Gallardo gobernador, entre la 4T y el PVEM

Por Victoriano Martínez

Después de 112 días de post campaña, José Ricardo Gallardo Cardona finalmente asumió el cargo como gobernador del Estado en un acto a su gusto, multitudinario y cargado de culto a su personalidad en el que todo resultó previsible.

No hubo anuncios sorpresivos ni novedosos, sino la reiteración de algunos de los muchos temas que utilizó para mantenerse vigente públicamente y proyectar la imagen de un gobernador sin el más mínimo cuestionamiento, aunque la certeza del cargo se determinó hasta el pasado miércoles 22.

El acto protocolario, un intento de replicar la ceremonia de alianza con los pueblos originarios como la de Andrés Manuel López Obrador en el Zócalo en 2018, y un discurso de 29 minutos con 9 segundos, en el que dio preferencia a los saludos, fueron los tres apartados de la ceremonia inaugural del nuevo gobierno 2021-2027.

Gallardo Cardona comenzó con una larga letanía de saludos a los que acompañó con un breve comentario rematado con un “gracias” antes de pasar al siguiente nombre. Llevaba ya pronunciados más de medio centenar de nombres y más de diez minutos de intervención, que daba la impresión de que con el último saludo daría las gracias y tras gritar ¡Viva San Luis Potosí!, concluiría.

Después de saludar y agradecer a 72 personajes y ofrecer tres saludos grupales, 16 minutos después Gallardo Cardona comenzó su mensaje que duró 13 minutos con 9 segundos.

La presencia de la plana mayor del PVEM, con reaparición del “Niño Verde” incluida, y el papel que los diputados federales de su partido tendrán para negociar mayores presupuestos para el Estado fue algo que destacó en la larga lista de salutaciones.

“Toda mi gente del Partido Verde”, expresó. “A ver, que se levanten porque les vamos a dar un gran aplauso a los diputados federales del Partido Verde Ecologista de México. Dios los bendiga, que son los que nos van a traer el gran presupuesto para San Luis Potosí”.

Gallardo Cardona, ante la abrumadora presencia del PVEM prácticamente en pleno, parecía más tomar distancia de la Cuarta Transformación (4T) y replegarse en la trinchera verde ecologista como para mandar un recordatorio al presidente Andrés Manuel López Obrador de alguna negociación sobre alianzas en el Congreso de la Unión.

“Quedo incluso mejor posicionado, con una oportunidad de que todavía me la deben, de que todavía puedo cobrar facturas”, dijo en entrevista con el diario Pulso el 21 de diciembre sobre el rechazo de MORENA local en noviembre a apoyarlo como precandidato a gobernador.

Relaciones de conveniencia que marcarán su sexenio, cuyas ventajas de intercambio tendrá que lograr mantener –al igual que sus aliados del PVEM– por los próximos seis años, por el alcance de los efectos que podría tener enemistarse con la Federación dada su trayectoria y los expedientes que distintas instancias federales conservan.

Gallardo Cardona comienza su sexenio con un gabinete aún incompleto e integrado con señales de una lógica de reparto de posiciones por compromisos previos, antes que por una selección de acuerdo a las capacidades de los personajes para un mejor desempeño.

Un aspecto que se volverá una carga para su administración, en la medida en que –por los cuestionamientos de algunos sectores e instancias como la Unidad de Inteligencia Financiera antes que de contrincantes políticos– al proceso de legitimación con actos que debe emprender cada nuevo gobierno, Gallardo Cardona además debe convencer de que son señalamientos infundados.

Los dos retos más importantes de Gallardo Cardona como gobernador tienen que ver con la capacidad que logre para no contravenir a la 4T y lograr un desempeño en su administración lo más apegado a lo expresado en su protesta “para bien de la nación” (aunque se saltó esa parte) “y de este estado”. Incluso por encima de los intereses que la plana mayor del PVEM quisieran imponer.

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