Hacia 2018: Los primeros trazos

 

Ciudad de México (25 de mayo de 2016).- Es interesante la evolución que ya presenta la construcción de las candidaturas hacia 2018, pues tanto en los partidos como en el ámbito de los independientes, la guerra de encuestas y estrategias ya comenzó, y por lo tanto el análisis periodístico intensivo también.

En el interior de los equipos de cada suspirante, la talacha electoral está a la orden del día y se trabaja con ahínco en el posicionamiento de los perfiles, pues saben que este año debe cerrarse con bastante fuerza, dado que durante todo 2017 se librará una batalla cuerpo a cuerpo con los demás interesados.

Aunque los escenarios aún son genéricos, en la opinión pública ya comienzan a prospectarse posibles alianzas, unas tan naturales como previsibles, y otras que se visualizan tan fuera de lo común que su nacimiento sería de alcance histórico, aunque decisorio.

Un ejemplo de esos impensables sería un pacto entre el PRI y el PAN, para llevar a José Antonio Meade Kuribreña como cabeza de un gran acuerdo para conformar un gobierno de coalición. ¿Se imagina tal planteamiento? Sería la materialización del PRIAN que tanto critica Andrés Manuel López Obrador.

Se trata de una alianza que, si se trabajara con buen oficio en el interior de ambos partidos y se lograra procesar en un ambiente razonable de unidad, sería prácticamente invencible. Desde luego, la hipótesis se cimienta en la lógica y probabilidad de unir el agua y el aceite. ¿O será que a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto les pudiera alcanzar para construir un buen amarre —poderes fácticos incluidos— que le garantice medio gobierno a cada fuerza política?

En el interior de ambos partidos hay múltiples intereses que nos hacen pensar que algo así suena descabellado, máxime siendo el Dr. Meade alguien totalmente ajeno a la nomenclatura de ambos partidos, aunque también es el único que, contando con una imagen limpia y amplísima experiencia, pudiera conjuntarlos en un proyecto histórico que llevase como bandera la transformación política de nuestro país, a la par de una indiscutible capacidad económica para manejar el país. Ya veremos dentro de unos 15 meses si los cálculos electorales incentivan la bondad del establishment ¿azulado-tricolor? para algo así.

En lo que a Morena se refiere, si bien ya está más que decidido que AMLO irá nuevamente de candidato, debe trabajarse en la óptica de agregarle aliados, pues aunque el crecimiento del partido es exitoso y manifiesto, me parece que es y seguirá siendo, de aquí a 2018, insuficiente para llevar al tabasqueño a la Presidencia de la República. Creo que Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo son nuevamente los aliados potenciales de Andrés Manuel, aunque el primero de ellos ha elevado bastante su precio, pues jugando bien sus fichas ya aspira a ganar su primer gobierno estatal, el de Jalisco.

Aunque el PRD pareciera cocinarse aparte y tener diferencias irreconciliables con AMLO, al final me parece que enfrentará el mismo escenario de Morena: cuenta con un candidato competitivo, pero no le alcanza para ganar solo, necesita que alguien le ponga un pie adicional en la báscula. Y por ello siempre estará latente la posibilidad de una alianza con Acción Nacional, aunque a diferencia del primer escenario descrito, ni el uno ni el otro cuentan con un candidato que los pueda vincular. Así que regresar al origen y unirse con Andrés Manuel puede resultar un camino más rentable para ellos; es una vía que siempre será posible, pero que en su caso veremos hasta los últimos momentos de 2017.

La nueva variable en la ecuación serán los independientes, los cuales tienen el gran reto de ponerse de acuerdo —al estilo de todo partido político— para evitar ir fragmentados y poder impulsar un proyecto competitivo. La verdad es que se pinta difícil, pues entre millonarios aburridos, políticos enojados y los románticos que nunca faltan, el ramillete será bastante amplio. De entrada hay que anotar al gobernador de Nuevo León, al diputado Clouthier, al excanciller foxista, a Margarita Zavala si se desbaratan las cosas en el PAN, y a los demás que se sumen conforme se acerque la fecha.

En síntesis, nos encontramos ante la víspera de una elección que, por primera vez en México, podría definirse, porcentualmente hablando, en cuartos y ya no en tercios de votación. Es una competencia para la que ya todos los interesados están juntando sus piedras para ver cuánto pesan de aquí a un año; entonces decidirán si se inscriben en la carrera o si le endosan su capital político al que mejor les convenga. Recordemos que en nuestro sistema político se puede vivir muy bien de la derrota, y que hay muchos que a eso se dedican.

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado le corresponde a usted.

Fuente: NW Noticias. (Por óscar Armando Herrera Ponce)

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