El alcalde del cemento

Carlos Rubio

Durante toda su campaña, Enrique Galindo Ceballos se vendió como el experto en seguridad que San Luis Potosí necesitaba. Hizo eco de su amplia experiencia en el servicio público; desde haber dirigido el combate a la delincuencia en el estado, hasta encabezar la estrategia nacional con Enrique Peña Nieto. Su amplia gama de condecoraciones convenció a 143 mil 630 electores. Pero hoy, con más de dos años en el cargo, su narrativa cambió.

Son casi innombrables (por no decir inexistentes) los logros en seguridad de este trienio. Para ser la materia principal en la que se desenvuelve el alcalde, la realidad es que ha quedado a deber muchísimo. Ninguna de esas condecoraciones internacionales se vio reflejada en la capital.

Seguramente, para inflar tantito las cifras, hasta van a querer calificar como logro aquella negativa de un policía a recibir la “mordida” de unos déspotas ciudadanos que querían evitar el corralón y la infracción (porque bien sabía que todo lo que hacía y decía estaba siendo grabado).

Ya enfilados también van a agregar la muy dudosa compra de patrullas, de la cual en un inicio ocultaron el monto y el proveedor.

El aparato de comunicación social del gobierno de Enrique Galindo supo redirigir muy bien la atención hacia las obras públicas y principalmente hacia el tema del agua, que si bien es una situación preocupante, es una realidad que fue exagerado por la administración para quitar la vista del tremendo fracaso en el combate a la inseguridad.

Y aunque mucho presumen de obras públicas, la verdad es que este gobierno se dedicó más a tapar baches que a hacer grandes cambios en materia de movilidad. La obra más trascendental será el paso a desnivel en Cordillera de los Alpes e Himalaya, que a lo mucho reducirá unos 10 minutos el tiempo de traslado en esa zona, mientras que los demás puntos de la ciudad seguirán colapsados en horas pico.

En poco tiempo el alcalde pedirá licencia y nunca se decidió sobre la ciclovía de avenida Venustiano Carranza. Celebramos que se mantenga y se le dé su espacio a este medio transporte, pero este tema en particular no es más que la muestra de un presidente municipal evasivo que no resolvió. Ni se llevó a cabo el famoso sistema para conectar las ciclovías ni se les regresó su estacionamiento a los comerciantes inconformes. Nada de nada.

Quizá ahora en campaña Galindo se vuelva a subir a su bicicleta e intente fingir nuevamente que llega a la Unidad Administrativa Municipal en ella, para ver si convence a uno que otro distraído.

El paso a desnivel en El Saucito se convirtió en su mayor dolor de cabeza, que aunque insista en querer llevar a cabo, es casi imposible que los habitantes y vecinos se lo permitan, por mucho que se necesite alguna obra de esa magnitud para desahogar el tráfico.

Lo demás es la pavimentación de algunas calles y la rehabilitación de algunas otras (¿de verdad urgía intervenir Carranza?), cosa que hicieron todos sus antecesores y seguirán haciendo sus sucesores. Tampoco se ocupan tres doctorados para contratar a una empresa que arregle las calles.

Fuera de eso solo se pueden presumir los millones de metros cuadrados (re)pavimentados, por quien prometió una ciudad más segura y entregó prácticamente la misma y hasta en peores condiciones.

No se le pedían milagros, es obvio que la inseguridad tiene una tendencia creciente a nivel nacional, que ha sido casi imposible detener, sin embargo, ese era su plus y su promesa durante la campaña, y el fracaso es evidente.

Tampoco hay que satanizarlo, Enrique Galindo no pasará a la historia como el peor alcalde de San Luis, pero sí podemos colocarlo en el mismo montón que se encuentra Xavier Nava y hasta Mario García, es decir, entre los que pasaron sin pena ni gloria.

Hoy en día la defensa de Enrique Galindo para justificar su fracaso es decir que la principal preocupación de la ciudadanía dejó de ser la inseguridad y ahora es el agua.

Podría ser cierto, pero la realidad es que la inseguridad no desapareció, solamente se hizo más grande la lista de problemas sin resolver de la ciudad: seguridad, agua y movilidad.

Si la ciudadanía se da cuenta de que de nada ha servido la gestión de Enrique Galindo, es muy posible que se le castigue en las urnas y se frustre su deseo de reelección junto con su plan hacia la gubernatura en el 2027.

En ese caso, probablemente sea Sonia Mendoza la que se convierta en su verduga en los próximos meses, porque si algo ha sabido hacer la corriente gallardista que hoy la cobija, es sepultar a sus adversarios una vez que dejan el poder (y a uno que otro que aún lo ostentaba).

De ocurrir tal catástrofe para Galindo, no serán más que las consecuencias de su administración enfocada más en promover su imagen que en resolver los problemas de una ciudad dolida.

La factura por pasar de ser el alcalde de la seguridad a ser el alcalde del cemento.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.

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