Londres, Inglaterra (24 de junio de 2016).- En Londres, ayer terminó el proyecto de unidad que tuvo sus primeros impulsos en Europa en 1951 como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.
El 52 por ciento de los británicos votó por que Reino Unido salga de la Unión Europea, mientras que 48 por ciento se pronunció por permanecer.
Al cierre de esta edición, con el 94 por ciento de los votos escrutados, esto implica una diferencia de 845 mil sufragios, de acuerdo con la última actualización del periódico The Guardian.
El proyecto comunitario llevaba demasiado tiempo inmerso en una crisis y el referéndum británico tan sólo ha sido la señal “clara e inequívoca” de que ha llegado el momento de empezar a realizar la cosas de otra manera.
El argumento se escuchaba ayer tanto en Londres como en Bruselas, donde los analistas coinciden en que hoy ya ha amanecido una Europa distinta.
“Los líderes políticos hablan del sueño europeo, incluso de un ejército europeo y hasta de un súper estado federal. Pero todos estos mensajes han dejado de ser atractivos. Los ciudadanos perciben cada vez más la UE, que no Europa, como un ente buro- crático y distante ajeno a sus problemas. Ha llegado el momento de cambiar el rumbo”, dijo a La Razón Vicenzo Scarpetta, analista político de Open Europe.
“¡Está amaneciendo en una Gran Bretaña independiente!”, dijo el líder del Partido Independencia de Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, ante los vítores de sus seguidores en la fiesta de campaña del bando partidario de salir del bloque.
“¡Que el 23 de junio pase a la historia como nuestro nuevo día de independencia!”, exclamó.
Con el resultado a favor de una salida de la UE, conocida como brexit, Gran Bretaña se convierte en el primer país importante que decide abandonar el grupo, que evolucionó de las cenizas de la guerra cuando los líderes europeos trataban de establecer lazos y evitar hostilidades en el futuro.
Al fin y al cabo, los expertos vienen advirtiendo desde hace tiempo de unas reformas que van más allá de las reclamaciones que David Cameron puso encima de la mesa en la interminable cumbre europea de febrero.
Las autoridades de instituciones como el Fondo Monetario Internacional, la Reserva Federal estadounidense y el Banco de Inglaterra advirtieron de que la salida de la UE tendría consecuencias en la economía mundial, que se está recuperando despacio de la crisis económica global que inició en 2008 en Estados Unidos.
La libra había subido en un principio cuando los sondeos de salida y dos encuestas de opinión situaron a la permanencia como ganadora y dos destacados partidarios de abandonar la UE dijeron que el bando proeuropeo parecía haber ganado.
Sin embargo, la divisa británica sufrió entonces una de las mayores caídas de su historia en un sólo día, perdiendo más de un 10 por ciento en seis horas, desde aproximadamente 1.50 dólares, para quedar por debajo de 1.35 dólares, cuando los resultados iniciales apuntaron a una sólida posibilidad de que Gran Bretaña abandone la UE.
Ayer hubo vencedores y vencidos. Y no son precisamente euroescépticos y eurófilos.
Los primeros son aquellos que, independientemente de lo que haya ocurrido en las urnas, ya han ganado. Los segundos son los que ya perdieron. Uno de estos últimos es el mismísimo David Cameron, quien en 2013 prometió en su campaña la realización de la consulta, para ganar afinidades dentro de los partidos más conservadores.
Pero, lejos de unificarlos, la campaña dejó al Partido Conservador sumido en una auténtica guerra civil y muchos dudan de que el premier sea la persona adecuada para traer la paz.
La dificultad para este consenso ha quedado de manifiesto con la actual crisis de refugiados, uno de los aspectos también protagonistas con el referéndum. Por un lado, está el grupo de países dispuestos a tomar en serio a la canciller alemana Angela Merkel, que lleva meses pidiendo una solución europea.
Por otro, la cada vez más larga lista de naciones que han optado por desafiar a la Comisión con respuestas unilaterales.
El control de las fronteras y la recuperación de la soberanía nacional son argumentos que se escuchan no sólo en Londres sino por todo el continente europeo.
“A este respecto considero que la UE debería ser más pragmática. No es nada malo repatriar determinadas competencias. Bruselas se debería encargar de los temas más importantes a los que hay que dar un mensaje común, como la inmigración, la economía y medio ambiente. Pero luego hay cosas que deberían retomar los parlamentos nacionales”, dijo a La Razón Vicenzo Scarpetta, analista político de Open Europe, think tank»
El modelo que plantea Scarpetta, más que una Europa a dos velocidades, es una “Europa de círculos”.
“El círculo mayor que abarca todo representaría el Mercado Común, el verdadero pilar de la UE, y el círculo menor de dentro, aquellos países que quieren mayor integración y están en la eurozona”, recalcó.
Tras 22 años, termina la unidad del ‘club’.
Bruselas, Bélgica.- No se puede construir Europa sin europeos que quieran participar en ella. Ésta es una afirmación ampliamente reconocida en los pasillos de la Comunidad, en Bruselas, tanto dentro como fuera de micrófono.
El propio Jean Claude Juncker, al asumir su cargo como presidente del Ejecutivo del grupo de los 28 en 2014, aseveró que lideraba la Comisión de la “última oportunidad”.
Los resultados de la consulta de ayer en Reino Unido sobre la continunidad en el club europeo exhibieron ese abismo que la “burbuja” en la cual viven los líderes comunitarios les impedía asimilar a pesar de las insistentes señales como las de la crisis migratoria, que no han servido sino para echar más leña al fuego que han prendido los euroescépticos.
En los próximos días, el análisis y la autocrítica centrará los discursos de los líderes europeos, pero todo indica que los federalistas, que apuestan por grandes pasos de integración, han perdido una primera batalla y que la Unión Europea se sumirá en el letargo, al menos, hasta que el calendario electoral de 2017 permita adivinar quién ocupará la Cancillería alemana y el Elíseo.
Después, nada está decidido. La UE deberá intentar seducir a sus ciudadanos, pero los responsables de las instituciones comunitarias no saben todavía si con un repliegue en sus intentos centralizadores o intentando articular un nuevo discurso capaz de ilusionar.
Bruselas ha intentado aparentar calma en las últimas horas y se ha sumirá en el letargo.
El Europarlamento también va dividido.
Un grupo de integrantes del Europarlamento, del bloque conservador, manifestó su apoyo al líder de su partido y primer ministro, David Cameron, tras el referéndum de ayer, que dividió al instituto político en euroescépticos y proeuropeos.
El primer ministro, quien encabezó la campaña Remain”(Permanecer) perdió durante las campañas a amigos y colaboradores cercanos como el ex Ministro de Educación, Michael Gove, quien fue un defensor del Brexit (salida de la Unión Europea).
Entre los signantes se encuentran prominentes políticos como el exalcalde de Londres, Boris Johnson, quien encabezó la campaña Leave (Salida).
Los 84 diputados tories agradecieron al primer ministro por la oportunidad que dio al “público británico de decidir su destino el 23 de junio de 2016.”
La campaña, que tuvo una duración de cuatro meses dividió a los conservadores con acusaciones al primer ministro de encabezar el llamado “proyecto del miedo”.
Primer Ministro David Cameron renuncia tras triunfo de salida de Reino Unido de la UE.
El primer ministro del Reino Unido, David Cameron, renunció al cargo después de seis años para dar paso a un liderazgo “fresco”, tras el referéndum donde los electores votaron por una salida de la Unión Europea (UE).
Cameron anunció en las afueras de la residencia oficial 10 Downing Street que permanecerá al frente del gobierno hasta octubre cuando se realice la convención del Partido Conservador.
“El país necesita un liderazgo fresco… Voy a tratar de enderezar el barco pero no creo que sea correcto para mi ser el capitán que conduce al país a su siguiente destino”, aseguró el político conservador visiblemente emocionado.
Cameron, quien convocó al referéndum en febrero pasado y encabezó la campaña “Remain” (Permanecer), perdió la consulta pública en un resultado inesperado en el que 52 por ciento de los británicos votó por salirse de la Unión Europea.
“La voluntad de la gente es una instrucción que debemos respetar…No debe haber duda sobre este resultado”, dijo.
Señaló que antes de irse preparará una negociación con la UE, “para asegurar que todos nuestros intereses estén protegidos.”
Cameron informó a la reina Isabel II sobre su decisión de permanecer en el cargo hasta la elección de un nuevo líder en la convención de octubre.
Ante la volatilidad de los mercados financieros, el primer ministro señaló que tratará de “asegurar a los inversionistas de que la economía de Reino Unido es fundamentalmente fuerte”.
Fuente: La Razón.