“Yo quiero estar fuera de este lugar”

Por Victoriano Martínez

A tres años de la aprehensión de Alejandro N., luego de su intento por fugarse al buscar protegerse en las instalaciones del Club Deportivo Potosino, el exfuncionario acusado de violación de un menor de edad muestra entre una urgencia y una desesperación similar a aquella… ahora confiado en que sus presiones sobre el Tribunal de Enjuiciamiento Colegiado pronto lo dejarán libre.

Cuando se citó para el 2 de junio el inicio del juicio 35/22 con apenas unos cuantos días de anticipación para la representación del menor de edad afectado, la primera sospecha fue que ya se tenía todo arreglado para que Alejandro N. fuera liberado.

El aplazamiento del inicio del juicio para el 4 de julio abrió otro elemento de sospecha: se especuló que la defensa buscó que la víctima alcanzara la mayoría de edad para que ya no se le tratara conforme a los protocolos para un infante pero, además, para poder encaminar la defensa a reclasificar el delito de violación a estupro y así el imputado pudiera alcanzar la libertad.

Si bien el Tribunal mantuvo la tutela de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (PPNNA) para el menor víctima a pesar de ya contar con 18 años, pronto comenzó a dar señales de no cumplir con la obligación de privilegiar el interés superior de la niñez al anteponer sus vacaciones y aplazar las audiencias del juicio.

Una insensibilidad por parte de los juzgadores que aparentemente comparte Olga Regina García López, presidenta del Supremo Tribunal de Justicia del Estado (STJE), quien consideró que los aplazamientos no vulneran a la víctima, luego de que cuatro más recientes aplazamientos, incluido el de ayer, aparentemente han sido responsabilidad del Poder Judicial.

En julio fue por el periodo vacacional del Poder Judicial, después se argumentó la falta de disponibilidad de las salas, en el tercero por el contagio de covid-19 de uno de los jueces, y ahora porque uno de los jueces tenía agendado otro juicio oral que estaba por comenzar.

El representante en suplencia de la víctima, adscrito a la PPNNA, el organismo especializado consideró el nuevo aplazamiento como un agravio que transgrede los derechos de la víctima. “Cada vez más se atrasa y más se aplaza y va contra los intereses del niño”, dijo.

Hasta ahora, el efecto de los aplazamientos –así se originaran en situaciones del propio Poder Judicial– sólo representaba una prolongación –tensión incluida– de la espera de la víctima por que se le haga justicia. Para la defensa de Alejandro N. y él parecían pausas que les permitían una mayor preparación de testigos para reforzar los embates contra la dignidad de la víctima.

Sin embargo, este jueves algo pasó. Quizá Alejandro N., después de los aplazamientos promovidos abiertamente por la defensa, en esta ocasión no lo esperaba porque no era parte de la estrategia de sus abogados y por eso reaccionó tan molesto.

“El que está aquí detenido soy yo (…) yo quiero estar fuera de este lugar”, fue el reclamo que hizo Alejandro N. a los jueces tras declararse el nuevo aplazamiento. Prácticamente les dio instrucciones para que no volvieran alterarle la expectativa con lo que llega a las audiencias.

Una actitud muy similar a la que hace tres años lo llevó a buscar refugio para evadir la prisión a un recinto muy representativo de su clase social, y que ahora parece dejar ver que mientras los aplazamientos fueron producto de las presiones ejercidas para aceitar su defensa encaminada a una liberación pactada con los jueces no le molestaron.

Un reclamo de quien prácticamente ya se siente libre porque así lo pactaron pero que no sale porque no le han cumplido.

“El que está aquí detenido soy yo (…) yo quiero estar fuera de este lugar”, les dijo a los jueces en un tono en el que poco faltó para que soltara un ¡pues en qué quedamos!

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