La inseguridad y la terca realidad

Por Victoriano Martínez

Quizá sí haya peor ciego que aquel que no quiere ver: la ceguera por autocomplacencia de autoridades responsables de combatir la inseguridad que provoca que lejos de que se atienda el problema como se requiere mantenga su tendencia creciente. La población pierde y el miedo aumenta.

El de la inseguridad no es un problema sobre el que se puedan presumir cifras a la baja o lamentar el aumento en la comisión de ciertos delitos. Cuando prácticamente se ha normalizado ver noticias sobre homicidios en diarios y noticieros, son los crímenes de alto impacto que cada vez se vuelven más frecuentes los que realmente inciden en la percepción de inseguridad.

Otro elemento indicativo de un mayor grado de inseguridad lo representan los protagonistas involucrados en los hechos de violencia y hasta de faltas menores. No es lo mismo una ejecución entre grupos criminales que una en la que los delincuentes eliminan a un elemento policíaco.

La ejecución la semana pasada de Héctor Mayorga Muñoz, director de Peritos de la Guardia Civil Estatal en la Zona Media, es el caso más reciente de atentados contra policías que deja en la población la sensación de que si el crimen puede alcanzar a esos niveles, en el resto cualquiera está expuesto con mayor riesgo.

Prácticamente como secuela del homicidio de Mayorga Muñoz se da un enfrentamiento en el que elementos de la Guardia Civil dan muerte a diez hombres y tres mujeres en el municipio de Rayón en una presunta batalla en la que ningún policía resultó lesionado, y sin que se informe sobre las razones de tan impactante resultado.

Presentar a un alcalde como delincuente, como lo hizo la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana estatal en un comunicado con el de Mexquitic, José Hilario Leal Quistián, para que al día siguiente éste desmienta lo informado y diga que se aclaró lo sucedido son hechos que dejan más dudas en la población sobre en manos de quién está la seguridad y la administración pública.

El exalcalde de Tamasopo Salvador Norato Franco y hermano Erick Alejandro fueron levantados por un grupo armado que entró a su vivienda la madrugada de este jueves. Un caso más de los alcances que pueden tener los grupos delincuenciales que exhibe el grado de vulnerabilidad en que se encuentra toda la población.

Un panorama que dista mucho de proyectar condiciones que den confianza en la población sobre el combate a la inseguridad, por mucho que se pretenda hablar de cifras alegres para contrarrestar la falta de resultados.

“Hoy hay mano dura, hoy hay gobierno duro, hoy hay resultados, y se ve en la disminución de los homicidios dolosos de delincuencia organizada que han bajado 33 por ciento y no son una cifra mía, es cifra de México, es una cifra incluso de los Estados Unidos”, aseguró el gobernador Ricardo Gallardo Cardona este jueves, con actitud autocomplaciente.

De ser real su afirmación, en el mes de junio –su noveno mes como gobernador– el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) –cifras de México– habría reportado sólo 27 homicidios dolosos y no los 73 que aparecen en su reporte de víctimas (página 26).

Lejos de haber reducido en un 33 por ciento los 41 homicidios dolosos registrados en septiembre de 2021, el último mes del gobierno de Juan Manuel Carreras López, de acuerdo con el reporte de víctimas del SESNSP (página 26) para junio de este año los casos se habían incrementado en un 78.04 por ciento.

Si es a partir de diagnósticos tan autocomplacientes como se definen las estrategias de seguridad, grave. Si se trata de declaraciones que buscan generar confianza en la población, aunque se mienta, más grave. La terca realidad está más cerca de la población que la propaganda gubernamental.

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