Primer informe: mucho más que culto a la personalidad

Por Victoriano Martínez

Los ceremoniosos informes de gobierno prácticamente nunca han sido un acto de rendición de cuentas, sino grotescos rituales de culto a la personalidad. ¿Por qué habría de esperarse que el de Ricardo Gallardo Cardona fuera diferente cuando en su primer año como gobernador no hubo inversión gubernamental que no fuera para alimentar su ego y/o promover su imagen?

El 21 de septiembre de 2018 lo debe recordar muy bien Gallardo Cardona, y no por haber leído las gacetillas sobre el tercer informe de su antecesor Juan Manuel Carreras López presentado el día anterior con la infaltable ceremonia faraónica de culto a la personalidad, sino porque en esa misma fecha se presentó su libro Pigmalión en la Comunidad.

“La apasionante vida de un hombre joven que está llamado a marcar un hito en la historia política de México”, reza la descripción del contenido del libro en su portada. Un antecedente que inscribe el faraónico acto de esta noche como un capítulo más de esa estrategia definida desde entonces, marcada por la confianza en el poder de las expectativas artificiosamente creadas.

Hoy no habrá informe, aunque se le llame “Primer informe de resultados”. Mucho menos habrá rendición de cuentas, porque de lo que se trata es de dar continuidad al cuento de hacer creer que, con dádivas engaña bobos sin ton ni son, obras de relumbrón y espectáculos gratuitos se le puede hacer creer a la población que se atienden sus necesidades esenciales.

Cuando el 7 de noviembre Gallardo Cardona anunció su primera gira de los programas sociales cuando sólo se trataba de su primer recorrido de promoción personalizada basada en la entrega de despensas, corrigió y le cambió el nombre por el de gira de las becas alimentarias, y fue más lejos:

“Es la primera vez que voy a ir a entregarlas y la última vez que lo haré yo personalmente, porque después ya esas becas van a llegar directamente a las casitas de todas las personas, ya no se les pedirá que vayan a algún lugar a recogerlas”, aseguró en un video en el que anunció su Nuevo Plan de San Luis.

Entonces anunció como su idea original enviar una iniciativa para dar carácter constitucional a los programas sociales, a pesar de que desde mayo de 2020 ya se encuentran en la Constitución federal. Apenas hoy, 321 días después, el pleno del Congreso del Estado dará entrada a esa iniciativa (página 63) que, por cierto, revela cifras que muestran lo cortos que se han quedado sus programas sociales.

Estima que hay 480 mil 49 personas con carencias alimentarias, 428 mil 657 personas con discapacidad y 255 mil 422 personas adultas mayores. No menciona estimación sobre el número de madres solteras.

Tan sólo en el caso de los adultos mayores y las madres solteras el programa alcanzó para 12 mil 742 (6 mil 371 a adultos mayores y 6 mil 371 a madres solteras). Con sus propias cifras, su gira de las becas a los adultos mayores resultó una burla para 249 mil 51 personas a las que hizo creer que tendrían el beneficio.

Una circunstancia que degrada el programa social a una dádiva-pretexto para su promoción personalizada con tal despliegue propagandístico que engaña a un amplio sector, especialmente a la población más vulnerable ante el despliegue publicitario avasallador. Actos ilusorios presentes en prácticamente todos sus programas sociales.

Algo similar pasa con las obras de relumbrón. Un ejemplo: la renovación del Anillo Periférico –que sin ninguna formalidad renombró como Circuito Potosí–. Si recorre la parte sur, la que usan los empresarios para llegar a la zona industrial, le causará una buena impresión. Pero cuidado si va a recorrer la parte norte, porque los baches y tramos deteriorados siguen igual.

Hoy se cumple un año de que Gallardo Cardona bautizó lo hecho por los gobiernos anteriores como la herencia maldita y, sin embargo, en doce meses lejos de inventariar lo heredado y actuar para recuperar el inmenso saqueo del que habló, sólo hay tres exsecretarios vinculados a proceso y una liberada por la devolución de 22 millones de pesos. Otra expectativa en la que se queda muy corto.

Gallardo Cardona afirma que será un informe diferente, pero no es más que otra expectativa en la que se quedará corto. Su vocación de opacidad demostrada en doce meses de ocultamiento de los gastos de sus obras insignia hace anticipar que no habrá información sino presunción.

Exagerar lo hecho a golpe de propaganda para potenciar el poder de sus expectativas con la intención de atender su “llamado a marcar un hito en la historia política de México” hacen prever que el de hoy, como el de sus antecesores, no será un informe sino un rito de culto a la personalidad… con la agravante de volver todo –como nunca– una promoción personalizada.

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