Por Victoriano Martínez
Este jueves los diputados de la LXII Legislatura irán por un tercer intento y darán entrada a una iniciativa que abrirá la opción de otros intentos.
En ambos casos tratan simplemente de atender a sus intereses muy particulares.
Con el nombramiento de oficial Mayor, van por su tercer intento de nombrar a una persona que les garantice el encubrimiento de sus jugadas administrativas para apropiarse de los recursos públicos y que no les vuelva a ocurrir una exhibida como la de reponer su reducción salarial con una partida del doble para presunto pago de asesores, sin que quedara huella.
La iniciativa para otros intentos tiene que ver con incorporar a la Ley Orgánica del Poder Legislativo que se “faculte a los legisladores a solicitar excitativa que exhorte a la comisión o comisiones encargadas del análisis, discusión y en su caso aprobación; a emitir el dictamen correspondiente a las iniciativas que ya hayan fenecido el plazo para tal efecto”.
Una pantalla más en el canal de la simulación legislativa.
Y como la motivación es no salir tan mal en las evaluaciones de Congreso Calificado, ya podrá esta organización incluir un reactivo más a las calificaciones: la capacidad para hacer excitativas.
Simular interés por que se acabe con el rezago legislativo ha dado pie en legislaturas anteriores a pronunciamientos públicos y hasta a comisiones especiales, pero nunca había alcanzado el grado de iniciativa de reforma legal.
Ya sólo falta que los 27 se pongan de acuerdo poner en blanco y negro en su Ley Orgánica un acto de simulación que resultaría innecesario si simplemente se ponen a trabajar como auténticos legisladores y no grillos que se esfuerzan por parecer lo que no tienen ni voluntad ni capacidad de ser.
Van por el tercer intento con la Oficialía Mayor y por darle entrada a este intento de simular que trabajan en su labor esencial.
¿Algún día intentarán ser verdaderos diputados?
