Atentados contra la dignidad

Carlos Rubio

México está entrando a una etapa en la que deja de importar la dignidad de las personas, todo con el objetivo de que un político pueda subir su muy baja autoestima y con ello “muestre músculo” contra otro político de mucha más baja autoestima. Una disputa que se lleva a cabo en los más pobres niveles intelectuales, donde el aplauso y las alabanzas en vez de ser genuinas, se consiguen a través de la necesidad de niñas, niños, mujeres, hombres, ancianas y ancianos.

“Si ustedes me apoyan, vienen muchas cosas que van a traer, van a regalar, pero siempre y cuando a las personas que veamos que realmente les interesa apoyar. Como ahorita vienen ventiladores, si nos dan ventiladores, que es seguro que nos los den, van a ser los primeros a los que les vamos a dar”, dijo una mujer en un audio enviado a través de un grupo vecinal de WhatsApp en San Luis Potosí.

El evento en cuestión fue la celebración de los dos años del triunfo de Ricardo Gallardo Cardona como gobernador del Estado, en donde también se promocionó la figura de Manuel Velasco como precandidato de Morena a la presidencia e México; todo esto en las instalaciones de la Feria Nacional Potosina.

Es obvio que el acarreo de personas no se inventó ayer ni Gallardo fue el primero en usarlo en San Luis Potosí; aunque sí es su responsabilidad seguir replicando este modelo. Al menos en México y recientemente, no hay un solo político que haya tenido éxito que no haya usado esta vil táctica para mostrarse poderoso frente a sus contrincantes y crear la idea de que hay miles de personas que lo siguen a todas partes.

Ni si quiera Andrés Manuel López Obrador que goza de una inmensa cantidad de seguidores incondicionales, podría jactarse de no acarrear gente. Todos, absolutamente todos lo hacen; sea Morena, el PRI, el PAN, el Verde, los naranjas y… ¿existen otros?

La realidad es que ni una sola persona quiere gastar seis horas de su vida escuchando y aplaudiendo a un político carente de materia blanca y materia gris. Y es ahí cuando entran las condicionantes que atentan contra la dignidad de la gente.

La mujer en el audio que invita al evento de gobernador ofrece ventiladores, ¿qué bajo no? En plena ola de calor que atraviesa San Luis Potosí con temperaturas que nunca antes se habían sentido; cuando hay familias que no pueden darse el lujo de comprar un ventilador porque tienen que alimentar cuatro, cinco o seis personas.

Y ni si quiera es culpa de la mujer del audio. Ella solo forma parte de una cadena de personas a las que les ha sido trastocada su necesidad y se ven obligadas a formar parte de esto para sobrevivir. Esta pirámide culmina en su parte más alta con el político y sus patrocinadores, dígase partidos, empresarios, gobiernos, etc.

En todo evento proselitista se encuentra a la pareja de adultos mayores que acudió porque les condicionaron sus programas sociales. La mujer que asistió porque le prometieron dinero para la educación de su hija. La familia a la que le van a entregar una despensa por cada hijo presente.

La mayoría no sabe ni por qué está ahí, qué se celebra, a quién va a ver, por qué carga un cartel, por qué viste de verdeguindaazulamarillonaranja, entre otras cuestiones que ni si quiera vale la pena conocer.

En tiempos en los que los derechos humanos ocupan cada vez más la agenda diaria, es lamentable que la política de los grupos que buscan consolidarse o seguir ocupando espacios en el gobierno tenga como principal pilar el acarreo de personas.

Las formas de hacer política han cambiado, el modo en el que se promociona un candidato ha evolucionado, el debate público en torno a las acciones de los funcionarios se vuelve cada vez más fuerte –cuando se hace con rigor–, entonces, ¿por qué no se termina con esa lamentable práctica de acarrear personas condicionadas por sus necesidades básicas de subsistencia?

Alguien que aspira a un cargo en la administración pública debe ser consciente de que llega a servir y velar por el bienestar de las personas, y lo primero que debe garantizarles es su dignidad, ¿cómo? Dándoles los elementos necesarios para subsistir, sin que estos se encuentren condicionados al apoyo electoral.

No hay que olvidar: no se le debe nada a ningún político, todo lo que entregan viene de impuestos que todos los mexicanos pagan.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública.

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