos, geometría algebraica y teoría no lineal. Lamentablemente, en el año 2015, después de recibir el prestigioso premio Abel en Noruega, por negligencia del taxista, muere junto con su amada esposa Alice. La película Mente brillante se inspira en su apasionante vida.

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